La tierna trash trans de San Telmo

La multifacética militante y artista trans Naty Menstrual
estuvo en Santa Fe para coordinar un taller literario y brindar un unipersonal
que tuvo a la diversidad como eje.
Mayo y junio son meses que agitan la agenda local y mundial
en la lucha diaria por la conquista de derechos: el 17 de mayo se conmemoró el
Día Nacional de Lucha Contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad
Género, el 21 de junio fue el Día Internacional de la Educación No Sexista
y siete días después se celebró el Día Internacional del Orgullo Gay. Santa Fe
se sumó con una serie de propuestas de sensibilización y concientización
organizadas por el área Mujer y Diversidad Sexual del municipio. Las
actividades concluyeron el 27 de junio con la presencia de la artista porteña
trans Naty Menstrual.
Escribe en varios medios, publica libros, actùa y diseña indumentaria: Naty Menstrual salió de su San Telmo para dar un taller en Santa Fe. Foto: Pablo Bertoldi
Naty Menstrual arrancó su camino a fines de los 90, con un
nombre inspirado en la actriz y cantante española Nati Mistral. Fue abriéndose
camino en el arte a través de la ilustración, la actuación y la escritura. Su
faceta creativa también se expresa en el diseño de indumentaria, que rediseña,
recicla y vende los domingos en su puesto de la feria de San Telmo. Estudió
locución y guión de radio y televisión en el ISER y diseño de indumentaria en
Rosario. Colaboró en los suplementos Las 12 y Soy del diario Página 12 y
pertenece al equipo de redacción de El Teje, primer periódico travesti
latinoamericano producido por el Centro Cultural Ricardo Rojas. Es autora de
Naty Menstrual Blog  Literatura Travesti
Trash, donde publica relatos, crónicas y poemas. También hizo su paso por el
séptimo arte: actuó en el film Huesitos de pollo, dirigida por Juan Manuel
Ribelli.
La escritora trash
“Yo soy Naty Menstrual”, dice como toda presentación
autorreferencial. En el marco del Taller DiverLiterario, de capacitación y
debate en diversidad y literatura que coordinó en la Estación Belgrano,
previo a su show unipersonal, comentó a Pausa: “Hablo desde mi experiencia
personal, desde mi vivencia con la escritura. No estudié Letras, lo mío fue
instintivo, entonces puedo decirle a la gente que todos somos capaces de
escribir más allá de la opinión del otro, que te digan si está bien o no, que
te publiquen o no”.
“Escribí toda mi vida. Después de los 30, cuando empecé a
travestirme in crescendo, escribí de otra manera porque me cambió la vida, la
sexualidad. Fue un giro muy heavy y tuve la necesidad de contar lo que me
estaba pasando. Armé un blog, escribí una columna mensual de narrativa en una
página que hacían estudiantes de letras. Después, un conocido llevó textos míos
a una editorial sin decirme nada y así publicaron mi primer libro”, explicó a
Pausa.
María Moreno –seudónimo de la narradora Cristina Forero–
hizo la contratapa de Continuadísimo, el libro de relatos de Naty Menstrual que
se publicó en 2009. “Escribe cuentos de una lujuria esperpéntica pero matizada
por la piedad tiernísima con que los mejores cronistas populares suelen
envolver a sus criaturas. Su erotismo escatológico tiene antecedentes tan
notables como el Quevedo que escribía Gracias y desgracias del ojo del culo y
el Aristófanes que ponía como protagonista de su comedia Los caballeros a un
vendedor de morcillas. Con destreza narrativa Naty Menstrual pasa por la nariz
de los lectores nuevas flores del mal que, con sus tacos chuecos y sus pelucas
fatigadas, saben arrancarle al melodrama de la vida un toque de comedia: se
llaman Sabrina Duncan, La Mr.
Ed, Sissy Lobato, Marlene Brigitte. Si Clara Better, la prostituta
inventada por César Tiempo, las hubiera conocido en un cruce de ficciones,
hubiera dejado de yirar para emplearse cama adentro. Nunca hubiera podido
competir con tanto ingenio de vivir, tanta orgía entraida a la mala suerte,
tanta lluvia dorada de besos negros en un perpetuo frenesí”, describió.
