La enfermera de Google

Pit Bull

No  hay nafta, dijo el Tuca, que volvía con el bidón vacío. En la otra mano traía una valija vieja y sucia. No iban a poder cortar el pasto y cuando llegara el dueño del camping no iban a poder pedirle nada.

El Flaco agarró la valija que el Tuca acababa de tirar y la observó en detalle microscópico (el porro le pesaba en los párpados). Imaginó la valija tirada en la calle, trató de imaginar distintos dueños y roperos donde estuvo, cosas que alguna vez guardó, pensó en un cuaderno azul de tapa dura, en un vhs grabado, en una petaca, en un revólver y en calzones de vieja. Después pensó en colectivos despintados con motores ruinosos y en caminos polvorientos.

El Chiqui retomó el cuento de la enfermera de Google, que el Tuca acababa de interrumpir. La enfermera de Google es el nombre (la traducción) de una película porno. El Chiqui juraba que tenía el dvd en alguna casa. Una novia del Chiqui se llamaba Irina y trabajaba traduciendo porno. El Tuca preguntó qué tanto había que traducir. El Chiqui explicó que no siempre era tan fácil: por ejemplo, consolador queda mal, dildo parece el nombre de un dibujo animado y vibrador sirve sólo si es mecánico y así. El castellano no es bueno para el porno y menos el castellano neutro, te la baja, vagina suena a ginecólogo, pene a clase de biología, preservativo a propaganda del sida. Ni concha se puede usar, ¿entendés?  En España es un nombre de abuela, peor.

Irina ya se estaba pudriendo de ver porno y escribir siempre lo mismo. Una vez no se entendía un audio, un tipo le daba con todo a una mujer de espalda contra la pared, los gemidos de ella tapaban las palabras sueltas que con pésima dicción iba diciendo él. Después de retroceder tres veces y no entender, decidió tipear: Leche, vino, pan, aspirinas, yerba.

Se cagaron de risa. Entonces siguieron así toda la película, en la escena siguiente la enfermera le pregunta a su paciente si quiere un masaje y él responde “andá lavate las tetas al río” enseguida, antes de chupársela,  ella lo mira a los ojos y retruca “qué risa, todos lloraban”. En la escena final, la enfermera, con el semen cayéndole por la cara, recita: “el canto virginal de los sauzales/ pinta matices en la costa litoral”.El Chiqui dio por terminado el cuento y se levantó del piso como un jubilado.

Una valija tirada en la calle ¿es una imagen de vacío o de abandono? Preguntó el Flaco.

Vacío está haciendo ese pelado forro, dijo el tuca mirando al vecino que a cincuenta metros le metía a la parrilla y el aroma llegaba, despiadado.

Capaz vendió el pitbull, dijo el Chiqui.

Capaz no lo pudo vender, dijo el Tuca escarbándose las muelas con una ramita.

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