Según el último dato oficial de julio, la venta de lácteos cayó 10,18% respecto del mismo mes del año pasado. Van tres años consecutivos de caída continua de las ventas.
No alcanzó con disfrazar las cifras con un cambio de medición: la actual Secretaría de Agroindustria no puede ocultar uno de los indicadores más claros de la malaria, la caída en las ventas de lácteos en general y de leche en particular. Si con el antiguo sistema de medición se podía ver que el consumo de leche estaba peor que en 2001 y el de todos los lácteos era igual de bajo que en 2005, con el nuevo sistema –que mide ventas– se puede observar que el sector cae en picada desde 2015 a la fecha.
Las ventas de todos los lácteos cayeron en julio un 10,18% respecto de julio de 2017. En el acumulado desde enero a julio, la diferencia negativa respecto del año pasado es de 2,7%. La comparación respecto de 2015 es peor: 4,38% para atrás.
Pero el indicador más preocupante es el de la venta de leche fluida. En tetra brick, sachet o botella plástica, la leche explica la mitad de las ventas de lácteos y es el alimento principal del desayuno y la merienda. Pues bien, en julio las ventas de leche estuvieron un 4,16% abajo de julio de 2017. La comparación del acumulado desde enero arroja una caída del 2,62% respecto del año pasado. Pero el dato más significativo es que <strong>las ventas de leche están 10,7% abajo de 2015</strong>, en la comparación del acumulado de enero a julio.
A través del cuadro se puede observar cómo la caída de las ventas de leche fluida es, a la vez, la suba de las ventas de leche en polvo: se sustituye el alimento. No obstante, eso no quita que la venta de lácteos en general haya caído sin parar desde el cambio de gestión: 3,44% en 2016 respecto de 2015, 0,8% en 2017 respecto de 2016 y un 2,7% en lo que va de 2018 respecto de 2017.
