Entrevista

Variopinta, por Federico Coutaz
“¿Lo que vos escribís te pasó de verdad?”.  Fue su primera pregunta, cuando trajeron la
comida.
El problema siempre es la verdad, no sé muy bien lo que es
la verdad en la escritura. Quien escribe siempre está y no está en lo que
escribe. Somos nuestra memoria, lo que recordamos. También lo que podemos
imaginar. Dentro de algún tiempo, por ejemplo, no vamos a recordar lo mismo de
este encuentro, mañana mismo cada uno va a recordar partes distintas, después
puede que uno o los dos lo olvidemos y la verdad no va a estar del lado de
ninguno. Nuestra memoria es un relato, somos el relato que nuestra memoria
hace. Por eso, aún el que escribe metódicamente su biografía, está y no está en
lo que escribe, y la verdad, quién sabe.
Por otra parte, los mecanismos o las herramientas con los que
nuestra memoria construye el relato que somos, de alguna forma son de la misma naturaleza
de los que echamos mano cuando escribimos cualquier relato, pretendidamente
ficticio o autobiográfico.
Se non e vero e ben trovato (si no es verdad, al menos está
bien contado) dicen o decían los italianos, ante una anécdota ligera de
verosímil; no está mal. Sin embargo, creo que es engañosa la recurrente
sentencia según la cual la realidad siempre supera a la ficción, a mí me parece
que desde Las mil y una noches y el Quijote, la realidad es siempre más pobre
que la ficción. La ficción es como una droga que nos permite que la realidad
sea un poco más intensa, un poco más vital, más habitable.
Cuando yo escribo –y sobre todo cuando yo leo–, para mí
funciona el refrán italiano, pero al revés: si está bien contado es verdad.
Sonrió. Después nos fuimos a un telo cerca de la terminal de
Rosario. Después escribí esto.
En Pausa #140, miércoles 27 de agosto de 2014. Pedí tu
ejemplar en estos kioscos.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí