Una fortuna por calentar la silla

En 2014, solamente uno de los tres senadores nacionales por
Santa Fe, Giustiniani, participó activamente de las sesiones. Los otros dos,
Reutemann y Latorre, sólo cobraron.
Con esta nota se da inicio a una serie de artículos sobre el
desempeño de nuestros representantes en el Congreso durante los debates del
corriente año, comenzando por la Cámara Alta. Se tomó como fuente las versiones taquigráficas
que constan en la página oficial del Senado.
El Lole jura sobre la Biblia. En 2014 no pronunció ni una sola palabra en el recinto y se opuso sistemáticamente al gobierno nacional.
Entre el 28 de febrero y el 30 de octubre pasados, la Cámara de Senadores tuvo 20
reuniones. En tres de ellas (la sesión preparatoria y dos asambleas) no había
lugar para el debate; en las 17 restantes, sí. Rubén Giustiniani intervino en
14 de estas últimas, mientras que a Carlos Alberto Reutemann no se le escuchó
la voz en el recinto ni una vez en el corriente año, y Roxana Latorre
pronunció, literalmente, cinco palabras.
El que labura
El socialista Rubén Giustiniani integra el interbloque
FAP-UNEN en el Senado de la
Nación. Asistió a 19 de las 20 sesiones relevadas, y
participó en prácticamente todas las discusiones trascendentes del período
legislativo vigente, con dos excepciones: en el tratamiento del Régimen para la Explotación de
Hidrocarburos estuvo ausente y antes del informe del jefe de Gabinete del 6 de
agosto se retiró, con el resto de la oposición, para manifestar su repudio ante
la presencia de Amado Boudou al frente del cuerpo.
En las otras dos oportunidades en que Jorge Capitanich se
presentó este año, Giustiniani le reclamó por el puente Santa Fe-Santo Tomé,
por la compensación prometida por la
Nación sobre la ruta 19, y por la deuda del Ejecutivo
nacional con la Caja
de Jubilaciones santafesina. Además, criticó la política económica central,
sobre todo por la inflación.
Cuando la
Cámara Alta aprobó el convenio con Repsol por la estatización
de YPF, el senador socialista cuestionó que nuestro país terminara pagando
5.000 millones de dólares a la empresa española. Tampoco acompañó la
restructuración de la deuda extranjera, porque, en su opinión, el proyecto no
permitía recuperar “la soberanía perdida”. No obstante, hizo su propia
propuesta, que planteaba convocar a los tenedores de títulos y conciliar
condiciones con ellos.
A la hora de debatir el presupuesto 2015, justificó su
negativa al texto del Ejecutivo haciendo especial hincapié en la inflación y
sus consecuencias en la macroeconomía; apeló a la necesidad de implementar una
postergada reforma tributaria que contemple gravar la renta financiera y
modificar el IVA; se refirió a la distorsión en la asignación de subsidios y
también aseguró que el gobierno central no cumple con la Ley de Coparticipación
Federal.
A la Ley
de Abastecimiento también la votó en contra, por considerar que “en las
góndolas no hay desabastecimiento, sino aumento de precios”. En ese sentido,
insistió, “la cuestión a abordar es la inflación”. En la misma sesión se opuso
a la implementación del observatorio de precios pretendido por el kirchnerismo,
pero se manifestó a favor de la creación de un fuero de consumidores.
En tanto, hubo dos proyectos ingresados por la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner que Giustiniani no dudó en apoyar: el Digesto Jurídico
Argentino y la Ley
de Biodiesel. 
En conclusión, en lo que va de 2014 el representante del
socialismo tuvo asistencia casi perfecta y votó mayoritariamente en contra de
los proyectos del Poder Ejecutivo, pero lo ha fundamentado; y ha calentado tanto
la silla como el micrófono de su banca.
La confusa
“¿Por qué no dan audio?”, preguntó ofuscada Roxana Latorre
el 7 de mayo pasado. Había problemas de sonido en el recinto y ella quería
seguir el debate en curso, aunque sin participar de él, como de ningún otro.
Esas fueron sus únicas cinco palabras del año.
Hasta octubre de 2014, Latorre asistió a 18 de las 20
reuniones de la Cámara
Alta. Se desconoce su opinión sobre los temas tratados.
La legisladora justicialista surgió bajo el ala de Carlos
Alberto Reutemann, que la ha cobijado lo suficiente como para que lleve tres
períodos consecutivos como senadora nacional. En febrero de 2009, como
consecuencia del conflicto por la resolución 125, secundó a su líder y abandonó
el Frente para la Victoria,
conformando el bloque “Santa Fe Federal”. En agosto de ese mismo año volvió a
romper lazos y armó el bloque unipersonal “Federalismo Santafesino”. Sin
embargo, pocos meses después consiguió la reelección en el parlamento gracias a
una recauchutada alianza entre ambos.
