El viejo de la bolsa

Como no es difícil de adivinar, estimado/a lector/a, la onda ecologista no me va mucho que digamos. Bah, no me va y punto. Y no es que me importe un pito el cuidado de la tierra. Todo lo contrario. Pero una cosa es cuidarlo y otra sobreprotegerlo. Y todo con el agravante de estar haciéndolo con un planeta que ya está (que ya hemos) hecho mierda. Si hasta Stephen Hawking no entiende por qué todavía no salimos a conquistar Marte si la Tierra en breve será de los zombies. Este ecologismo 2.0, en ese sentido, es como el Estado de bienestar de la década del ’50: una curita que intenta frenar un aneurisma. En este caso, el avance del comunismo sobre el mundo capitalista occidental. En aquel caso, salvar un mundo ya extinto.

“Todo tiene un límite”, va a decir mi próximo tatuaje. Menos los hippies. Y los veganos, por supuesto. Pero estos serán tema de otra columna. ¿No les alcanza con no comer nada que dé sombra que ahora también tienen que militar contra la bolsa de nylon con manija (o “camiseteras” como yo les digo, aunque me dicen que se llaman “camiseta”) que te dan en el súper? ¡¿Por qué?! ¿Con qué necesidad? La bolsa de nylon, ¿entienden? Cómo se nota que tienen la vida bastante bien resuelta, eh… la bolsa de nylon, pordió.

Ustedes quizás me dicen que a mí ya me molesta cualquier cosa también porque tengo la vida bastante bien resuelta como los cosos estos que viven en horneros digitales en el Leyes. Sí, tienen razón. Pero eso no me quita el derecho a quejarme. Y además es posta que me molesta, no solo psíquicamente, sino en mi vida cotidiana. Y a ustedes también, pero no lo saben.

Desde que los súper no entregan más de estas bolsas yo hago malabares para conseguirlas para usarlas en el tacho de la basura. ¿Se dan cuenta? ¿Cuándo alguien se quedó sin bolsas de residuo? Nunca jamás. Desde que Macri es presidente pasa esto. Que, oh casualidad, coincide con la hegemonía del fundamentalista verde. Gente, he llegado a robarle bolsas de nylon a mis amigos cuando voy a visitarlos (perdón Nacho y Juli, no estoy bien.). Encima yo reciclo, un poco por hippie y un poco por culpa. Dos tachos, ergo, dos bolsas. Y menos mal no tengo hijos/as, porque sino debería tener otra para la mierda de los gurises.

Es terrible. También tiene efectos psicológicos, como decía antes. Cuando fumaba, medía todo en puchos. El tiempo era cuántos puchos voy a poder fumar. Ahora todo pasa por la bolsa. Tengo una verdulería a la vuelta de casa. Si no llevás tu bolsa tenés que traer todo en la mano. No voy ahí. Camino 4 cuadras y voy a una que sí me da bolsas. Empecé a registrar todo en torno a quién entrega bolsas.

Yo sé que van a decirme que soy un exagerado, pero les juro que cada vez que le pregunto al de la despensa si me puede dar una bolsa, siento que estoy cometiendo un crimen que merece ser penado con la cárcel. Un delito mucho peor que tuitear contra el gobierno. Pero además, la pido como casi susurrando. Primero miro para todos lados, cosa de que nadie me escuche como cuando, de adolescentes, íbamos al videoclub a alquilar una porno. Cuando constato que no hay nadie cerca, le digo al tipo casi con miedo: “Ehhhh, ¿no tenés una bolsa para llevar las cosas?” A lo que él responde: “No che, no se entregan más bolsas”. Y yo, mientras tanto, mantengo la ilusión de que él, guiñándome un ojo, me diga “esperá acá, ya vuelvo” y, cual dealer, por debajo del mostrador, me entregue un par de bolsas. Sí, hippies: criminalizaron la bolsa camisetera, ¿se dan cuenta? Y me hacen sentir un bolsadicto que va a comprar falopa a la despensa.

Yo soy muy colgado. Muy. ¿Saben la cantidad de veces que voy al súper que queda a 9 cuadras y cuando llego me doy cuenta que me olvidé las bolsas? Y sí, me vuelvo a mi casa. ¿Y cuando llevo pocas bolsas y no puedo ir a la verdulería porque no puedo llevar todo junto? Pierdo tiempo y mucho, por algo tan banal como una bolsa. Y no voy a dejar de ser colgado. Y también pierdo tiempo desatando las bolsas que me dan cerradas. Las del pan, la de los limones. Esas que son chiquitas pero que de un día para el otro empezaron a cotizar en bolsa, valga la redundancia. Pierdo tiempo porque las atan fuerte y las tengo que abrir con los dientes. Antes las hacía bolsa a las mismas. ¿Ven que todo es “bolsa” para mí? Voy a ir a Feliz Domingo y en vez de “Domingo” voy a decir “Bolsa”.

“Pero en el súper te venden las bolsas”. ¿Vos estás loco? ¿Cómo voy a comprar las bolsas de nylon? Además, campeón, lamento informarte que ya las comprás aunque no te las den. ¿O acaso desde que no dan más bolsas, el precio de los productos bajó? ¿Ah, no? ¿Será que entonces te la siguen incluyendo en lo que pagás, cuchi? Y encima después vas y la pagás de nuevo… a 3 pesos. Estafadores. Pero ellos felices (los 4) porque ya no dan más bolsas que siguen pagando.

Supongamos que quisiera comprarlas. Son caras. Te cobran como 50 pé algo que sirve para juntar basura… y que tenés que reforzar con papel de diario porque la yerba chorrea y te mancha todo el tacho. ¡Ah! ¡Pero de la cantidad de árboles que talan en el Amazonas para que yo tenga papel para suplir bolsas que no sirven y que pago, los hippies no dicen nada, eh!

Todo rompen, todo. Hasta las leyendas urbanas. Imagínense si aparece el viejo de la bolsa caminando por la General Paz. Me la juego a que lo escrachan por no tener conciencia ecológica. Cuando un hippie quiere amedrentar a su hijo no le dice, como me decían mis viejos, “mirá que te lleva el viejo de la bolsa” porque le parece excesivo.

En fin, de lo que estoy muy seguro es que si sigo así, robándolas, señalándolas y despotricando en la calle cuando las veo tiradas, o directamente juntándolas y metiéndomelas en el bolsillo para llevarlas a mi casa, no dentro de mucho, ¡el viejo de la bolsa de nylon voy a ser yo!

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