Caso Bustamante: femicidio y desidia estatal

Perspectiva desde el oeste de la Estación Mitre, una zona cuyo cuidado corre por cuenta del Estado. Foto: El Birri.

Un espacio público abandonado pero con guardia policial las 24 horas, el escenario del femicidio de Gisela Bustamante. Cómo actúan los oficiales en la puerta de entrada a barrio San Lorenzo.

 

En las primeras horas del sábado 6 de febrero, cuando los puesteros del mercado del trueque y sus familias iban llegando a la ex estación Mitre, dos niños se encontraron con el horror: el cuerpo sin vida de una mujer. Luego de horas de información imprecisa sobre la edad de la víctima, dato que parecía hacer fluctuar el nivel de indignación e importancia del hecho, se supo que se trataba de Gisela Beatriz Bustamante, de 29 años, oriunda de la localidad de Presidente Roca pero que desde hacía poco más de un mes vivía en barrio Centenario, junto a otras dos mujeres, quienes se encontraban en situación de prostitución.

El lugar donde este femicidio fue perpetrado no es un dato menor. El predio de la ex estación, y los espacios verdes que lo rodean, es la entrada a San Lorenzo y la única plaza con que cuenta ese barrio y los barrios de la zona. Un espacio público totalmente abandonado pese a la presencia que los estados municipal y provincial tienen en el lugar, ya que en el ala este del viejo edificio ferroviario se encuentra el Centro de Distrito Suroeste del gobierno de la ciudad, en la plaza contigua un destacamento de la Policía de Acción Táctica (PAT) y frente al predio el Hospital Vera Candioti y la Subsecretaría de Políticas de Género de la Provincia.

“Los andenes y el sector Oeste se encuentran en estado de total abandono: no hay luz, el andén está anegado por un caño roto, falta desmalezamiento, limpieza, hay montañas de escombros arrojadas por el propio municipio... Eso es desidia de quienes nos gobiernan”, denunciaron en un comunicado y en la conferencia de prensa brindada ayer el Centro Cultural y Social El Birri, el Foro Santa Fe contra la Trata y La Antirrepresiva, organizaciones que habitan cotidianamente el edificio de la ex estación Mitre.

Policía de inacción

En la esquina suroeste de la intersección que forman la avenida General López y bulevar Zavalla, se encuentra el destacamento de la Policía de Acción Táctica. A 50 metros de ese lugar fue hallado el cuerpo de Bustamante. Y los agentes se enteraron del hecho cuando los puesteros del mercado del trueque les avisaron, en la mañana del sábado. Desde La Antirrepresiva, en diálogo con Pausa, se refirieron específicamente a este hecho: “queremos denunciar que un destacamento de la PAT se encuentra instalado en la única plaza del barrio a escasos metros de donde fue hallado el cuerpo de Gisela Bustamente y que esta policía no intervino y tuvo conocimiento del hecho hasta pasadas varias horas. Esto pone en evidencia una vez más que en su accionar cotidiano la PAT se encuentra muy lejos de cumplir sus funciones declaradas de disuasión y neutralización a partir de la presencia proactiva y de combatir el narcotráfico o de resguardar la integridad física y la seguridad de los habitantes del barrio. Todos estos son los pretextos con los que el gobierno provincial justificó la implantación de la PAT en barrio San Lorenzo. Muy lejos de esto, la PAT se ha configurado como una fuerza de ocupación territorial que lleva adelante una política de estigmatización de los jóvenes del barrio, controlando su circulación hacia afuera del barrio y llevando adelante una estigmatización aún más acentuada y violenta en el interior del barrio. Han sido frecuentes las ocasiones en que los agentes de la PAT han desalojado a niños, niñas y jóvenes de los espacios públicos del barrio, utilizando en algunas ocasiones balas de goma, y les han impuesto requisas y detenciones arbitrarias”.

Las organizaciones exigen, ante este hecho y otros que vienen sucediéndose, la salida del destacamento de la PAT de la plaza del barrio y explicaciones por parte de las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Provincia por la actuación de los agentes de la PAT por este caso particular. “Además debemos poner en discusión la presencia de esta fuerza de ocupación territorial, no sólo en este barrio sino en el resto de los barrios de la ciudad donde se encuentran, en lugares que carecen, por contraste, de la presencia del Estado para garantizar el acceso a infraestructura básica, viviendas dignas y salud”, finalizaron desde La Antirrepresiva.

