La voluntad popular, hackeada

Lucen modernas, pero en 2015 las máquinas fueron infiltradas dos días antes del comicio porteño, según informó la Policía Metropolitana.

Retirado en varios países y rechazado por los especialistas, avanza el voto electrónico.  

En las próximas semanas comenzará a debatirse una reforma electoral, si es que oficialismo y oposición se ponen de acuerdo. De aprobarse, la reforma regulará las elecciones de legisladores de 2017.

El gobierno impulsa varios cambios: la unificación de las elecciones distritales con las nacionales, la eliminación de colectoras, listas espejo y acoples y la imposibilidad de presentar candidatos testimoniales. También propone el reemplazo de la boleta sábana de papel por una boleta única electrónica. Aquí nos detendremos.

Los debates sobre la incorporación de tecnologías para el voto tienen larga data. Lo llamativo es que la reforma planteada parece desconocer las experiencias de implementación en otros países y la opinión de los expertos locales.

 

La “solución” y el problema

Está claro que actualmente existen deficiencias en los procesos electorales y resulta alentador que la clase política esté dispuesta a optimizarlos.

Por eso los promotores de la reforma aseguran que el cambio de soporte tecnológico evitará el fraude, la manipulación del sufragio y, fundamentalmente, agilizará el escrutinio. Por eso pretenden replicar el “modelo de modernización electoral” introducido recientemente por Juan Manuel Urtubey en Salta y Mauricio Macri en Capital Federal.

Sin embargo, el proyecto enviado al Congreso no explica cómo se va a implementar el sistema en el poco tiempo que resta para las próximas elecciones, cómo será el sistema de emisión del sufragio, qué maquinas se van a utilizar y si el Estado va a fabricar las máquinas o las comprará. Hasta ahora todas las decisiones quedarían en manos del Poder Ejecutivo. Si así fuese, qué quilombo se va a armar. Porque si la ley no prevé la auditoria y fiscalización del funcionamiento de las computadoras, se corre el riesgo de que el proceso sea declarado inconstitucional.

Además, un detalle no menor es la posibilidad de implementar el sistema. ¿Actualmente el Estado está en condiciones de desarrollar un software intuitivo y robusto y de fabricar todas las máquinas necesarias en tan poco meses? Parecería que no. Por tal motivo aparece la opción de concesionar la gestión de los comicios. Entonces, ¿vamos a tercerizar el proceso electoral?

[quote_box_right] El año pasado, en las elecciones a Jefe de Gobierno porteño, las máquinas de MSA fallaron. De acuerdo con un informe de la Policía Metropolitana, dos días antes de la elección hubo un ataque informático a los servidores.[/quote_box_right]

En todo caso, habría que preguntar por qué no se considera adoptar la boleta única en papel antes que electrónica, si lo que se quiere abandonar la boleta partidaria tipo sábana. Esa opción es más simple (y menos costosa) de implementar.

 

Antecedentes locales

La empresa que se dedica a este tipo de desarrollo tecnológico (y hasta lo tiene patentado) en el país es Magic Software Argentina (MSA). De hecho, es la que llevó a cabo la elección en los dos antecedentes locales.

El voto electrónico fue adoptado en 2013 por la provincia de Salta y en 2015 por la ciudad de Buenos Aires. MSA estuvo a cargo de la distribución de las máquinas, de la capacitación para uso y la fiscalización de los comicios.

El año pasado, en las elecciones a Jefe de Gobierno porteño, las máquinas de MSA fallaron. De acuerdo con un informe de la Policía Metropolitana, dos días antes de la elección hubo un ataque informático a los servidores. Esto es, el sistema electoral fue infiltrado y se hicieron modificaciones en el servidor que tenía que recibir los votos a pocas horas de la votación. De acuerdo con el expediente policial, el software fue vulnerado por personas que llegaron a crear o eliminar “personas, delegados, técnicos, mesas y establecimientos” de votación.

Vale decir que nadie cuestionó el resultado final de la elección, pero tampoco nadie negó que el sistema electrónico evidenció fallas en su debut.

Juan Manuel Urtubey en Salta, fue uno de los que aplicó el llamda “modelo de modernización electoral” que quiere replicarse a nivel nacional.
Juan Manuel Urtubey en Salta, fue uno de los que aplicó el llamado “modelo de modernización electoral” que quiere replicarse a nivel nacional.

Antecedentes foráneos

Esta iniciativa va a contramano de lo que sucede en el mundo, donde el voto electrónico no prevalece sino que retrocede.

Mirá este dato: de los 20 países con mayor Desarrollo Humano según la ONU, sólo Estados Unidos utiliza en algunas ciudades el voto electrónico. Y recientemente el propio director de la CIA, John Brennan, está advirtiendo sobre los peligros que supone dicho sistema imperante, e impulsa la vuelta al papel para garantizar la integridad de los comicios.