En 2013, Naty publicó su segundo libro, Batido de trolo,
sobre el cual aseveró: “Yo hago literatura de género, que tiene que ver con la
experiencia travesti trash. Que es como remover la mierda que la gente no
quiere ver. Hablar del tipo casado que se garcha un puto, hablar del que se
viste de mujer en la intimidad, hablar de esas cosas es como hablar de la
basura que ponés en la bolsa negra y llevás a la calle para que se la lleve el
camión y nadie la vea”.
—¿Tenés rutinas de escritura?
—Actualmente mi blog está un poco quieto, no estoy en un
proceso de escritura fuerte. No lo hago como un ejercicio. Antes, cuando
colaboraba con crónicas en el suplemento Soy, me salía de otra manera. La
escritura es una cosa de pulsión, de necesidad de catarsis. Si no tengo adentro
algo que decir mejor me callo la boca y no escribo. Sé que hay gente que
escribe, que es famosa y produce mucho trabajando con investigación, y para mi
se nota cuando un libro es muy pensado. A mí me gusta más la cosa visceral.
Consultada por sus gustos literarios, Naty confesó que lee
muy poco: “cosas que me van llegando, que voy descubriendo o me recomiendan,
que no se leen tanto. Ahora estoy con un libro que ya no se consigue, La cabeza
contra el suelo, Memorias de Paco Jamandreu, el modisto de Eva Perón”.
En San Telmo y en el mundo
—¿Por qué es tan fuerte tu relación con San Telmo?
—Es mi lugar. Ahí me empecé a travestir: Naty Menstrual
nació ahí. Todo surgió en ese barrio porque tuvo que ser. Creo que la vida te
va poniendo en distintos lugares por algo. Hace poco estuve en Rosario, en
Venezuela y en Uruguay, donde el ritmo de vida cambia totalmente. Salí del
hotel donde paraba y dije ¡qué silencio, qué paz! En Buenos Aires siempre hay
alguna bocina sonando, alguien que grita.
Interrogada sobre su relación con el colectivo trans,
comentó que “no milito, o lo hago de una manera más abierta. Me parece que
militar no es sólo juntarse con un grupo específico, yo hago una militancia más
abierta, con talleres como éstos, con shows, saliendo así vestida a la calle,
yendo a una feria”.
—¿Qué falta para que las personas trans sean aceptadas sin
ser encasilladas en el binomio hombre-mujer?
—Creo que eso no va a pasar. Somos negadores de una cosa
humana que va a ser una lucha continua, no sólo con los gay y los trans: es los
blancos contra los negros, los flacos contra los gordos, Boca contra River. Es
así, desgraciadamente tenemos instalado un chip de discriminación muy difícil
de manejar. Incluso pasa en nuestro círculo, yo lo he visto y he escrito sobre
eso: la travesti linda, famosa y operada se ríe de la travesti villera. El puto
de barrio Norte con plata se ríe del puto pobre. Puede ser que la gente abra
cada vez más su mente, pero es difícil. Yo milito la vida y tengo amigos de
todo tipo, son personas: no me importa si son ricos o villeros.
—¿Cómo es tu vida actual?
—Los segundos viernes de cada mes hago un unipersonal en la
zona de Congreso y estoy en la feria de San Telmo los domingos con mis remeras
y mis cuadros. Vivo de eso, de cosas que me gusta hacer. Siempre digo que
cambié tiempo por confort, no tengo la comodidad que mucha gente busca: no
tengo televisor ni reproductor de dvd, no tengo equipo de música ni heladera.
Bueno, tengo dos heladeras pero una no funciona y a la otra no la enchufo. Vivo
de una forma austera pero la paso bien, manejo mis tiempos y me siento feliz,
sobre todo porque miro a mi alrededor y veo a la gente tan estresada, llena de
obligaciones, atadísima a una carrera material, viviendo en una vorágine. Yo
prefiero vivir con menos pero con más tiempo para disfrutar.
Publicada en Pausa #158, miércoles 22 de julio de 2015
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