Vacunas: un derecho y una obligación

Ante mitos y desinformaciones, los especialistas recalcan su función en la prevención de enfermedades. Por qué es necesario sostener una política de salud orientada al bienestar.

“Las vacunas evitan la muerte de tres millones de personas al año; 2,5 millones de ellos niños. Constituyen, junto con la potabilización del agua, el método más eficaz para mejorar la salud de las personas y aumentar la esperanza de vida”. El preciso y contundente mensaje fue publicado por la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (Save) el pasado 23 de noviembre en la cuenta de Twitter de la entidad en procura de desplazar desinformaciones atadas a prejuicios o falsedades. En rigor, el artículo 11 de la ley 22.909 establece que “las vacunaciones son obligatorias para todos los habitantes del país, los que deben someterse a las mismas de acuerdo a lo que determine la autoridad sanitaria nacional con respecto a cada una de ellas”, en tanto postula que los “padres, tutores, curadores y guardadores de menores o incapaces son responsables del cumplimiento de lo dispuesto”.

Enmarcada una política de salud pública, la vacunación es un derecho –particularmente de los niños y las niñas– e implica una obligación por parte de los adultos, así como del Estado a la hora de brindar las debidas garantías en materia de gratuidad. “Así evitamos enfermarnos y transmitir enfermedades a otras personas. Y si cada vez somos más las personas vacunadas, las enfermedades pueden eliminarse o erradicarse”, ilustra la Fundación Huésped.

A pesar de la obviedad

A pesar de la obviedad que conlleva reafirmar que las vacunas previenen enfermedades y contagios, resulta imperioso pronunciar el enunciado. “Lo triste de la historia es que hemos tenido sarampión genuino. Imaginamos que era una enfermedad que podíamos erradicar con la venida del nuevo siglo. Hoy por hoy las situaciones epidemiológicas han cambiado por una razón muy clara: el enorme movimiento de personas dentro y fuera de un país ha hecho que no tengamos una patología regional única, típica, característica e individual de cada lugar, sino que importamos y exportamos en forma permanente este tipo de cosas”, manifestó Carlos Alico, presidente del Colegio de Médicos de Santa Fe Primera Circunscripción. De cara a esa realidad, el profesional fue categórico al definir el derecho en cuestión como “colectivo”. “El no vacunar es colectivo porque si hay alguien que tiene capacidad de transmitir una enfermedad y, voluntariamente no se vacuna, infringe una norma cuya primera falla es la falta de respeto hacia el semejante”, consideró e hizo hincapié en que, por ejemplo, “la vacuna de sarampión no da inmunogenicidad perenne; tenemos que realizar en el curso de la vida del niño refuerzos. El sarampión es una de las eruptivas que tiene mayor potencialidad de complicaciones de laringe y cardíacas. Además puede provocar la muerte”, remarcó.

Expuesta la problemática, cabe ahondar en el rol de la vacuna dentro de un entramado social a riesgo de incurrir nuevamente en conceptos más que claros ante la mirada del sentido común. “La razón de las vacunas es prevenir enfermedades prevenibles. Es evitar enfermedades que pueden provocar secuelas o la muerte –subrayó Alico–. La función es netamente epidemiológica sanitaria. Apuntamos a tener una población sana teniendo en cuenta que las vacunas son una de las alternativas, no la única. (Otra es) el agua potable que sirve para evitar enfermedades que puede transmitir un agua de mala calidad”.

Inalienable

Más enfático, el expresidente de la filial local de la Sociedad Argentina de Pediatría aseveró que el objeto de la discusión no es otro que el respeto de un derecho. “Es un derecho inalienable de quien la recibe. Muchas veces se manejan conceptos erróneos en cuanto a la decisión de los progenitores de no vacunar a un niño que no tomó la decisión de hacerlo”, esgrimió y abrió la puerta a una controversia relacionada a la decisión de madres y padres que, por razones de diversa índole, como pueden ser determinadas formas de vida, no desean vacunar a sus hijos e hijas.  

