Lucila Puyol y Valeria Silva en el centro, acompañando a Otilia Acuña. Foto: Mauricio Centurión.

En agosto, la agrupación HIJOS incorporó la perspectiva de género a sus reivindicaciones.

La agrupación HIJOS decidió incluir la perspectiva de género en su lucha por la identidad y la justicia, contra el olvido y el silencio. Fue por iniciativa de las hijas que integran la organización, que militan además en el movimiento feminista y que vieron la necesidad de releer las reivindicaciones de derechos humanos en esa clave. La resolución se produjo en el último encuentro nacional de la organización, que tuvo lugar en Chaco, el mes pasado.

Lucila Puyol y Valeria Silva, ambas integrantes de la regional Santa Fe de HIJOS, recuerdan los comienzos de la organización, en 1995. Ambas se reconocen a partir un pasado en común: ser hijas de la generación militante que vivió en carne propia los horrores de la dictadura. Hoy, la reivindicación de la memoria, la verdad y la justicia confluye con la marea verde y violeta del reclamo por los derechos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans.

“Muchas de nosotras, en forma paralela, militamos en el feminismo. Hace unos años hubo una movida importante para que cada vez que nos nombramos digamos ‘Hijos e hijas por la identidad y la justicia, contra el olvido y el silencio’, teniendo en claro que HIJOS es una sigla, no refiere sólo a los hijos” explica Lucila, hija de los militantes Stella Garategui y Norberto Puyol. “Ahora, a nuestros principios le sumamos la perspectiva de género”, añade. Se trata de incluirla en las reivindicaciones de la organización, pero también de contribuir a una memoria (feminista) de las resistencias contra el terrorismo de Estado.

Tres generaciones

La memoria es un corte en el tiempo que nos permite ver el camino hecho (por otras) y lo que nos resta andar. Es hacernos cargo de la historia, volverla tan nuestra que desborda luchas pasadas y las reinventa. En la calle, donde ocurre el encuentro, se recupera la herencia de aquellas que se animaron a alzar la voz cuando el mandato era el silencio.

Valeria es nieta de Otilia Acuña, Madre de Plaza de Mayo de Santa Fe, que a sus 98 años sigue anudándose el pañuelo blanco en cada marcha donde el pueblo reclama por sus derechos. Otilia es madre de Nilda Elías, militante del barrio Santa Rosa de Lima, que fue asesinada en 1977. En aquellos tiempos Otilia, como otras madres, se organizaba y viajaba los jueves a la ronda en Buenos Aires.

“Con mi abuelo era una pelea constante: ‘Nadie te va a devolver a tu hija, para qué vas’, le decía él. Y ella tenía que ir con nosotros porque no teníamos niñera, y mi abuelo no iba a cuidar chicos” recuerda Valeria, hija de Nilda y de Luis Silva, quien también era militante, y fue desaparecido. “La mayoría de las Madres deben haber tenido que pelear con el poder represor de ese momento y con sus propias familias. Debe haber sido muy difícil”, analiza.

“Desde un dolor personal saltaron a la militancia política. Socializaron la maternidad, porque luchan por todos, y además trascendieron. Fueron las mayores artífices para que la dictadura se cayera. Si nosotras vemos hoy el sujeto político que es el movimiento feminista en nuestro país, y cómo se mira internacionalmente, sin lugar a dudas es heredero de esa lucha” considera Lucila.

En los juicios

Una de las principales actividades de HIJOS es el acompañamiento en los juicios de lesa humanidad. Allí, el feminismo se coló haciendo ver que la violencia sexual ejercida por los genocidas contra las mujeres secuestradas en los centros de detención clandestina era una forma de disciplinamiento asociada al género. “Hemos ido mirando esa situación que han padecido nuestras madres, nuestras compañeras, específicamente por ser mujeres” cuenta Valeria.

“Los delitos sexuales en el marco del terrorismo de Estado recién en los últimos años fueron visibles como tales, y fue por la lucha de quienes venimos trabajando con esa mirada. No es que las compañeras antes no lo denunciaran, sino que la Justicia no ponía el foco en esos delitos como autónomos” explica Lucila, quien además es abogada en las causas que se dirimieron en Santa Fe. 

El nombre de Silvia Suppo aparece como una reivindicación: “Ella pudo dejar mucho testimonio sobre la violación, el embarazo producto de esa violación, y el aborto forzado al que fue sometida”, dice Lucila.

“El feminismo influyó para que las compañeras pudieran pelear porque fuera un delito autónomo”, señala Valeria. Para ella, se trató de “Visibilizar eso ante el Poder Judicial, ante los compañeros y compañeras, ante las familias, ante los mismos militantes que generacionalmente compartieron esas luchas, porque por ahí no lo veían tan así”.

Pensar el terrorismo de Estado en clave de género implica una mirada sobre la diversidad sexual: “Hubo una persecución a homosexuales y travestis. Hay que incorporar ese reclamo, pero me parece que no por fuera de las, los, les 30.000, porque es una bandera del movimiento de derechos humanos que está muy arraigada en el pueblo” entiende Lucila.

“Feministas silvestres”

Reconocerse feministas hoy implica pensarse a través del linaje de las Madres, las Abuelas, y de las mujeres que supieron abrir caminos en los tiempos donde “feminismo” no era una palabra corriente. “Si bien sabemos que nuestras madres no se mencionaban como feministas, marcamos que su lucha era mucho más difícil porque eran mujeres. Eran feministas silvestres” expresa Valeria.

Foto: Mauricio Centurión.

Con respecto a la militancia de aquellos años, Valeria comenta que “En ese momento no se planteaba la distribución de tareas. Las compañeras tenían que ser superheroínas. Era voy a militar, voy a cuidar los pibes, te voy a cocinar, voy a ir a trabajar, voy a cumplir con la cita y voy a hacer todo”, relata.

“Y además no voy a ser jefa” agrega Lucila. “Las organizaciones más importantes de este país, que fueron Montoneros y el PRT, no tuvieron mujeres prácticamente en las conducciones. A lo mejor líneas medias, pero esos lugares de jefatura no. Recién ahora ellas mismas como compañeras sobrevivientes lo plantean y lo ven hoy” explica.

Hacia el Encuentro

Este año, las hijas participarán por primera vez del Encuentro Nacional de Mujeres como tales. “Vamos con una bandera que no va a cambiar su nombre, porque HIJOS es una sigla, pero sí la vamos a intervenir. Estamos pensando además en hacer un taller específico para abordar la cuestión de la mirada de género en los derechos humanos” cuentan las hijas.

“Así como sentimos que todos los órdenes de la vida y todas las militancias tienen que tener la perspectiva de derechos humanos, también tienen que tener la mirada de género. Y como agrupación, recién estamos iniciando ese camino” finalizan.

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