Esquizodiálogos con Adrián Brecha

Hoy: el Mundial, el Parque Alberdi, Griesa y los
sexatarianos.
—¿Quiere que hablemos del Mundial?
—Usted sabe perfectamente que para mí el fútbol es el opio
de los pueblos, para qué gastar palabras, esbozar una idea en relación a un
deporte injusto y emocional que carece de lógica. Muchas veces en un partido un
equipo hace todo el desgaste y por fortuna el contrario termina llevándose los
tres puntos.
—Yo creía que el opio de los pueblos era la religión. La
religión como un sedante...
—¡Exacto! El Mundial es un clonazepam en ayuno que crea una
realidad ilusoria en la sociedad. Hablar de la copa del mundo es contribuir a
evadir al ser humano de la realidad cotidiana, detrás de ella se ocultan los
verdaderos intereses  del capitalismo.
—En ningún momento le dije que habláramos del Parque Alberdi
y las cocheras, tampoco me ponga esa cara de Griesa. Mucho gregre, pero bien
que después se revienta la garganta gritando los goles agónicos y termina
abrazado a gente que no conoce. El fútbol no es la última cena convocada por
caníbales en la que Judas se niega a participar porque es vegano. El fútbol es
como el alcohol en una fiesta: es un lubricante social.
—Estimado, le falta la música de fondo y es una publicidad
mundialera. Usted se preguntó alguna vez si un celíaco puede comulgar, es decir
comerse la hostia...
—No me meta en situaciones sin gluten, que nombre a los
veganos no me hace un especialista en sexetarianos.
—Habría que preguntarle al Papa Francisco.
—No me lo nombre al Papa que para mí es mufa. Si no,
pregúntele a Grondona.
—¿Qué son los sexatarianos?
—Vegetarianismo llevado a la cama. Gente que no tiene
relaciones íntimas con personas que consumen alimentos de origen animal o
derivados como leche, miel o queso. Estos tipos y tipas dicen que su dieta les
hace menos propensos a padecer ciertas enfermedades de corazón, derrames
cerebrales, diabetes, obesidad o cáncer, y que al estar más sanos, tienen más
energía disponible. La razón de esta elección, además de ética, es que, a
través de los fluidos corporales se transmiten todos esos subproductos
presentes en la carne animal que ellos tratan de evitar.
—Otra vez me quiere llevar al tema del mundial y empieza a
hablar como Wikipedia. Lo único que le falta es que me responda en 140
caracteres.
—Si pudiera le diría: “Obvñzfhnhxds”. El ateísmo
futbolístico es pura hipótesis sin pruebas, dogmática e incapaz de superar la
fe en el gol.
Publicada en Pausa #136, miércoles 25 de junio de 2014

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