Apostasía: la voluntad de renunciar

Furor anticatólico: centenares de argentinos huyen de la Iglesia con un trámite a sola firma.

Dicho rápidamente, la apostasía refiere al hecho de darse de baja de la Iglesia Católica. Consiste en un trámite relativamente sencillo: se envía una carta a la diócesis a la que pertenece la parroquia donde la persona fue bautizada. En dicha carta se detallan los datos personales y el nombre de parroquia y fecha aproximada donde se efectuó el bautismo. Tras esa solicitud, se anotará al lado del registro del bautismo que dicha persona abandonó la fe católica.

El sábado 18 de agosto se realizó una jornada de apostasías colectivas en distintas ciudades de todo el país. Ese día en la ciudad de Santa Fe hubo dos, organizadas por el Partido Comunista, La José Martí y la Corriente Nacional Lohana Berkins. Y el jueves 23 la agrupación socialista Igualdad y Participación hizo la suya.

Vale decir que la apostasía se convirtió recientemente en un furor en Argentina tras los debates por la legalización del aborto. Por ejemplo, el Papa Francisco comparó la interrupción del embarazo con el nazismo. La postura contraria a los derechos de las mujeres por parte de los referentes católicos evidenció su mirada reaccionaria y conservadora sobre la sociedad.

El costo de la fe

La relevancia de la apostasía radica en que Iglesia considera como católica a toda persona bautizada, no sólo a los practicantes. Por eso, argumenta que casi el 90% de los argentinos profesan dicha fe y, por tanto, puede incidir en la toma de decisiones políticas y la aprobación de leyes.

Asimismo, la Iglesia Católica recibe aportes y financiamiento público todos los años porque la Constitución Nacional establece en su artículo 2º el sostenimiento oficial del culto católico.

Además, debido al decreto-ley N° 21.950 firmado por el dictador Jorge Rafael Videla en 1979, el Estado debe encargarse de costear salarios y jubilaciones de arzobispos y obispos, además de otorgar exenciones impositivas y partidas por miles de millones de pesos al año para subvenciones del sistema educativo privado y confesional.

Ante el Congreso, el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, declaró en marzo que durante el corriente año la Iglesia recibe una partida presupuestaria de unos $130,4 millones. Estos montos se destinan, entre otras cosas, a los hombres fuertes del culto: los obispos diocesanos cobran $46.800 por mes; los auxiliares, $40.950; los obispos eméritos, $40.950; y los administradores apostólicos y diocesanos se llevan $46.800.

Iglesia y Estado, asuntos separados

La gran cantidad de apostasías colectivas a los largo del país esta teniendo su correlato en el Congreso de la Nación, donde legisladores de diversos partidos y bloques presentaron más de nueve proyectos que, desde diferentes ángulos, buscan reafirmar la condición de Estado laico de la República Argentina y finalizar con el sostenimiento financiero a la Iglesia Católica.

Este jueves 6, en la Sala 2 del anexo de la Cámara de Diputados, tendrá lugar la primera audiencia pública donde personalidades como Nora Cortiñas, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, legisladores del FpV, Movimiento Evita, UCR, Frente de Izquierda y otros bloques, comenzarán a debatir propuestas para lograr la efectiva separación de la Iglesia y el Estado.

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