Con los datos oficiales de abril, 2018 viene siendo el año con las ventas de cigarrillos más bajas desde que hay registro (2005). El ajuste y la inflación pega fuerte en el presupuesto de los fumadores.
La víscera más sensible del ser humano es el bolsillo, se suele decir. En el caso de los fumadores, es más sensible aún que su adicción, por lo que reaccionan prefiriendo (o viéndose obligados a) la abstinencia. Lo cierto es que según los datos oficiales del Ministerio de Agroindustria, 2018 viene siendo el año con las ventas más bajas de cigarrillos desde que hay registro. Están un 1,13% abajo de 2017, un 11,5% abajo de 2015 y un 0,7% abajo de 2005, el año con la menor cantidad de cigarrillos vendidos en el período enero-abril, según la estadística.
La gestión Cambiemos desató una saludable ola de abstinencia entre los fumadores. Desde el cambio de gobierno las ventas de tabaco se desplomaron. En 2016 cayeron a su mínimo histórico: fue el año en que menos cigarrillos se fumaron, la merma interanual alcanzó el 11,67%. El segundo peor año de la historia fue 2017, lo cual quiere decir que se pudo fumar un poquitito pero muy poquitito más: el alza interanual fue de 0,18%. Con la vigor renovado y arrasador de la malaria en 2018, los pulmones respiran contentos. Hasta ahora, viene siendo el peor año en materia de consumo de cigarrillos.
El último dato, de abril, marca una suba en el consumo de cigarrillos del 1,52% respecto de abril de 2017, el peor abril de todos los registrados. La mínima suba hace que abril 2018 tenga el dudoso honor de ser el segundo peor abril en las ventas de cigarrillos. Más preocupante es la comparación respecto de marzo de 2018: la merma de un mes al otro en las ventas de cigarrillos es del 6,1%. A diferencia de otros consumos, como el vino, el cigarrillo no tiene mayor variación estacional: los fumadores le dan al pucho más o menos de igual manera todo el año. Hay meses de aluvión tabáquico, como diciembre, pero son excepcionales.
