De la escuela Juan de Garay a Mar del Plata

Este viernes se estrena en el Festival Internacional de Cine de esa ciudad el cortometraje “11.40”, de la docente santafesina Claudia Ruiz. Basada en un hecho real, la historia acontece en aulas lindantes a una cárcel y tiene como protagonistas a niños y niñas que viven una singular experiencia en un contexto de marginalidad. El guión fue obra del ya destacado Agustín Falco.

“Sucedió en los años 2000, cuando yo era maestra de plástica en la escuela Juan de Garay 6341”. Quien habla es Claudia Ruiz, la directora de 11.40, un cortometraje que este viernes 16 de noviembre se estrena en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Con entusiasmo, esta docente santafesina le comentó a Pausa que “el hecho real” lo vivió “una compañera de segundo grado”, pero a ella la “conmovió mucho” y la acompañó durante todos estos años. “Es la historia de un niño que comienza a asistir a la escuela en mitad del año porque su mamá se mudó al barrio. El motivo de la mudanza es lo que atraviesa la historia. El corto ficciona esa situación y trata de recuperar lo esencial de la anécdota: pensar la ternura más allá de los contextos”, indicó.

Si bien Ruiz cuenta con experiencia en el campo de la animación –lenguaje con el que se siente identificada–, esta vez consideró que la narración requería de una verosimilitud que solo la ficción podía brindar. Y para ello contó con el aporte del ya consagrado Agustín Falco (egresado del Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales de Santa Fe, ISCAA, y autor de “Fábula”, “Historias Breves 7”, “21 sesiones” y “Cauce). Acerca de trabajo que los unió, la realizadora comentó: “Le propuse a Agustín que me ayude a pensarla en ficción. Tuvimos muchos encuentros donde yo le conté la historia, pensamos también en la producción posible. Contar los hechos, tal como ocurrieron, implicaba una producción mucho más grande y no necesariamente era el único camino. Agustín, gran guionista –subrayó–, mi iba aportando posibilidades, personajes. Fuimos definiendo el conflicto en función del final que es lo que se mantiene de la historia original”.

La narración

A propósito, el propio Falco expresó que “la particularidad de esta película es que los hechos que la inspiraron sucedieron en el mismo lugar donde se filma la película. Es por eso que la historia se desprende de un espacio tan universal como una escuela pública, pero a la vez singular como es encontrarse junto a una cárcel. Podríamos decir que lo real subsiste en el guión con la forma de una fábula signada por la lejanía de los claustros, el encierro de los muros y la proximidad de las carencias y los deseos”, ilustró dejando entrever los pilares del argumento.

Y profundizó: “Escribir una historia basada en lo que llamamos realidad, o lo que sería preferible llamar ‘presente vital’, siempre resulta un desafío. Pero es la tarea de narradores y cineastas. En el caso de ‘11.40’ hay una dificultad extra: se mezclan los tiempos más que en otras oportunidades y la escritura del guión entra en tensión con el recuerdo de lo que realmente sucedió. Todo se convierte en un problema que excede lo narrativo y se cruza con la fidelidad con los hechos. Conflicto inevitable que termina resolviendo el cine con su capacidad de construir un presente con esos niños viviendo una pequeñísima aventura cotidiana”, fundamentó.

Tal como ya se anticipó, 11.40 tiene como grandes protagonistas a los niños que concurren a una escuela cercana a una cárcel. Al hilo de esos contextos, Ruiz remarcó que Falco supo “respetar su visión” referida a que “en espacios de marginalidad, la mujer es pilar y motor; de hecho, los personajes son mujeres y niños”. Y la trama hace foco en “la maravilla del encuentro” y no tanto en el conflicto que media entre los más chicos y los adultos”. Así, lo central surge “cuando niños y adultos pueden generar puentes, y con un poco de imaginación sortear distancias”, planteó la directora.

El trabajo previo

Producido por la cooperativa Mucha Siesta, este corte contó con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), la Municipalidad de Santa Fe, el Ministerio Innovación y Cultura, 03 RED, Alto Cine y El Molinete Animación. El proyecto ganó el concurso Historias Breves del Incaa en octubre de 2016. Un año después se firmó el convenio y el rodaje se llevó a cabo entre el 5 y el 9 de febrero de 2018. “Fueron cinco días intensos, en los que se tuvo que ajustar mucho la producción porque para trabajar con niños las jornadas son más reducidas –relató la realizadora–. Se filmó un día en el Jardín Había una Vez y cuatro días en la escuela Juan de Garay”.

Con relación a la conformación del elenco, los niños y niñas pasaron por un gran casting que se tuvo lugar en el Mercado Progreso, bajo la tutela de Ricardo Ryser, “un director de teatro cordobés con experiencia en cine con niño”. Tras dos procesos de selección y con el asesoramiento de María Laura Berch, “salieron los tres personajes niños: Damián, Facundo Suarez; Matías, Ceferino Rodriguez Ibañez; Alma, Cielo Eberhard y el joven Adrián, Lautaro Lencina”, detalló la directora. Con el grupo actoral de adultos, el camino fue diferente porque Ruiz ya había pensado en Carolina Cano –otro nombre destacado de la escena teatral local– para que interpretara el rol de la maestra. “Siempre consideré que ese papel era de ella. Lo mismo sentí con Vilma Romero para el papel de la directora. Para los roles de la mamá, Karen, la amiga trans de la mamá y la abuela hicimos también casting pero más cerrado, a partir de grupos de teatro conocidos”, contó.

De la animación a la ficción

Ruiz es docente de animación en el Bachillerato Audiovisual Especializado de la Escuela Mantovani y de la Tecnicatura y el Profesorado Audiovisual del ISCAA. Ante la consulta sobre la adaptación al cambio del lenguaje de la animación a la ficción, señaló que implicó “mucho vértigo”. “El tiempo de rodaje de una animación no es menos de cinco meses de jornadas de ocho a 12 horas. Acá solo tenía cinco días. El trabajo de guión y storyboard fue lo más conocido en forma de trabajo. Confiando en las palabras de Agustín y también por el trabajo que se hizo con el equipo, (más) reuniones previas donde les mostré referencias de cómo quería contar la historia, cómo me imaginaba el trabajo de cámara, la puesta en escena y el tratamiento de la luz” se logró el objetivo.

Mar del Plata y Santa Fe

Con alegría, la directora también se refirió al debut de “11.40” en el festival marplatense. “Es como jugar en las ligas mayores. Si bien la película anterior de animación que hice, ‘El niño y la noche’, también recorrió festivales de todo el mundo y obtuvo 18 premios nacionales e internacionales, Mar del Plata es el festival más importante del país. Empezar su recorrido tan arriba es un buen augurio. Puede ser una ventana a un lindo comienzo”.

Al respecto, Paula Rodríguez, productora de la cooperativa Mucha Siesta, adelantó que “la idea es poder estrenarlo en el cine América durante la Semana del Cine Argentino que se organiza para diciembre” y recalcó que “poder estar en esta 33°edición (del propio festiva) nos llena de orgullo ya que una vez más el cine santafesino se visibiliza a nivel nacional e internacional”.

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