De hecho, a pesar de que existen antecedentes en muchos lugares, actualmente pocos países lo usan: India, Venezuela y Brasil. Y encima su implementación en estos países fue complicada. En India tuvieron que invertir mucho dinero en un software supuestamente infranqueable ya que las acciones de los hackers demostraban sus falencias. En Brasil demoraron 20 años en colocar las máquinas de votación en todo el territorio (eso les pasa por ser o país mais grande do mundo). En Venezuela son reiteradas las sospechas de fraude y hubo denuncias de violación del secreto del sufragio.

Con sólo hacer una búsqueda en Google se puede encontrar la gran cantidad de problemas informáticos, económicos, legales y políticos que el voto electrónico ha generado en todo el planeta. Tanto es así que en los países más avanzados tecnológicamente votan en papel. Es más, volvieron al papel. Por caso, Holanda descartó en 2010 este sistema de votación luego de las severas fallas de seguridad informática. El Reino Unido en 2008 e Irlanda en 2009 suspendieron la incorporación de computadoras debido al alto costo económico que generaba.

Al respecto, quizás el caso más emblemático sea el de Alemania. En 2009, el Supremo Tribunal Constitucional declaró inconstitucional el voto electrónico. Sus argumentos jurídicos se basan en el siguiente planteo: un proceso electoral requiere que todos los pasos estén sometidos a la verificación de los fiscales y los ciudadanos interesados. Al utilizarse computadoras para la votación, se vuelve dificultoso de auditar el proceso de manera confiable para una persona que no tenga conocimientos técnicos especiales.

Es decir, cualquier persona tiene que poder controlar y fiscalizar la transparencia de los comicios. Y según los magistrados alemanes eso no sucede con la programación informática que corre en las máquinas utilizadas.

 

Críticas de los expertos

Muchas de las dudas sobre el tema fueron planteadas por los especialistas invitados para debatir en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación el 4 de agosto de 2016. Allí estuvieron Delia Ferreira Rubio de Transparency International, Enrique Chaparro y Beatriz Busaniche de Fundación Vía Libre, Iván Arce de la Fundación Sadosky, Daniel Penazzi de la Universidad Nacional de Córdoba, el programador Joaquín Sorianello y el activista Javier Smaldone, entre otros.

Los especialistas plantearon varios interrogantes durante debate. Busaniche planteó la imposibilidad de fiscalizar la elección por parte de cualquier ciudadano. Actualmente para controlar un comicio alcanza con saber leer, escribir, sumar y restar. En cambio, usar una máquina implica tener conocimientos informáticos para comprender cómo funciona la interfaz emergente dentro de un acto eleccionario y detectar posibles problemas en el conteo.

[quote_box_right]Cualquier persona tiene que poder controlar y fiscalizar la transparencia de los comicios. Y según los magistrados alemanes, que declararon inconstitucional el voto electrónico, eso no sucede con la programación informática que corre en las máquinas utilizadas.[/quote_box_right]

Además, Smaldone demostró que es posible sumar múltiples votos utilizando una boleta electrónica modificada. Por su parte, Sorianello contó como descubrió fallas en las terminales que envían los datos desde las escuelas a los centros de cómputos durante la elección porteña de julio de 2015.

Asimismo, Arce aseguró que no es factible auditar el sistema en 120 días tal como plantea el proyecto. “Son decenas de millones de líneas de código. Imaginate que tengas que auditar Windows en 20 días”. También el especialista agregó que la revisión de la seguridad del sistema “no es algo que solo se deja para el final. “Requiere un montón de esfuerzo de múltiples actores. No se resuelve esto con una auditoría pocos meses antes de hacer la elección”.

Entonces, ¿quién va a auditar las 95 mil mesas de todo el país en 2017? Parece que, quizás, sólo resta confiar. Confiar en el organismo de aplicación, ya sea el Estado o la empresa que lo ejecute.

Falacias tecno

Los promotores del voto electrónico despliegan argumentos falaces para defenderlo.

Dicen que el sistema no es un voto electrónico sino una boleta única electrónica, ya que solamente es una impresora que imprime un voto. Tremenda falacia. Según el Diccionario de la Real Academia Española, una computadora es una máquina electrónica que almacena y procesa información. Es lo que hacen estas máquinas.

También aseguran que seguirá existiendo el papel, para resguardo. Si el soporte actual es un resguardo, ¿para qué cambiarlo? Es decir, el debate tiene que ser sobre el tipo sistema electoral, no el soporte tecnológico.

Además, afirman que la inclusión de computadora agilizará y dinamizará la elección y que el conteo provisorio de votos será mucho más rápido. Habría que recordar que la rapidez del escrutinio no es un derecho constitucional, pero la transparencia del proceso y el secreto del voto, sí. Y eso es lo que el sistema electrónico no puede garantizar.

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