Las madres abusadas por el poder

Organizadas en el Frente Madres contra el SAP y la Violencia Judicial, luchan por reencontrarse con sus hijos de los que fueron separadas por engorrosos litigios judiciales.

Estas son historias de madres, pero también de niños y niñas. Estas son historias de manipulaciones ejercidas por parte de varones, pero también de desamparos legales. Estas son historias de atropellos. Ante la repetición de casos, hace dos años se gestó en nuestra ciudad el Frente Madres Contra el Inexistente SAP y la Violencia Judicial que logró, rápidamente, extenderse al resto del país por un denominador común: mamás separadas de sus chiquitos, luego de atravesar la presión ejercida tanto por papás como por los diferentes actores del Estado. Y en ese contexto, se repite una suerte de pretexto pseudocientífico que alude a una alteración psicológica que conlleva al niño o niña a rechazar a uno de sus progenitores y, por ese motivo, se impide el contacto con él o ella. Se denomina Síndrome de Alienación Parental (SAP) y fue acuñado en 1985 por el psiquiatra estadounidense Richard Gardner. Bajo esa figura, hoy día, se amparan abusos sexuales y de poder en dilatados litigios que tienen a los chicos como objeto de disputa.

“Cuando te encontrás con el SAP dentro de un expediente luego de una denuncia de abuso sexual infantil o de violencia, te empezás a informar y no podés creer que te pase a vos sola”, comentó Verónica Quiroga, referente de la organización en Santa Fe, mientras precisó tajantemente. “Es un síndrome que no existe. Gardner era un psiquiatra que, entre sus trabajos, era perito de parte para la defensa de pedófilos. En su afán por defender a los pedófilos, inventó este inexistente síndrome haciendo un relato acerca de que las madres son maliciosas, les llenan la cabeza a los chicos. Utiliza un montón de frases que se usan hoy en los expedientes. Son madres celosas que odian a sus exmaridos o sus exparejas y quieren alejar a los hijos o hijas de sus padres. Entonces, tras la denuncia de las madres por abuso sexual infantil, los pedófilos se empiezan a defender apelando al SAP”, explicó.

Tal como añadió Vanina Vergara, otra integrante del Frente, este recurso “no está reconocido en ningún lado. Ni en por las asociaciones de psicólogos o psiquiatras, ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni en ningún código. Por eso lo llamamos el inexistente. Pero está muy en auge en los juzgados”. En efecto, el SAP fue rechazado por la propia OMS y la Asociación Americana de Psicología.

No obstante, “los abogados, jueces o fiscales diagnostican como si fuesen profesionales o científicos. Cuando hay una denuncia, incluso habiendo Cámara Gesell, se dice que los niños o las niñas están mintiendo por la manipulación de las madres. Eso es lo que instaló Gardner. En uno de sus libros dice que el SAP es algo natural, que debe aceptarse y que es normal que los niños o niñas debuten sexualmente con los padres. Es una defensa de la pedofilia. Eso no se usa en los juzgados. No dicen que el SAP nace para defender a los pedófilos –resaltó Quiroga–. Por eso decimos que es un síndrome pro pedófilo y hoy se usa también en los casos de denuncia de violencia”. Es en esta instancia en la cual también se evidencia la discriminación hacia la mujer: “Si hay un niño o niña golpeado/a en las visitas con el papá, la madre cuando hace la denuncia dicen que lo hace porque tiene celos, que es maliciosa o compulsiva”.

En el marco de este entramado jurídico que, en definitiva, aleja a las madres de sus hijos o hijas, se encuentra otro escollo. Es la ley 24.270 de Impedimento de Contacto de Hijos con Padres, por la cual “será reprimido con prisión de un mes a un año el padre o tercero que, ilegalmente, impidiere u obstruyere el contacto de menores de edad con sus padres no convivientes”. Vale decir que si el niño o niña fue abusado/a por su papá y la mamá se niega a que se vean, ella puede ser detenida.

Por todas estas razones, quienes pertenecen al Frente mostraron su preocupación por lo que ocurre en el Juzgado de Familia N° 5 de Santa Fe. “Tras una denuncia de abuso sexual infantil, se mencionó el SAP. Hay cuatro páginas describiendo lo que es el SAP. En este caso, el abogado defensor recomienda la terapia de la amenaza. Es decir, la madre tiene que ser internada, periciada y separada de sus hijos. No ocurrió porque se está peleando. Sería aberrante si se sentara jurisprudencia en Santa Fe y después en todo el país”, exaltó Quiroga.

