El maldito hábito de no usar forro

Foto: Mauricio Centurión

Amplias franjas de la población sexualmente activa no utilizan preservativo, por lo que crece el contagio de infecciones de transmisión sexual. Especialistas piden que se aplique la ESI.

“Si amo, cuido”. Alejada de todo romanticismo, la frase es una consigna de alerta. Le pertenece a Jackeline Romero, quien vive con VIH desde hace 34 años. De esa forma, se encargó de resaltar por qué es necesario sostener el hábito de utilizar el preservativo en cada relación sexual. “Estoy indetectable. Mi pareja no vive con VIH, pero no me arriesgo a joderle la vida”, agregó la referente de Diversa Positiva Red Rosario, una ONG dedicada al trabajo territorial para la prevención y el acompañamiento de personas infectadas por enfermedades de transmisión sexual.

Su testimonio no es el único que apunta hacia esa dirección. La abogada Mariana González, de VOX Asociación Civil Rosario, también advirtió que “En general los jóvenes no lo usan, como tampoco lo usan las personas mayores de 40, ni mayores de 50. Es poca la gente que tiene una conciencia real con respecto al uso del preservativo”. Desde esta organización se atiende de manera integral a las personas diagnosticadas con Sida y, a partir del trabajo cotidiano, su portavoz reflexionó acerca de alguna de las líneas que convergen en la problemática.

Equivocados

“Hay una impronta machista muy fuerte. Por ejemplo, los hombres se resisten a utilizarlo por falta de sensibilidad, porque les aprieta o les molesta o se les sale o lo que fuera. Son excusas para la no utilización –enfatizó–. Es lo único que les pedimos a los varones, que utilicen el preservativo. Porque después los grandes sacrificios en el cuerpo lo pasamos las mujeres, desde que tomamos anticonceptivos, nos embarazamos, parimos o abortamos. Siempre es sobre el cuerpo de las mujeres, muy poco es lo que se les pide a los hombres”, planteó no a modo de queja sino exponiendo una realidad habitual que se une a una serie de mitos, tanto como a la carencia de campañas y de educación sexual.

Desde la óptica del Subcomité VIH Sida que funciona en el hospital Iturraspe de nuestra ciudad, la utilización del profiláctico “forma parte del saber popular, pero es bajo el porcentaje de la población que lo usa siempre”. “Los jóvenes sobre todo conocen el preservativo, saben que su uso es positivo, pero siguen sin utilizarlo. Todavía hay que insistir mucho y ofrecer una buena educación sexual ya que hay muchos mitos, miedos y concepciones equivocadas en relación con el uso de métodos anticonceptivos y en particular del uso del preservativo”, indicaron y apuntaron hacia el cúmulo de información que circula por redes sociales e internet que “no siempre es correcta ni adecuada. Por eso es importante la Educación Sexual Integral (ESI) en todos los niveles de educación”, remarcó la médica Laura Trosch.

Educación

La profesional fue precisa al ilustrar que “todos los grupos etarios se ven afectados por las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), pero la mayor repercusión se manifiesta en la población sexualmente activa. La población adolescente es altamente vulnerable a adquirir ITS”. A instancias de tal vulnerabilidad, todas las voces se unifican a la hora de reclamar la ESI. “La gente aprendería, tendría información, sabría cómo cuidarse y cuál es el uso correcto del preservativo. Esto se agrava cuando no tenemos herramientas por parte del Estado para poder trabajar en campañas de prevención, concientización y difusión. La falta de uso de preservativo se da en todas las edades y comunidades”, resaltó Romero. Y consignó que “se perdió conciencia de la importancia que implica su uso”.

Por su lado, la representante de VOX argumentó a favor de la ESI esgrimiendo cuatro aristas de una misma pieza: salud, cuidado del cuerpo, cuidado de las prácticas sexuales y respeto en las relaciones sexuales. Vale decir, “no permitir que nadie nos haga algo que no queremos. El no naturalizar que las prácticas sexuales son así, ‘aunque me duela pero lo soporto porque tengo entendido que esto es el sexo’. Enseñarles a los jóvenes a tener una sexualidad plena, con satisfacción, con disfrute. Pero sobre todo con cuidado porque los virus y las bacterias están a la vuelta de la esquina y siempre es preferible evitar tenerlos que infectarse”, razonó González.

Ante la consulta sobre por qué se dejó de utilizar el condón, la médica del hospital Iturraspe diferenció que en la población adulta se trata de una conducta no incorporada. “Se escucha decir habitualmente ‘jamás lo usé, eso no es para mí’. Y en los más jóvenes influye el consumo de drogas y alcohol. Por lo tanto no hay conciencia de riesgo, lo que menos está presente en ese momento es el uso del preservativo”, recalcó.

