Desde Ciudad Universitaria al Rectorado, ida y vuelta. Los estudiantes protagonizaron una nueva jornada histórica de lucha con una inédita movilización que duró cuatro horas. Accedé al documento completo.

Mientras por asamblea se decidía la toma de Ingeniería y Ciencias Hídricas, cerca de las 16.00 de ayer las huestes estudiantiles salieron desde Ciudad Universitaria hasta el Rectorado. Al frente iba Humanidades, la primera facultad tomada de la UNL. La columna se extendía, tras cruzar el Colgante, desde Lavalle hasta el Oroño. En el camino se sumó la banda de la Tecnológica, que luego en el acto denunciarían la emergencia que los tiene paralizados por falta de presupuesto. Desde el arranque, acompañaron la CCC, La Poderosa, la CTEP, La Dignidad, entre otras organizaciones sociales y territoriales; en la toma, las facultades se abrieron a la participación popular y Ciudad Universitaria fue pisada por primera vez por muchos santafesinos del oeste. También hubo banderas de partidos políticos de la izquierda y del peronismo, del socialismo y los radicales de la Karakachoff.

Al llegar al Rectorado comenzaron los discursos. Guillermo Munné, por Adul, el gremio docente, estaba rojo de contento. Los referentes del gremio, Mariana Carminatti y Oscar Vallejos, estaban ausentes porque en Arquitectura se jugaba otro partido: una reunión de todos los claustros, organizada por el decanato, ponía en cuestión la toma de Arquitectura. Luego habló Rubén Nuñez de Apul, los no docentes, que recordó que la gratuidad recién se logró en 1947, y Melisa Devercelli, por los becarios de Conicet. Abajo, Jorge Hoffmann de ATE, Pablo Jiménez del Sindicato de Prensa, Patricia Mounier de Sadop o José Testoni, de Amsafe, miraban desde abajo el protagonismo de los estudiantes. Los percusionistas de Apul le daban a los bombos a más no poder.
Para la lectura del documento, se alinearon los jóvenes, cada uno con la remera de su agrupación. Estaban todas, menos Franja que, no obstante, aportó ocho asistentes de vestimenta morada a la movilización (los contamos). La conducción del acto estuvo en manos de Javier Vera y Milagros Monserrat, de Humanidades, pero el aplauso furioso se lo llevó el joven Nicolás Sejas, que con dominio dramático de la oratoria tuvo a su cargo el último párrafo del texto, antes de la enumeración de demandas: “A 100 años de la Reforma de 1918, ante las puertas de la UNL y con la ciudad de Santa Fe como testigo, esta marea universitaria repudia a los cómplices morales y políticos que ponen en peligro la Educación Pública, Libre, Laica y Gratuita; reclama la representación de los principios revolucionarios sobre los cuales se edifica nuestro Sistema Universitario y se proclama heredera legítima de la tradición que enaltece a esta centenaria casa de estudios”.

Tras la lectura del documento, Franco Airaldi, de la asamblea de autoconvocades de Arquitectura, explotó a la concurrencia con una frase que cerró el acto: “Que la universidad le abra las puertas al pueblo, o el pueblo las derrumbará”.

Dulio Lacuadra, dirigente curtido del Centro de Estudiantes de Humanidades, le dio un giro a la jornada y llamó a volver a Ciudad Universitaria, para decir presente en la interclaustros de Arquitectura. Los estudiantes pegaron media vuelta y se fueron, marchando, con una cuerda de tambores detrás, de vuelta a la Ciudad Universitaria. Un inusitado rally rebelde cruzó cerca de las 20:00 el Colgante. Los tambores siguieron resonando en la noche, cuando se confirmó la continuidad de la toma de Arquitectura.

Cobertura: Ramiro Bisa, Gonzalo Andrés, Juan Pascual, Ileana Manucci.
Fotografías: Mauricio Centurión.

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