En primera persona

El testimonio de Vergara es más que elocuente e ilustrativo. Ella sufrió (y sufre) violencia de género hace 10 años. Su nene tiene seis años y hoy se encuentra en un refugio para adultos mayores de 50 años en Paraná. “Primero me hizo (el padre del menor) una causa en Paraná y fui la mamá maltratadora. En Paraná mi caso se resolvió y se constató que no hay nada. Vine a Santa Fe e hizo una denuncia diciendo que tengo problemas psiquiátricos con la intención, nuevamente, de sacarme el nene. Acá, en el Colegiado N°5, una jueza firmó mi desalojo y la exclusión de mi casa por dos meses –relató sensibilizada, pero segura–. Es una casa, herencia de mis padres. Nosotros no estamos casados. Fui a la calle. Después de tres meses, decidí reintegrarme a mi hogar. Fui con un cerrajero y me quedé ahí porque la Justicia me dijo que tenía que entrar a vivir con él, cuando hubo violencia de género y era insostenible que viviera con ese tipo. El 27 de noviembre el juez decidió no impedir más el contacto conmigo y él (el padre) se lo llevó a Entre Ríos. Si nosotras sacamos a los niños, vamos presas o tenemos un montón de inconvenientes, pero ellos cuando lo sacan de otra provincia no tienen ningún tipo de inconvenientes. Hace 10 meses que no veo mi nene. El niño es su botín de guerra para quedarse con una de mis propiedades”. Si bien la Justicia ordenó que el niño resida con su padre, éste adujo no disponer de recursos. Por ese motivo el chiquito está alojado en el refugio.

Una lucha judicial

Según las madres del Frente, no hay estadísticas disponibles acerca de la cantidad de abusos a menores. “En Santa Fe tuvimos una situación bastante difícil porque hasta que se armó el Ministerio Público de la Acusación hubo una laguna donde no había ni siquiera Cámara Gesell. Se usaba la Cámara Gesell de la Subsecretaría de la Niñez que no correspondía, a lo cual también se le ponía un cupo. Los casos seguían en la fila esperando. Con la creación de la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual empezará a haber un registro”, indicaron.

Quiroga insistió en un punto: “el sistema activa una serie de herramientas judiciales para anular la denuncia por el simple hecho de que es una mujer la que está denunciando”.

Habida cuenta de las circunstancias repetidas, estas madres saben que “la única lucha que hay por delante es pedir leyes”. “Está la Ley de Protección a la Mujer (26.485). Argentina adhiere a la Convención de los Derechos del Niño. Sin embargo, no se cumple nada de esto. Cuando denunciamos que se utiliza el SAP, nos dicen que no está legislado, no es delito. Nos pueden manosear la psiquis o el cuerpo como quieran”, expresaron las integrantes del Frente del cual también forman parte jóvenes y adultos que sufrieron abuso.

Entre la indignación, la angustia y la desesperación, no dejaron de observar que “no hay un abogado público en la parte penal. Defensor público sí, para los acusados, pero para las víctimas no”. Y en esa frase se sintetiza el sentido de todo: para las víctimas no.

En todo el país

El Frente Madres Contra el SAP y la Violencia Judicial se originó en Santa Fe y al día de hoy cuenta con 20 integrantes en toda la provincia. Surgió ante la necesidad “de encontrar más madres que estuviesen padeciendo lo mismo. Cuando empezamos a encontrarlas –comentó Quiroga– y empezamos a difundir, nos contactamos con organizaciones y aparecieron casos en todo el país”, como en Rosario, Río Turbio, Lomas de Zamora y La Matanza. Un caso emblemático, es del Fernanda Baraldo (también parte del Frente), que debió enfrentarse ante sus propios padres y su hermano en Esperanza. Los abuelos y el tío del hijo de Baraldo están acusados de abuso sexual. Los tres llegaron a juicio, a pesar de lo cual nadie aún ha sido detenido. “Ella está en riesgo con sus niños, es rehén en su casa, las veces que intentó salir sufrió atentados. Hace alrededor de un mes el hermano intentó atropellarla cuando ella iba en moto”, aseguraron.

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