Es tiempo de excesos y encuentros. La agenda de reuniones, festejos y despedidas sobrepasan la capacidad que tiene el hígado para reconstruir todo lo que se consume en algo tolerable para el organismo. Salvo que sea vegano o musulmán. Si bien la vida no es sencilla para estos últimos, generalmente no compran protectores hepáticos.
Cualquier pretexto es bien recibido a la hora de festejar. El cronograma parece imposible, coordinar fechas es más difícil que frenar la recesión. Es indudable que la mejor medida para entender el paso de los años está relacionada al tiempo de recuperación bajo el efecto de la resaca. El tiempo que se necesita es inversamente proporcional a la suma de las décadas sobre el cuerpo.

Hay que reconocer que la gestión de Cambiemos logró un cambio significativo en nuestra subjetividad. En principio, todo es y será a la canasta. Es muy importante generar una modificación en la percepción. Pocos gobiernos pueden dar muestras de eficiencia y logros en ese aspecto.

Mauricio puede sumar una estrella, tenemos la certeza inmodificable que 2018 será mejor que 2019. Lo mismo podríamos decir en anteriores años: sin dudas 2017 fue mejor que 2018, pregúntele a cualquier comerciante local.
Pero, como sabemos, toda crisis es una oportunidad. Al menos eso repiten los líderes citando a los chinos, con tanta rigurosidad como cuando Xi Jinping cita a Sarmiento. Todos sabemos que se hace camino al andar. Por lo cual, en Argentina vamos de oportunidad en oportunidad, esperando el derrame oportuno para poder despegar.

Haga un esfuerzo, intente cambiar el modo de entender lo que le rodea. Usted no busca una oportunidad de trabajo, busca una crisis laboral. Usted no está en crisis, está en un momento bisagra, es cuestión de que haga gala de la resiliencia y busque el neurotransmisor que lo pueda sacar adelante. Con fe y esperanza, todo se puede. Si a la dimensión espiritual le suma algún tratamiento homeopático, se puede aún más. Ya si logra una receta certificada, todo será más sencillo. Donde no puede la ciencia puede el pastor. Y como buen rebaño no podemos escapar a la insana costumbre de agasajarnos por la finitud del calendario gregoriano.

No hay nada más lindo que encontrarse para festejar algo, lo que sea. Sumado al hito gubernamental que provocó el G-20, con la certeza de que nuestro país comenzará un rumbo definitivo de prosperidad y con la certeza de que la única forma de triunfar es teniendo militarizada a la Capital Federal, debemos aprender lecciones de ceremonial y protocolo que permitan igualar nuestras pequeñas reuniones a los verdaderos acuerdos globales que se realizaron para el bien de la humanidad. Por eso, desde el Departamento de Relaciones Internacionales de Cocoliche le entregamos cinco tretas indispensables para salir ilesos y victoriosos de cualquier cónclave festivo:

1.- No vaya a ninguna fiesta. No falla.

2.- Evite reunirse con gente que no conoce. Salvo que sea su familia. Evite el vitel toné caliente.

3.- Si no sabe cómo viene la mano, haga la gran Ángela Merkel y llegue al otro día.

4.- Haga siempre chistes, quedará muy bien ante el público. O traduzca frases al italiano y el francés.

5.- A partir de mañana diga frente al espejo: “Hoy voy a conquistar el mundo”. Luego suba a la bicicleta evite el bache, si llueve cargue la sube y vaya a trabajar. Le aseguro que todo cambiará. Es cuestión de actitud y esfuerzo.

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