Treinta años de educación popular

La ONG Acción Educativa trabaja para mejorar condiciones de vida y ampliar derechos.

La democracia prometía mucho allá por 1985. Pasados los años de la dictadura, renacían de a poco las organizaciones sociales, la militancia. Volvían los exiliados con la necesidad de retomar aquello que les habían obligado a abandonar.

Un ida y vuelta de cartas, escritas con una Olivetti y una Remington, entre Perú y Argentina, fueron el comienzo de este proyecto que hoy, y desde hace 30 años, es Acción Educativa. Mabel Busaniche, José María Serra, Miriam Tucci, Carlos Zagni y Mirtha Busticchi son cinco de los fundadores, de los primeros hacedores de este proyecto que se propuso aportar a la transformación social a partir del ejercicio y la mirada de la educación popular.

“Con Mabel, que habíamos salido para el exilio en el 75, tuvimos contacto con todo el movimiento de educación popular que se estaba dando en América Latina, de hecho participamos en la campaña de alfabetización de Nicaragua y tuvimos la oportunidad de conocer a Paulo Freire”, recuerda José María. “Pero nosotros queríamos pensar en algún proyecto y hacer una ONG de educación popular acá, y ahí fue donde nos contactamos con Miriam, que ya venía trabajando en esa línea”, agrega Mabel. “Yo estaba trabajando en Santa Rosa de Lima, en las vecinales, y Carlos hacía alfabetización en los vagones, pero los que vivimos el exilio interior, ignorábamos toda esa movida que se estaba dando en Latinoamérica, y esto de instalar una ONG de educación popular nos sonaba en chino básico”, comenta Miriam.

Pero en noviembre del 85 Acción Educativa ya era una realidad. La alfabetización fue la puerta de entrada al trabajo en territorio, al trabajo social aún más amplio que se proponían llevar a cabo. “Decidimos empezar a trabajar con eso por dos motivos”, explica Miriam. “Por un lado porque el grado de alfabetización en ese momento en el país era de un 33% y casi nadie lo decía, y después porque nos parecía que una temática educativa nos iba a facilitar la inserción y la instalación de una ONG, que hasta ese momento en Santa Fe casi no había. Y costó mucho que se entendiera eso, que éramos una ONG, todo el tiempo nos preguntaban de qué partido eramos o a qué iglesia pertenecíamos, había mucha desconfianza todavía”.

El trabajo articulado con otras organización a nivel nacional y regional fue uno de los pilares sobre los cuales Acción Educativa se levantó. El intercambio de experiencias, de discusiones, de materiales, y  el compartir los objetivos de un trabajo social, cultural, de transformación, sin partidismos, eran los principios rectores de este movimiento. “Y eso mucho no se entendía en aquel momento, ni que no respondiéramos a nadie ni lo que hacíamos específicamente. No nos querían dar la personería jurídica, porque nos decían que si nos íbamos a dedicar a la educación eso lo manejaba el Ministerio de Educación. Por eso al principio nos pusieron en educación privada, porque no había figura para eso que nosotros hacíamos. Fuimos de los primeros en Santa Fe, y en Argentina varias organizaciones similares nacimos casi juntas, por eso recorrimos el país dando capacitaciones y talleres”, explica José.

Ampliación de derechos

Educar es un verbo muy amplio. Puede ser enseñar a leer y escribir, a sumar y restar. Pero educar también es ayudar a pensar, a leer la realidad, a escribir la propia historia, a sumar voces e ideas, a restar prejuicios e injusticias. “Con esta práctica alfabetizadora nosotros pudimos detectar otras necesidades y demandas, y así empezamos a abrir otros ejes de trabajo, pero no impuestos desde arriba sino que fueron surgiendo, trabajando con la historia de vida de las personas, de cada comunidad”, explica Miriam. Hoy Acción Educativa, que cuenta con centros de capacitación en Arroyo Leyes y en barrio Belgrano, trabaja en temas como género, trata de personas, niñez, derechos sexuales y reproductivos, comunicación comunitaria, soberanía alimentaria, desarrollo local, economía solidaria, entre muchos otros.

—¿Han cambiado los objetivos en estos 30 años?

—Carlos: Los cambios han sido de todo tipo a lo largo del tiempo, porque también se han dado cambios generacionales y eso trae otros modos de militancia, de apuestas, de trabajo. También se han dado cambios respecto al Estado, a las políticas públicas, el país cambió muchísimo; nosotros empezamos a trabajar hace 30 años en un contexto de tierra arrasada, donde las organizaciones habían sido descabezadas, las vecinales no existían o recién se iban reabriendo, también había mucha carga histórica respecto de lo que había significado la represión. Hoy en todo el territorio te encontrás con políticas públicas, con organizaciones, entonces en ese contexto vos tenés que interactuar también de una manera diferente.

—Miriam: Hemos dado muchas vueltas, idas y venidas, errores y aciertos, muchas diferencias también al interior del grupo, pero creo que los objetivos principales y los principios fundantes de Acción Educativa se han sostenido hasta el día de hoy, lo cual no es poco. Perdurar 30 años en los contextos argentinos, no es fácil.

En Acciòn Educativa, las tareas de educaciòn popular se conjugan con las capacitaciones y con el fortalecimiento de las organizaciones.
En Acciòn Educativa, las tareas de educaciòn popular se conjugan con las capacitaciones y con el fortalecimiento de las organizaciones.

—¿Y sienten que parte de esos objetivos los han cumplido?

—Mabel: Creo que Acción Educativa, durante un tiempo muy largo, fue de alguna manera motivadora para que surgieran temas y áreas de trabajo que no se conocían, como el apoyo escolar en su momento, o el tema de las mujeres, el hábitat. Fueron problemáticas que hicieron surgir movimientos y grupos sociales.

—Carlos: Entre los objetivos está el tema de apoyar procesos organizativos de la sociedad y de hecho hemos generado organizaciones sociales, que han cobrado su propia autonomía y hoy están trabajando por su cuenta, organizaciones de mujeres, de campesinos. El tema de trabajar en la perspectiva de ampliación de derechos hace que vos nunca cumplas los objetivos, porque en muchos casos los derechos no pasan por conseguir una ley, después viene la lucha para que se cumpla, que tenga presupuesto, el cambio que debe darse a nivel cultural, y por otro lado siguen surgiendo nuevos desafíos que nos siguen poniendo nuevos objetivos.

—Mirtha: Creo que cuando uno piensa que alcanzó el objetivo, siempre se va un poquito más allá, siempre aparece algo nuevo o se va complejizando, entonces parece que nunca lo alcanzas; es como lo que decía Galeano sobre la utopía... Algunas cosas se lograron, en otras seguimos trabajando, es una búsqueda permanente.

 

Publicada en Pausa #164, miércoles 28 de octubre de 2015

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