El gobierno nacional había impuesto como techo de las negociaciones salariales la meta de inflación del 15%. Pasaron apenas seis meses y la inflación acumulada en el año ya alcanzó el 16%, sin considerar la mala medición que el Indec hace de los tarifazos.
El Indec publicó los datos de inflación de junio pasado, que marcan una fuerte suba del 3,7%, sobre todo impulsada por el alza feroz de los alimentos, que en solo un mes llegó al 5,2%. En segundo lugar, por el porcentual, está la suba de los transportes, de un 5,9%. En el semestre, los datos son aún más tétricos: la inflación acumulada es del 16%, mientras que en alimentos alcanza un 17,3%.
La política anti inflacionaria es un fracaso total. Todos los años de la gestión Cambiemos tuvieron aumentos de precios muy por encima de 2015, sin contar que el Indec todavía sigue ponderando el peso de las tarifas en niveles ridículos, que no se traducen ni de lejos en los guarismos del Índice de Precios al Consumidor. Actualmente, el Indec está mintiendo mucho más que durante la gestión anterior, por lejos.
Inflación: por qué hoy el Indec miente mucho más que con Moreno
En términos interanuales, la inflación llega al 29,5%. En alimentos, la marca es de 27,5%. Ninguna paritaria cerró por esas cifras. Aquellos que no pueden negociar, entregados en el altar de la reforma previsional, son los 17 millones de personas que reciben dinero de la seguridad social: allí se da el mayor impacto de la inflación. Por lo demás, a este ritmo habría que festejar si a fin de año la inflación de 2018 no supera el 30%. Sea como sea, estará muy por encima de la de 2017 y mucho más lejos que el 8% de aumento salarial que el FMI le exige al gobierno que se aplique a los empleados públicos el año entrante, camino a las elecciones.
