Un punto de inflexión marcó la medida de fuerza, que tuvo una fuerte adhesión en todo el país.

Por Oscar Luis Rosas

Trabajadoras y trabajadores, integrantes del Movimiento Obrero Santafesino, expresión gremial en nuestra provincia de la CTA y de las distintas regionales de la CGT, decidieron participar junto al Movimiento Sindical Rosarino del acto central por el paro general del pasado lunes 25. Y fue allí que, con un marco de más de 10 mil manifestantes, se expresaron frente a la delegación de la Anses, en la ciudad cuna de la bandera, en contra de las políticas del gobierno nacional.

“No tenemos expectativas sobre el gobierno de Macri”, sostuvo en Rosario el secretario general de la CTA Santa Fe y secretario adjunto de Amsafe, José Testoni. “Dudábamos de sus promesas de unir a los argentinos, de no quitarnos ningún derecho, de reinsertarnos en el mundo o de parar la inflación y no devaluar”.

“No obstante, más allá de lo que pensemos cada uno, a cualquier trabajador o elector de la Argentina, ante propuestas de cambios, le asistía el beneficio de la duda y apostar a Cambiemos”, prosiguió. “Suponíamos que de la misma manera que hubo corporaciones, medios de comunicación concentrados, sectores de la justicia y agrupaciones políticas y sindicales funcionales al triunfo del actual gobierno nacional, esos favores no serían gratis. Se iban a pagar uno a uno con actos de gobierno peores de los que se criticaban”.

Y así fue. “Las corporaciones adherentes recibieron el beneficio de sus acciones PRO. Pero jamás creímos que su gestión de gobierno iba a ser tan mala y a generar tanto perjuicio en tan solo dos años y medio”, a lo cual agregó: “Tanto endeudamiento. Tanto ajuste y destrucción del Estado. Tanto desaliento a la producción y el trabajo. Tanta timba financiera, fuga de capitales y pérdida de reservas. Tanta devaluación e inflación. Tanto techo paritario y pérdida de poder adquisitivo. Tanta agresión en frases como ‘Caímos en la Escuela Pública’. Tanto desprecio en frases como ‘Ningún pobre llega a la Universidad’. Tanto frío. Tanta hambre. Tanto pacto fiscal apretando a gobernadores. Tanto saqueo a los jubilados. Tanta persecución judicial, prisión preventiva y muerte”.

Y jamás creímos que tantos perjudicados, por culpa, comodidad o confusión, se mantendrían desmovilizados viendo la devastación en silencio. Hubo movilizaciones, pero por el daño producido, deberían haber sido mayores.

Silenciosos y traidores

John William Cooke, fundador de Forja, abogado, periodista, además de diputado y apoderado del Movimiento Nacional Justicialista, luego del golpe de Estado de la Revolución Libertadora/Fusiladora, afirmaba que los “burócratas no caen del cielo” y lo decía con dolor viendo cómo sus compañeros de partido en épocas de oro, abandonaban sus banderas acomodando sus intereses en tiempos de avance represivos, proscriptivos e imperialistas.

La historia le dio la razón al viejo Cooke, los burócratas y cipayos son emergentes de sus sociedades, generalmente producto del “no te metas”. Sus críticas a las facciones participacionistas sindicales, que se resistieron a la lucha y a la calle, 50 años después, vuelven a tener absoluta vigencia.

“Me pregunto entonces –continuó Testoni–, sabiendo todos que cada día de gobierno sin un pueblo movilizado exigiendo pone en mayor riesgo nuestros intereses: ¿qué hace un dirigente sindical o militante sindical un día de paro? ¿Cómo toma un trabajador la convocatoria a movilizarse? ¿Cómo se bancan no exigir en la calle lo que saben que no se va a resolver por las redes, ni por autocrítica oficial? ¿Cómo creen que va a ser su futuro, si colectivamente no tomamos el destino en nuestras manos?”.