Cuando creó su propio espacio (que mantiene al día de hoy),
aseguró: “nadie puede pensar que votaré distinto que Reutemann. El dueño de los
votos y el jefe político es él, y me he manejado siempre con lealtad y
honestidad a su lado”. Su comportamiento este año desmiente abiertamente esas
declaraciones. Latorre apoya sistemáticamente cualquier proyecto kirchnerista.
Reutemann hace exactamente lo contrario. Lo único que tienen en común es que
ninguno fundamenta sus votaciones.
El mudo 
Carlos Alberto Reutemann, titular y único integrante del
bloque “Santa Fe Federal”, asistió a 15 de las 20 reuniones del Senado. Una vez
se ausentó y otras cuatro estuvo con licencia por enfermedad. Como ya hemos
dicho, no pronunció palabra alguna en el recinto en lo que va del corriente
año. Sólo manifestó su postura por escrito en el debate por el presupuesto 2015
(ver aparte).
Si hay que buscar un patrón, el ex piloto se dedicó a votar
en contra casi todo lo que cayó en su banca. Cierto es que la gran mayoría de los
proyectos tratados en 2014 procedieron del kirchnerismo. Probablemente ese sea
el motivo de su oposición acérrima. O no. Quizás cree que cada iniciativa
debatida en el recinto perjudicaba a su provincia. En cualquier caso, 711.000
ciudadanos que lo votaron esperan, desde 2009, conocer su posición. Que no le
suceda lo que en otra trágica ocasión. Que alguien, por favor, haga el bien de
avisarle.
Y un día, el mudo escribió
A horas de que el presupuesto nacional 2015 se convirtiera
en ley, el equipo de prensa de Santa Fe Federal envió un comunicado con la
supuesta “manifestación del senador 
Carlos Alberto Reutemann en la sesión” en la que se debatió dicho
presupuesto. Se daba a entender, de esa forma, que el ex piloto había alzado la
voz en el recinto a favor del territorio que representa. No fue así.
Esa manifestación existió, en efecto, pero sólo como
“inserción”. Las inserciones son textos que quedan adosados a las versiones
taquigráficas, en los que los legisladores sientan posición pero sin participar
de las discusiones parlamentarias; duermen en papel o en versión digital, para
quienes se tomen el trabajo de buscarlas en el fárrago de los intrascendentes
apéndices a las sesiones.
En cualquier caso, fue la única oportunidad del año en la
que Reutemann se expresó en el Congreso. Citamos algunos pasajes de su escrito:
- “No se puede decir sin ruborizarse que en 2015 la
inflación será del 14,5%, y que la cotización del dólar será de $9,45”.
- “En este bochornoso proyecto de presupuesto, a Santa Fe se
le asigna, sobre el total de las obras públicas plurianuales, menos del 2%,
cuando le correspondería un 8,5 %”.
- “Los santafesinos seguimos esperando obras como los
puentes Goya-Reconquista-Avellaneda, y Santo Tomé-Santa Fe; o rutas nacionales
como la 11, la 34 y la 33, cuya licitación fue presentada hace siete años por
Néstor Kirchner”.
- “El Poder Ejecutivo debe cumplir con el piso de
coparticipación federal del 34%, impuesto por ley. Pero transfiere sólo el 28%
y distribuye el resto discrecionalmente, obligando a las provincias no afines a
él, a mendigar los fondos que les corresponden”.
- “La Nación
mantiene una injusta deuda con Santa Fe. Nos sustrae el 15% de coparticipación,
dejando en déficit a la Caja
de Jubilación Provincial”.
- “Santa Fe recibe una indigna cifra como compensación de un
pacto fiscal con el que nada tuvo que ver. Así, una de las cinco provincias que
no se endeudó, ahora no se ve beneficiada... ¡por haber mantenido sus cuentas
en orden!”
- “Este es un presupuesto maquillado, irreal. Sólo es una
autorización formal para que el Poder Ejecutivo haga lo que quiera”.
Publicada en Pausa #146. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
de Santa Fe y Santo Tomé.

Un solo comentario

  1. No soy un partidario de Reutemann, pero creo que la nota esta hecho con un total desconocimiento de la dinámica parlamentaria, por las siguientes razones:
    1. Expresando el voto se expresa una posición, por lo tanto hay un conocimiento de una posición.
    2. Cuando las mayorías son automáticas y los legisladores de bloques mayoritario votan en relación a la disciplina partidaria, las voces disidentes no se escuchan.
    3. El trabajo parlamentario no solo es dentro de recinto, la mayoría de las cuestiones que se disponen en reuniones de comisión y privadas entre los legisladores, allí se "cocina" la real tarea parlamentaria.

    Creo que en caso de buscar criticar o ver puntos flojos de nuestros representantes en sus funciones, debería ser con fundamentos de los que se tenga real conocimiento

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