Los nombres en carrera, a 40 días

Del Sel resultó ser el gran elector en las primarias, pero
debe crecer si quiere llegar a la
Casa Gris. Enfrente, el oficialismo buscará transferir los
votos de Bonfatti a Lifschitz, su candidato.
Hay una foto, en la madrugada del 20 de abril: el escrutinio provisorio. Luego hay una novela confusa, con intrigas que nunca se terminan de
confirmar. Dura casi dos semanas y es un módico boom, teniendo en cuenta que el
tema de fondo –las elecciones primarias provinciales– no es de prime time.
Después hay otra foto: el escrutinio definitivo. Es una imagen casi idéntica a
la primera, pero no termina de borronear la impresión que dejó la novela.
Finalizado el escrutinio, está claro que no hubo fraude sino
una mala gestión en la carga de los datos de las primarias. Mientras se
contaban los votos en la Secretaría Electoral –proceso que demandó nueve
días, dos menos que en 2011–, el gobierno hizo una defensa de manual: “No
conozco ningún país del mundo en el que el oficialismo haga trampa para
perjudicarse a sí mismo”, señaló el gobernador Antonio Bonfatti.
Las denuncias mediáticas de la oposición no se sostuvieron;
el viernes 1º de mayo, a casi dos semanas de las primarias, desde la Secretaría Electoral
anunciaron el final del recuento con tendencias idénticas a las del escrutinio
provisorio, que no tiene ningún valor legal y sólo sirve –como señaló el
constitucionalista Domingo Rondina– para calmar la ansiedad de los medios y los
políticos. Quedó en claro que no hubo trampa: hubo negligencias por parte del
Ejecutivo en la primera carga de datos y una sobreactuación de los candidatos
del PJ y del PRO.
El escrutinio definitivo no arrojó cambios en las tendencias respecto del provisorio. No hubo fraude: hubo errores en la primera carga de datos. Foto: Pablo Bertoldi
Sumadas las 807 urnas que no se contabilizaron en el
escrutinio provisorio –sobre un total de 7.628–, todas las fuerzas políticas
crecieron en cantidad de votos, pero las tendencias no se revirtieron. No
obstante, el conteo final permitió a algunos candidatos superar el umbral del
1,5% para pasar a las generales: un fenómeno que se dio tanto en las categorías
legislativas como en los cargos ejecutivos. Por caso, el candidato a gobernador
del Frente de Izquierda Octavio Crivaro –que, según el escrutinio provisorio,
quedaba afuera de carrera– superó el piso y peleará en junio por la Casa Gris.
El resto, igual salvo en el caudal de votos: el candidato
del PRO, Miguel Torres del Sel, fue el más votado en la provincia y superó los
536 mil sufragios. Mano a mano, le sacó 160 mil votos al socialista Miguel
Lifschitz, ganador de la interna del Frente Progresista con 376 mil votos
contra los 156 mil del radical Mario Barletta. Frente contra frente la
diferencia fue de algo más de tres mil sufragios (en el provisorio esa
diferencia fue de cinco mil votos). En tercer lugar quedó el PJ con los 365 mil
sufragios cosechados por el rafaelino Omar Perotti.
La primera lectura cae de maduro: al oficialismo no le
alcanza con retener los votos de Barletta; deberá ampliar su base si quiere
frenar el avance de Del Sel. Al humorista tampoco le alcanza con conservar sus
votos; quedó demostrado en las últimas elecciones generales que para llegar a la Casa Gris hacen falta,
como mínimo –de acuerdo al actual reparto de fuerzas–, 650 mil votos. El PRO
con 536 mil votos y el Frente Progresista con 533 mil están lejos de ese
mínimo. La clave son los 40 días de campaña hasta las generales del 14 de
junio.
Aunque asoma un escenario de polarización entre la
continuidad que propone Lifschitz y el cambio que promete Del Sel, Perotti se
quiere colar a la fiesta electoral. El diputado nacional y candidato del Frente
Justicialista para la
Victoria fue el último en arrancar su campaña y piensa que
por eso es el que más puede crecer de cara a las generales. Perotti leyó el
mensaje de las primarias y salió a disputarle al PRO la consigna del cambio:
“Dos de cada tres santafesinos votaron por el cambio en las Paso y nosotros
queremos conducir ese cambio”.
El panorama electoral para junio, en la categoría de
gobernador, lo completan Crivaro por el Frente de Izquierda (sumó algo más de
39 mil votos en las primarias) y Oscar “Cachi” Martínez, vencedor con 72 mil
votos en la interna del Frente Renovador ante Eduardo Buzzi (59 mil votos). El
massismo, sumados sus dos precandidatos, apenas superó los 130 mil votos y
parece definitivamente relegado en las preferencias del electorado santafesino.
Con la dispersión registrada en las recientes Paso y en las
generales de 2011, en las que el gobernador Bonfatti se impuso con apenas el
38% por ciento de los votos, los sufragios que obtuvieron los candidatos
eliminados y los que quedaron lejos del lote principal cotizan en bolsa, como
graficó Barletta apenas terminadas las primarias. ¿Quién sumará más en ese
impredecible, creciente y ecléctico sector del electorado? El que lo haga
recibirá el bastón el 10 de diciembre.
Del arrastre al derrame
Hay algunas singularidades que solo pueden ocurrir en las