Lo que se debe saber

Entonces, ¿qué se ignora en virtud de la importancia del uso? Trosch respondió con exactitud: “Se ignora que es el único método que nos previene de ITS, la vía sexual sigue siendo la  principal vía de transmisión de la infección por VIH, por lo que nos da un indicador de que el uso del preservativo continúa siendo un objetivo a trabajar fuertemente con la población. Si se usa de manera correcta es el método de mayor eficacia. Se dispensan de manera gratuita en centros de salud y hospitales. Es fácil de usar. No produce efectos secundarios ni contraindicaciones. Y puede ser parte de un juego erótico en el encuentro sexual”.

Y en su fundamentación, la profesional profundizó acerca de ideas desacertadas que pueden surgir la relación sexual. “Hay una concepción de la sexualidad guiada por el rendimiento sin tener conciencia del peligro. Aún hoy, erróneamente, algunas personas siguen pensando que el preservativo resta espontaneidad al encuentro o que les quita potencia”, planteó al tiempo que explicó: “Su uso no interfiere en la calidad de las relaciones sexuales ni en la satisfacción. Algunas generaciones, con una cultura más conservadora, son menos receptivas a su uso y en muchas ocasiones es mal utilizado. Es importante insistir en el buen uso del preservativo”.

Ocasionales y estables

Los riesgos no corren únicamente en relaciones ocasionales. Para las parejas estables también hay un llamado de atención. “Suele ocurrir que se usa el preservativo al comienzo de la relación, pero cuando ésta es más o menos estable se deja automáticamente de utilizar sin haber realizado el test para que cada uno conozca su serología”, manifestó Trosch. Estos comportamientos también merecieron el análisis de González. “Empezamos a salir con alguien y dejamos de cuidarnos con preservativo y la otra persona tenía VIH y no lo sabía, hacía mucho que no se testeaba. La infección tarda entre ocho y 10 años en dar un síntoma importante. Por lo tanto, podemos tener VIH y no saberlo”, advirtió la activista, quien vive con el virus desde hace 25 años.

“Cuando las parejas se convierten en parejas estables, confían tanto uno en el otro que no pasa por la cabeza de nadie que puede haber una infidelidad y, por lo tanto, se relajan en el uso del preservativo. Si es una pareja heterosexual se siguen tomando anticonceptivos, pero se descarta el preservativo”, expresó e insistió en ese valor otorgado a la confianza al interior de las parejas. “No podríamos estar en pareja si no confiáramos en el otro, pero la infidelidad es corriente. Y también se puede tener una pareja abierta mientras nos contemos que estamos con otras personas, o que el acuerdo sea ‘estemos con otras personas y usemos preservativo’”. Sin embargo, esto último “es muy ideal, no ocurre y las personas pueden infectarse por ITS y transmitirlas”. Dicho en otros términos, vale “revisar los tipos de vinculaciones amorosas, que hacemos y qué pasa con las parejas que hace 25 o 30 años que están juntas. Y uno mantiene una relación con otra persona, se infecta y como no usa preservativo con su pareja puede contagiarla”.

Mensajes

Frente a esta realidad surge la imperiosa necesidad de campañas de concientización que, para el equipo del Iturraspe, suponen “un derecho a la información fundamental”. “Esto hoy en día no sucede. Vemos ausencia de campañas y en la mayoría de los medios de comunicación siguen instalando el tema únicamente los 1 de diciembre (Día Mundial de Lucha contra el Sida)”.

Bajo esa misma perspectiva, desde VOX se observa que muchos jóvenes inician su vida sexual con “mayor libertad”, lo cual es satisfactorio en tanto “se puede vivir mejor sin tabúes, sin prejuicios”. Sin embargo, el no uso del condón conlleva que haya diagnósticos de VIH en jóvenes de 16, 17 y 18 años. De allí que las campañas devengan vitales para la prevención. “Esto de decir que el VIH hoy es tratable, con mensajes livianos del tipo ‘son dos pastillas y nada más’ son muy peligrosos. Hay gente que no puede sostener los tratamientos y más en estas épocas con riesgos por falta de políticas públicas en Salud”, lamentó González. A lo que Romero, de Diversa Positiva Red, añadió: “El mensaje de que con tener la carga viral no detectable no podés transmitir el VIH hace que los pibes no se cuiden porque piensan que con una pastilla se evitan el Sida. No es así. La poca información que hay es equívoca”.

Preocupante aumento

Según el último boletín sobre VIH/Sida e ITS en Argentina, de diciembre de 2018, “en los últimos años, en todo el mundo y en especial en América latina y el Caribe, se ha observado un aumento en la incidencia de ITS, con un claro predominio de la sífilis por sobre las otras. Nuestro país, que no está al margen de este contexto regional, también observa una tendencia en aumento de esta patología. Están en aumento también clamidia, HPV, gonorrea y herpes. Las cifras de infecciones de trasmisión sexual siguen en aumento”, resaltó el Subcomité del Iturraspe.

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