Esquizodiálogos electorales

—¿Estás entero aún?

—Ya me descompuse y retorné.

—Bueno...

—Esta película ya la ví, quiero creer que ésta no va a terminar con una mudanza real a otro país.

—Yo tengo el pasaporte al día.

—Las elecciones burguesas me estresan, cada tantos meses me someten a una situación en donde imploro que gane un impresentable. Es muy difícil ser anarquista en este país.

—Ah, igual la derecha sacó más del 70%.

—Según La Nación, sacó casi el 90%. Bah, supongo que más.

—No estoy preparado para un país gobernado por Durán Barba.

—Es la maldición del gobernador de Buenos Aires, que nunca pudo ser presidente.

—Igual, peor que la maldición del último jefe de Gobierno porteño como presidente, no creo que exista.

—¿Martiano Molina ganó Quilmes?

—Es que es un gran cocinero que juega al handball y es robusto. Fue el chef que le cocinó a Los Piojos en el recital de River.

—Bueh... ahí tenés el desastre.

—Por lo menos vamos a poder comprar dólares.

—Y vamos a poder viajar a Brasil y comprar sábanas en Paso de los Libres. Tan lindo algodón que tienen.

—Sí, tal vez no nosotros, en particular. Pero alguien va a comprar dólares. Son lindas las sabanas. Y los bombones.

—No ser los protagonistas y cargar con las propias frustraciones, o dudar de los que llegan, no nos puede encerrar en una visión sectaria que nos impida ver la alegría.

—Es cierto, ya lo dijo Jauretche: el arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.

—Sí, también es lo que dice Durán Barba. La publicidad de Mascherano con una gaseosa en la mano y un slogan de yogurt para el tránsito lento.

—Sea quien sea, se vienen cuatro años durísimos...

—Más duro será escuchar el debate entre Mauricio y Daniel, moderado por Bonelli.

—Excepto que armemos un taller de hablar en público.

—Usted puede pensar que yo estoy loco, pero para mí todo esto es culpa de los Illuminati.

—Estimado, las teorías conspirativas son una parte intrínseca de la psique humana. Somos criaturas que buscamos patrones para dar un sentido al mundo que nos rodea. Si hay lagunas en una historia hemos de buscar explicaciones para ello...

—Seguro, para mí todo este panorama frustrante hubiese cambiado si ganábamos la final del mundo en Brasil. El país sería otro, distinto al de ayer, pero casi igual.

—Amplíe, por favor. Por momentos me deja errabundo.

—Con fe, con esperanza... era por abajo. Era por abajo, Rodrigo.

—Clarísimo, entendí todo.

—¿Me dejo la barba?

—La barba más limpia y prolija tiene las mismas bacterias que un inodoro.

—Qué vamos a hacer, querido. Qué vamos a hacer...

—Hacer como hacer, lo que hacemos todos los días. Levantarnos, lavarnos la cara e ir a trabajar. Quizás, en realidad deberíamos preguntarnos qué somos.

Publicada en Pausa #164, miércoles 28 de octubre de 2015

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