La escena ideal

Un espacio público cuidado, iluminado, embellecido y con la infraestructura necesaria para el uso recreativo del mismo por parte de los vecinos, también es seguridad. Pero nada de eso tiene que ver con las condiciones en que se encuentra el predio de la ex estación. Desde El Birri hicieron hincapié en esto: “¿Por qué le echamos la culpa al Estado en lo que pasó? Porque desde distintas organizaciones y asociaciones barriales a lo largo de, por lo menos, los últimos dos años hemos informado y denunciado el estado en el que se encontraba el predio de la estación, es el propio gobierno municipal el que arroja escombros, acumula tierra, hace un uso indebido del espacio. Hace años que reclamamos la construcción de un paso a nivel, mientras vemos los kilos y kilos de hormigón que se bajan acá cada año para realizar los bloques que se utilizan en el TC2000, que se realizan acá en estos mismo andenes, y no son capaces de utilizar ese hormigón para hacer el paso a nivel, ni poner las luminarias necesarias, ni mantener el espacio público como se debería”.

[quote_box_left]"La PAT se ha configurado como una fuerza de ocupación territorial que lleva adelante una política de estigmatización de los jóvenes del barrio, controlando su circulación hacia afuera del barrio y llevando adelante una estigmatización aún más acentuada y violenta en el interior del barrio".[/quote_box_left]Tal como detallaron en el comunicado presentado, desde marzo de 2014 el Centro Cultural y Social El Birri viene presentando notas a la Municipalidad, iniciando expedientes e informando personalmente a funcionarios de alta jerarquía de la situación en la que se encuentra el predio. “Hicieron oídos sordos... entonces ¿quién es el culpable de esto? No solamente el hombre que tuvo el descaro, que fue tan animal de hacer lo que hizo, sino también el Estado que brindó las condiciones para que esto sucediera como sucedió, de manera tan atroz, que fue tratado por los medios de una manera tan horrorosa, porque cuando se supo que era una mujer, pobre, prostituta, ya no le importó más a nadie, y eso es terrible... no estamos hablando de un hecho aislado, somos un montón de mujeres, son un montón de niños que tienen que sufrir el hostigamiento de la policía que se encuentra acá y que no vio nada. Hubo que esperar que pasara lo que pasó para que mínimamente alguien viniera a hacer algo, el mismo día, el sábado, llegó un camión de la Municipalidad a retirar algo de los escombros que había, advertimos para que esto se hiciera mucho tiempo antes. Si el Estado no es responsable ¿entonces quién?”.

Los medios y la estigmatización

El lugar de procedencia, su forma de ganarse la vida, el color de su piel y hasta la edad, suelen ser parámetros que utilizan algunos medios para medir la importancia de un crimen, el valor de una vida.

En las horas posteriores a que el cuerpo de Gisela Bustamante fuera hallado, la información errónea y apresurada sobre la edad de la víctima, primero se dijo que era una niña de 11 años y luego una adolescente de entre 17 y 20, fue haciendo variar el nivel de estupor ante el hecho. “Hubo indignación cuando en un primer momento se dijo que tenía 11 años y luego, cuando se supo que era una mujer de 29 que ejercía la prostitución, pareció dejar de ser importante y grave lo que había sucedido. Tenemos que hablar claro: esto fue un femicido y Gisela no era una trabajadora sexual porque la prostitución no es un trabajo”, remarcaron desde el Foro Santa Fe contra la Trata.

Respecto de la cobertura mediática también se pronunciaron desde la Campaña Abolicionista Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución, que mediante un comunicado expresaron que “el tratamiento que en general hizo la prensa escrita del feminicidio de Gisela reafirma la existencia de estereotipos sexistas en el periodismo no sólo en relación a los feminicidios en general sino a aquellos por prostitución en particular. Se las llama “trabajadoras sexuales” antes que mujeres, lo que constituye una doble estigmatización. Titulan la información “Hallan muerta a una trabajadora sexual en ex estación de trenes” (Diario La Capital) o “Identifican a la mujer asesinada en el Mitre. Se trata de una trabajadora sexual de 29 años” (“El Litoral”). Cuando se refieren a otros feminicidios no mencionan “la ocupación”, al hacerlo en este caso introducen una distinción entre este feminicidio y otros por lo que no queda claro que es un crimen misógino. El lenguaje –y bien lo saben lxs periodistas– no es inocuo. Al presentar de este modo la información no se puede ignorar cómo ha de anclar en el imaginario patriarcal de la sociedad que divide a las mujeres en “putas y santas” y que hará pensar a más de un lector/a que “se lo merecía”. La prostitución es el lugar de opresión de género donde más se invisibiliza a los varones. De este modo las mujeres asesinadas son revictimizadas y sus victimarios varones invisibilizados en lo que podría constituir una criminalidad justificada”.

Sin detenidos

Por el femicidio de Gisela Bustamante todavía no hay detenidos. Desde la Unidad de Homicidios del Ministerio Público de la Acusación buscan determinar si en las cámaras de seguridad que se encuentran en la zona, que pertenecen al 911, puede haber alguna pista respecto del asesino además de establecer si la mujer fue violada y asesinada en el lugar donde fue encontrada o si el hecho sucedió en otra zona.

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