“Para no vacunar, lo primero debería ser no tener un parto en una institución. Debería ser domiciliario y así estamos faltando a normas sanitarias y de riesgo para no colocar (las vacunas) BCG y Hepatitis B. Por otro lado, si querés manejarte de esa manera andate a una comunidad cerrada, pero no expongas a tu hijo en una comunidad abierta donde los virus salvajes siguen circulando”, planteó el médico neonatólogo e insistió en que “los niños tienen sus derechos propios”, los cuales se extienden a “los controles pediátricos”. Vale decir, los niños y niñas “tienen derecho a tener un pediatra de cabecera porque es quien va a cuidar de su salud para que no enferme y de su crecimiento y su desarrollo para generar adultos capaces de desenvolverse en la vida con todas sus potencialidades. De eso se trata cuidar nuestra infancia”, definió.

VPH

Una polémica recurrente se centra en la vacuna contra el VPH o el virus del papiloma humano. Consultado sobre la cuestión, el titular del Colegio de Médicos de Santa Fe puso el foco en la prevención del cáncer de cuello uterino y la inclusión en el calendario para niñas y niños de 11 años. “Esto no implica de ninguna manera que se baje la guardia y no se realicen los estudios pertinentes que se debe hacer toda mujer en edad sexual activa para tratar de pesquisar con tiempo una enfermedad. Es una enfermedad prevenible. Si la encontrás tenés muchas más chances de poder curarla”, aclaró en un principio y continuó: “La vacunación a los 11 años sigue el propósito de la evitabilidad de la transmisión del virus. Cuando salió esta vacuna, era carísima y para pocos. Para que tenga accesibilidad total, tiene que ser encargada por el Estado”, finalizó.

Inmunización contra los mitos

En abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS)  brindó una serie de aclaraciones ante ciertos mitos e interrogantes:

• La buena higiene, el saneamiento y el agua salubre son insuficientes para detener las enfermedades infecciosas, y la vacunación sigue siendo necesaria.

• Las vacunas son seguras. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente.

• Las vacunas interaccionan con el sistema inmunitario y producen una respuesta inmunitaria similar a la generada por las infecciones naturales, pero sin causar enfermedad ni poner a la persona inmunizada en riesgo.

• Las pruebas científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no tiene efectos negativos en el sistema inmunitario del niño.

• La gripe es una enfermedad grave que mata entre 300 mil y 500 mil personas al año. Las embarazadas, los niños pequeños, los mayores con problemas de salud y cualquiera con enfermedades crónicas, como cardiopatías o asma, corren mayor riesgo de padecer enfermedad grave y morir. La vacunación de las embarazadas aporta el beneficio añadido de proteger a los recién nacidos.

• Un estudio de 1998 planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo, pero posteriormente se demostró que era fraudulento y tenía graves sesgos. No hay ninguna prueba de la existencia de una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo o los trastornos del espectro autista.

Objetivo cumplido

Noviembre tuvo buenos indicadores para nuestra provincia una vez finalizada la campaña nacional de vacunación contra el sarampión y la rubéola. Acorde a datos difundidos por el Ministerio de Salud de Santa Fe, se alcanzó el objetivo de cubrir el 95% de la población de niños y niñas entre los 13 meses y previo a que cumplan cinco años.

Para el Nodo Santa Fe, los resultados fueron los siguientes:

• Sobre un total de 54.766 niños comprendidos entre los 13 meses y menor de cinco años, se vacunaron 53.301, lo que representa el 97%.

• En el departamento La Capital, con una población objetivo de 37.713 niños, se vacunaron 34.896, lo que tambien representa el 97%.

En el resto de los departamentos, se superó ampliamente el objetivo previsto:

• En Garay, se contó con una población objetivo de 1417 y fueron vacunados 1712.

• En el departamento Las Colonias el objetivo fue una población de 5953, mientras que fueron vacunados 6304.

• En el departamento San Javier, la población objetivo fue de 2241 niños, y se aplicaron 2392 vacunas.

• En el departamento San Jerónimo, la población fue de 4717 y se vacunaron 5019 niños.

• En el departamento San Justo, la población era 2726 niños y fueron aplicadas 2978 vacunas.

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