Eterno resplandor de una mente sin recuerdos

Por Adrián Brecha

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha intentado amar y ser correspondido. Compleja y ardua tarea la de encontrarse con otros. Más allá de que, en un sentido amplio, el amor puede llevarnos a desear una piedra, un perro o un auto, lo que más nos desvela es disfrutar de nuestras pasiones sin terminar heridos y viendo una comedia a las 3 de la matina.

La historia del amor no es muy rosada que digamos. Reyes, sacerdotes, guerreros, médicos, banqueros, notarios: todos lo encuadraron, normalizaron, reprimieron, encarcelaron, violentaron. No siempre fue una partida de placer. Durante largo tiempo reinó el orden moralistón de lo sexual, que ejercía una verdadera opresión sobre la vida privada. Aún en estos últimos días la iglesia local desempolva sus recomendaciones de cómo y para qué uno “debe” amar. Pasaron muchos siglos, el estallido se produjo recién en el mayo francés: ¡Prohibido prohibir! ¡Gocemos sin trabas! ¡Hagamos tabla rasa del pasado puritano! Todos desnudos, con flores en el pelo, los porros van pasando de mano en mano, y también las parejas. Es el paraíso en la Tierra. La religiosa mirada del sexo en su revés. Prioridad absoluta del placer. Orgasmo obligatorio.

Pasaron siglos, revoluciones, innovaciones tecnológicas y, sin embargo, sostener una pareja (con o sin matrimonio) es más difícil que salir de la crisis financiera. Es por eso que intentaremos darles 5 fullerías para sobrellevarlo:

1. El amor debe combatir ese monstruo que lo devora todo: la costumbre. Si es necesario puede recurrir a pelucas o juegos. Evite la generala y el scrabel.

2. El cambio de roles puede traerle diversos placeres, aunque dolorosos. Pruebe antes con el cambio de nombres.

3. El cine es una usina de ideas para sobrellevar la monotonía. Pero de ninguna manera emule a Mickey Rourke en Nueve semanas y media. La miel suele ser muy pegajosa.

4. Los striptease suelen ser muy atractivos, pero piénselo bien, no sea ridículo. Ya tenemos demasiado con Tinelli.

5. ¡Amar es un trabajo! Entendiendo los diversos problemas que existen con los gremios, es bueno llamar a una conciliación voluntaria.

Publicado en Pausa #30, 5 de diciembre de 2008.
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