—“Trabajaba como trapito”. Eso no es un trabajo, era un extorsionador profesional, llamemos las cosas por su nombre.

Trapito era un muñeco triste, un dibujo animado que nunca vi y sin embargo recuerdo esta musiquita como una maldición: a la escuela con Anteojito, al jardín los más chiquitos con Trapito. Trapos le llaman las hinchadas a sus banderas, orgullo y trofeo: te roban los trapos, llamás a la yuta, la rima que sigue es predecible.

—Sr. ¿usted lo conocía tan bien como para hablar con tanta liviandad y tratarlo de extorsionador? Porque yo sí lo conocí y sé cómo era.

La pelota de los pobres era de trapo. En alguna jerga tumbera trapo también significa puto, sometido, el que lava. A todo trapo se decía para significar a toda velocidad (a toda vela) pero también máxima intensidad, potencia o lujo; ésta última acepción también servía al doble sentido en un chiste frecuente sobre la pobreza: una casa a todo trapo, trapo en las puertas y en las ventanas.

—Te invito que le ofrezcas a cualquiera que está en un semáforo que vayan a limpiarte un terreno o a cortar el pasto, deciles que laburen 8 horas y le das 800 pesos, como a una chica que limpia 100 pesos la hora, si conseguís a uno que acepte borro el comentario.

Pasarle el trapo a alguien es ser muy superior o ganarle sobradamente en algo o a algo. Sin embargo entre todos los posibles sentidos, pienso primero en el trapo que se guardaba indolentemente en una caja de cartón, junto al betún de los zapatos y el cepillo (quizás también un calzador que nadie jamás usó), en realidad, un revoltijo de distintos trapos empetrolados, negros o marrones, lastimosos.

—A ver, a ver, los que hablan sin saber, los trapitos son unos drogadictos vagos que no sirven para nada...yo tenía un taxi y los vivía llevando a comprar droga...a lo mejor alguno zafa, pero el 95% son así, cállense la boca las viejas que salen a defenderlos porque después andan llorando.

Como cualquiera sabe, un trapo es cualquier pedazo de tela descartado, por viejo, por roto, porque ya no sirve: Viejos son los trapos. Generalmente se usan para limpiar o secar o para nada. Casi siempre se tiran a la basura pronto.

—¿Usted se lo ha ofrecido? ¿la gente que pide porque tiene hambre le parece a usted extorsionadora?

Obscenos, sucios, indeseables, son trapitos al sol; nadie los quiere cerca, nadie los quiere ver, nadie los quiere. Solo aparecen en las noticias policiales de tanto en tanto. Ahí están ahora y mañana y pasado.

Ojalá que te roben, le respondió despacio un nene a una mujer que lo insultó a los gritos por querer limpiarle el vidrio del auto sin permiso. Estaba en patas, era invierno.

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