provincias que aplican la boleta única: el corte es la norma y no la excepción.
Santa Fe ya registró esa singularidad en 2011; de allí derivó el actual reparto
de poder, con el Frente Progresista en el gobierno y el PJ, que salió tercero
en esa categoría, teniendo en control de las dos cámaras legislativas.
En las primarias de este año se dio algo parecido.
Repasemos: el gobernador Bonfatti, primer candidato a diputado provincial por
la lista Adelante, fue el más votado de todos los candidatos que compitieron
por el Frente Progresista con 495 mil sufragios. En otros términos: en las
Paso, hubo 120 mil santafesinos que votaron a Bonfatti pero no a su candidato a
gobernador, el rosarino Lifschitz.
De entrada, en el comando del oficialismo tomaron nota de
ese dato y anunciaron la redefinición de la campaña para terminar de instalar
la imagen del ex intendente de Rosario en los vastos territorios donde aún es
poco conocido, sobre todo el centro-norte de la provincia. La presencia de
Bonfatti en el tramo final de la campaña será clave: si con la boleta sábana se
producía en forma natural un “efecto arrastre”, con la boleta única eso ya no
ocurre y en cambio ahora se habla del “efecto derrame”. ¿Podrá el gobernador
volcar a favor de su candidato los votos que necesita para vencer a Del Sel? Su
antecesor Hermes Binner lo consiguió en las elecciones de 2011; el Frente
Progresista apuesta a repetir el escenario.
Corte automático
Otra de las características del sistema de boleta única es
la incongruencia de resultados, dentro de un mismo espacio político, entre las
dos categorías provinciales: gobernador y diputados. El Frente Progresista
superó los 712 mil votos sumadas todas sus listas de diputados provinciales
pero apenas llegó a 533 mil entre las dos listas de gobernador. Dicho de otro
modo: hay 180 mil santafesinos que eligieron a alguno de los candidatos del
oficialismo para la Cámara
baja pero se inclinaron por un postulante de la oposición en la categoría de
gobernador.
En el PRO el gran elector es Del Sel, único responsable de
su piso y de su techo. A él ningún otro candidato de su fuerza puede
transferirle votos como sí puede hacer Bonfatti con Lifschitz. Los números de
las primarias lo demuestran: el humorista fue el más votado en su categoría y
también en la pelea nombre por nombre (sacó 40 mil votos más que Bonfatti),
pero su primer candidato a diputado –el joven concejal rosarino Roy López
Molina– apenas sumó 211 mil votos, muy lejos de los 536 mil de su jefe
político. El PRO, que quedó primero en la categoría de gobernador, salió
tercero en diputados.
En el PJ tampoco hubo correlatividad. Entre todas las listas
de diputados sumaron 345 mil votos, 20 mil menos que Perotti que fue el único
candidato a gobernador. A diferencia de lo que ocurre en el Frente Progresista,
el ex intendente de Rafaela resultó el más votado dentro de todas las
propuestas de su partido y tampoco tiene quién le derrame votos en junio.
En la previa de las primarias, Perotti recibió la visita del bonaerense Daniel Scioli. Sus operadores, entusiasmados por los números del
domingo 19, dijeron que el precandidato presidencial volverá a la provincia
antes de las generales para darle su apoyo al postulante del PJ y esperan que
lo mismo haga la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
¿Alcanzarán esos gestos para que Perotti se acerque a los
dos Migueles? En las próximas semanas se sabrá la respuesta.
Sin cambios en la ciudad
Los resultados de las primarias locales tampoco variaron
respecto del escrutinio provisorio. Hubo candidatos que en primera instancia
parecían quedar fuera por no haber llegado al piso del 1,5%, como el postulante
a intendente del Frente de Izquierda, Germán Lavini. Terminado el escrutinio
definitivo, llegaron a la meta.
Las tendencias no cambiaron: el Frente Progresista ganó la
categoría de intendente con 63 mil votos y José Corral fue el más votado en la
interna, con 54 mil. Nombre por nombre, Sebastián Pignata (PRO) terminó segundo
con casi 45 mil votos, pero el PJ –sumados sus dos precandidatos– fue la
segunda fuerza con 53 mil sufragios: 31 mil de Silvina Frana y 22 mil de Carlos
Felice.
Para las generales quedan cinco candidatos: Corral (Frente
Progresista), Pignata (PRO), Frana (Frente Justicialista para la Victoria), Diego Degano
(Frente Renovador) y Lavini (FIT).
En los concejales quedó demostrado que el poder de fuego del
PJ, en la ciudad, sigue intacto. Sumadas todas sus listas, fue la fuerza más votada
con 56 mil sufragios contra 49 mil del Frente Progresista y 31 mil del PRO. En
esa categoría también quedaron cinco listas en competencia, ya que el Frente
Renovador y el Frente de Izquierda superaron el umbral.
Publicada en Pausa #153, miércoles 6 de mayo de 2015

Un solo comentario

  1. Muy HDP Bonfatti al ponerse en el primer lugar al tope de la boleta de diputados. Fíjense el diseño irregular de la boleta única de diputados que dejó a Bonfatti arriba, dejando las columnas irregulares. Bien ahí el republicanismo.

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