“Y para impulsar acciones en favor de las mayorías e impedir que se profundicen las políticas neoliberales en nuestra patria destinadas a la concentración económica de una elite, desde todos los actores que conformamos el movimiento popular debemos construir con voluntad, con coraje, con inteligencia un proceso de resistencia en unidad, que detenga la catástrofe”, concluyó.

En el acto

Ya en el acto y sobre el escenario, casi todos los oradores hablaron del día después a este paro. Ellos saben que la única forma de detener estas políticas contrarias a los intereses de los trabajadores, de los industriales, de los comerciantes, y en síntesis, de quienes producen, es con organización, unidad, solidaridad y movilización.

También manifestaron su rechazo a las políticas que va a imponer el FMI. No será lo mismo después de este paro general, los dirigentes a los que hace referencia Testoni ya no podrán ocultar ni dilatar más los reclamos de las bases; ya hay muchos sin trabajo, sin techo y sin comida, para que puedan mirar hacia otro lado. Al decir de Sonia Alesso, secretaria general de Amsafe y de CTERA, una de las oradoras, lamentablemente se comienzan a ver llenos de alumnos los comedores escolares, porque sus padres han perdido el trabajo, o no les alcanza para mantenerlos; nuevamente se comienzan a ver chicos descalzos. La pérdida del poder adquisitivo del salario, producto de los tarifazos y del aumento de los precios por encima de los aumentos paritarios, ponen a los trabajadores en alerta.

Rosario vivió una jornada de lucha histórica, con paralización total de actividades. Ni siquiera los comercios, que en muchos casos se encuentran atendidos por sus propios dueños, abrieron sus puertas.

No queda nada de esperar de éste gobierno decidido a sostener los intereses de unos pocos; sí en cambio, la esperanza de los trabajadores en sostener un plan de lucha que frene la acción destructiva y pueda poner freno a sus políticas hasta que, en el 2019, pueda producirse un cambio.

En Santa Fe el paro se sintió muy fuerte

Hubo acatamiento total al paro en el sector público y parcial en el comercio en la ciudad de Santa Fe. Sin transporte público ni estaciones de servicio, el microcentro lució como un domingo de fin de mes, con muy pocos negocios abiertos. En las avenidas principales, el acatamiento fue dispar y se observó una mayor cantidad de comercios abiertos.

Los gremios estatales ATE y UPCN, los docentes de Amsafe, Sadop y UDA y los trabajadores municipales acataron en un 100% la medida de fuerza y vaciaron las oficinas y organismos públicos y las escuelas. En los hospitales también se sintió la huelga y sólo hubo guardias mínimas. En el sector público, sí hubo actividad en los tribunales provinciales y federales.

Los choferes de la UTA también pararon y por eso no circularon los colectivos urbanos, ni de media y larga distancia. También acataron el paro los trabajadores de las estaciones de servicio, que no despacharon combustible durante toda la jornada. En las calles santafesinas, la postal del lunes se confundió con la de cualquier domingo.

El acatamiento en el sector comercial fue dispar. El Centro Único de Empleados de Comercio (CUEC) adhirió a la medida de fuerza nacional. En el microcentro y en la peatonal casi todos los locales estuvieron cerrados, del mismo modo que los bancos ante la adhesión del sindicato del sector. En cambio, en las avenidas comerciales del norte de Santa Fe hubo mayor actividad y no se sintió tanto el paro como en el centro.

Solo las cadenas de supermercados y de electrodomésticos trabajaron con normalidad, aunque con muy pocos clientes. El secretario general del CUEC, Edgardo Coria, denunció que “en algunos supermercados de grandes cadenas, específicamente Coto que se mantiene abierto, los empresarios aprietan a los trabajadores para que concurran a realizar su labor”.

Los gremios mayoritarios de Santa Fe se movilizaron hacia Rosario para participar de la marcha y el acto convocados por el Movimiento Sindical Rosarino y el Movimiento Obrero Santafesino.

Por su parte, y como en el resto del país, en la capital provincial, sobre el bulevar Pellegrini, hubo una manifestación de partidos y organizaciones de izquierda, entre ellos el Frente Social y Popular, Opinión Socialista y el Partido Obrero.

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