A las piñas con un premio Nobel

Carter y Dylan.

Los lazos que unen a Bob Dylan con el boxeo y con la triste historia del púgil Rubin Carter.

A Bob Dylan, el ahora Premio Nobel de Literatura 2016, le gusta el boxeo desde antes de saber que podía escribir y cantar: comenzó a boxear de adolescente. “El boxeo era parte de educación física cuando estaba en el instituto”, dijo el cantante a la revista Rolling Stone en 2009. “Después lo eliminaron del sistema escolar, creo que en 1958. Pero siempre me gustó porque era un deporte individual. No necesitabas ser parte de un equipo, y eso me gusta”, decía en la entrevista. Así Dylan manifestaba por este deporte un gusto físico y filosófico, una inspiración más que ayudó a cimentar su conciencia social.

Cuentan los que mejor conocen la vida del compositor, que allá por 1961, un ejecutivo musical llamado Lou Levy llevó a Bob Dylan al restaurante del boxeador Jack Dempsey en la esquina entre la calle 58 y Broadway en Nueva York. Dylan recuerda el encuentro en su autobiografía de 2004, Chronicles, Volume One.

Dempsey observó al joven y dirigió su puño hacia él en broma. “Pareces muy ligero para ser un peso pesado, tendrás que subir unos cuantos kilos. Tendrás que vestirte un poco mejor, ir un poco más elegante... aunque no es que vayas a necesitar mucha ropa cuando estés en el ring. Pero eh, que nunca te dé miedo pegarle a alguien con mucha fuerza”.

“No es boxeador, Jack”, corrigió Levy. “Es un cantautor y publicaremos sus canciones”.

“Ah, bueno, espero escucharlas algún día entonces”, replicó Dempsey. “Buena suerte, muchacho”.

Fue en 1963, poco después de que el campeón de peso pluma Davey Moore falleciera a causa de las lesiones que sufrió mientras defendía su cinturón ante “Sugar” Ramos. Dylan escribió la canción “¿Quién mató a Davey Moore?”, una reflexión sobre cómo la industria del boxeo puede poner en riesgo a los que pelean. Un año después hizo referencia a Muhammad Ali en “I Shall Be Free No. 10”. Y escribió: “Estaba haciendo sombra boxeando hoy temprano, creía estar en forma para Cassius Clay, dije: “Fee, fie, fo, fum. Cassius Clay, allá voy 26, 27, 28, 29, te voy a poner la cara como la mía, cinco, cuatro, tres, dos, uno. Cassius Clay, sería mejor que corras, 99, 100, 101, 102. Ni siquiera tu madre va a reconocerte, 14, 15, 16, 17, 18, 19. Golpearé bien limpio, en su bazo”.

Esa canción

En 1975 escribió la famosa canción “Hurricane” (Huracán) junto a Jacques Levy, para el boxeador Rubin Carter, a quien se acusó sin pruebas de un asesinato triple en 1966, junto a su  amigo John Artis. Desde un inicio, la investigación estuvo llena de irregularidades. Tras el juicio, llegó la dura condena: Carter y Artis recibieron tres cadenas perpetuas.

Este caso conmovió a Dylan, y el poema-canción se conoció en 1976, mientras Carter, aspirante al título mundial de los medianos, injustamente cumplía la pena. Además realizó varios shows benéficos que fueron de gran ayuda para que Carter costeara las nuevas demandas judiciales.

Fue en 1985 cuando, tras recibir el apoyo de boxeadores como Muhammad Ali y del resto de la comunidad afroamericana, nuevas pruebas demostraron su inocencia. El juicio probó los tintes racistas de su primera condena y lo declaró inocente de los cargos de asesinato. Fue la mayor victoria de un boxeador que, en ese momento, empezó a recoger los reconocimientos que se le habían negado en el ring. En 2014, a los 76 años, Carter perdió la vida por un cáncer de próstata. Desde ese entonces, Bob Dylan decidió no volver a tocar ‘Hurricane’.

En 1999 se estrenó la película Huracán Carter, pero quedará inmortalizada la canción del gran Dylan, que en una parte dice:

No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país
Donde la justicia es un juego.
Ahora todos los criminales con sus trajes y corbatas
Están libres para beber martinis y mirar el amanecer
Mientras Rubin se sienta como Buda en una celda de diez pies
Un hombre inocente en un infierno viviente
Esa es la historia de “el Huracán”
Pero no terminará hasta que limpien su nombre
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido
Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido
El campeón del mundo.

https://www.youtube.com/watch?v=at2TiJpFT68

Rosario tuvo a “Hurricane” Carter

Rubin Carter, octavo del ranking mundial, se presentó el 5 de agosto de 1966 en el mítico estadio Norte de Rosario, el cuadrilátero donde alguna vez pasó el “Mono” Gatica y Ringo Bonavena.

Dos meses después del triple asesinato en un bar de Paterson (Nueva Jersey), y de su detención como sospechoso del crimen, Carter recaló en el sur de nuestra provincia para enfrentar al cordobés Juan Carlos Rivero. El resultado no fue el esperado por el estadounidense: perdió por puntos después de diez rounds intensos.

Al otro día, el diario La Capital tituló: “Brillante triunfo de Rivera en su pelea con el norteamericano Carter”. “La laboriosidad del profesional argentino constituye la esencia de esta victoria, de verdadera resonancia universal, puesto que Carter es una de las figuras renombradas en la clasificación de los aspirantes en la categoría mediano”, reseñó el diario rosarino.

 

Un solo comentario

  1. Carter no estaba en el ranking mundial cuando vino a pelear a Rosario. Había perdido 2 de sus ultimas 4 peleas, ante mediocres como Stan Harrington ó Jhonny Morris.
    Luego de pelear por el titulo con Giardello su figura empezó a decaer.
    Tener 12 derrotas en 40 peleas, en aquellos años era estar a años luz de ser un primera serie.

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