Celulares, antenas y electropolución

    La OMS clasificó a estas radiaciones como posibles cancerígenas. Especialistas advierten que nuevos estudios confirman los riegos. Recomiendan implementar medidas de precaución, sobre todo en niños.

    Son cada vez más los vecinos que se organizan para rechazar la instalación de antenas de celular cerca de sus casas. “Tenemos desconfianza a las radiaciones. Nadie nos puede demostrar que no hacen mal”, advirtió a Pausa Verónica Ledesma, vecina del barrio 17 de Octubre, de Rafaela. Junto a otras familias, consiguieron que Personal no construya una antena frente a sus casas. Como este, hay numerosos casos en la provincia y el país.

    Los temores de los vecinos son fundados. En 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a estos campos electromagnéticos como posibles cancerígenos (grupo 2B). En paralelo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo aconsejó instalar la menor cantidad de antenas de celulares posibles y recomendó no usar wifi en las escuelas, sino Internet por cable. Desde 2011 hasta ahora, nuevos estudios sumaron evidencia sobre los efectos biológicos que producen las radiaciones de celulares y sus antenas, por lo que se espera que la OMS revise la clasificación entre 2020 y 2024.

    Dentro del espectro electromagnético, las radiaciones confirmadas como cancerígenas por la OMS son las ionizantes: los rayos ultravioleta, los rayos X y los gamma (como los que provienen del sol, las radiografías o los elementos radioactivos).

    Las radiaciones de los celulares, antenas, internet inalámbrica (wifi), hornos microondas, radio y televisión son no ionizantes, es decir, que no tienen suficiente energía para convertir a los átomos en iones. Para este tipo de radiaciones, la OMS afirmó en 2011 no contar con suficiente evidencia para asegurar que son cancerígenas, pero tampoco para confirmar que no lo son.

    Ante estas situaciones, lo que indica la legislación a nivel internacional y también en Argentina, es que se aplique el principio precautorio. Es decir, ante la duda, proteger a la población. Porque los daños en la salud y el ambiente son irreversibles.

    Sin embargo, en la Argentina ocurre lo contrario: los límites de radiaciones permitidos superan en gran medida a los límites en otros países, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) promueve que se instalen más antenas, no se informa a la población sobre medidas de cuidado de la salud ni se obliga a las empresas de telefonía móvil ni de Internet a brindar información a los usuarios.

    Riesgos a la salud

    Rodolfo Touzet es doctor en Radioquímica y trabaja desde hace décadas en seguridad radiológica de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Advierte que desde que la OMS clasificó a estas radiaciones como posibles cancerígenas hasta la actualidad, una decena de nuevos estudios realizados en Estados Unidos y Europa aportaron evidencia sobre los efectos en la salud. Entre ellos, el aumento de riesgo de tumores cerebrales y de corazón. “Hasta tanto se modifiquen los límites establecidos para los campos electromagnéticos y el uso de teléfonos celulares e inalámbricos, es razonable informar a toda la población para que tome medidas que la prevengan de los riesgos”, afirma Touzet.

    En este sentido, el Grupo de Trabajo de Neurooncología de la Sociedad Neurológica Argentina publicó en 2018 un documento en el que se sintetizan los resultados de los nuevos estudios, los riegos y las recomendaciones. “Desde que la OMS introdujo a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posiblemente carcinógenos, se sumaron otros estudios que mostraron un incremento en el riesgo de desarrollar gliomas, meningiomas (tumores) y neurinoma del acústico (schwannoma). Otros órganos y sistemas del cuerpo humano posiblemente afectados son testículos, mamas, glándulas salivales y ojos.”

    Y agregan: “De particular preocupación en los últimos años ha sido la creciente utilización de los teléfonos móviles entre los adolescentes y los niños. Como su sistema neurológico se encuentra en desarrollo cabría la posibilidad de una mayor sensibilidad a los efectos de las radiaciones de radiofrecuencia y, por la expectativa de vida, propensos a tener una mayor exposición acumulativa que los que comenzaron su exposición/uso en una etapa posterior en la vida.”

    El grupo asesor de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la OMS recomendó, en marzo pasado, reevaluar la clasificación de las radiaciones no ionizantes en base a la nueva evidencia publicada desde 2011. Se trata de un grupo de 29 científicos de 18 países que, de manera periódica, revisan los posibles agentes cancerígenos y aconsejan evaluarlos o reevaluarlos. De realizarse, esta reevaluación se haría entre 2020 y 2024.

    Antenas

    Con respecto a las antenas, hay dos problemas específicos: los altos límites de radiación permitidos en el país y la imposibilidad de las personas de controlar su exposición. Mientras que es posible decidir, en cierta medida, cuánto se expone cada uno a las radiaciones de los teléfonos o wifi, es imposible suspender la exposición a las antenas si están instaladas cerca de las casas.

    Esteban Rossi es bioingeniero, docente en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y dirige un proyecto para elaborar normas municipales de protección de la salud ante las radiaciones. En diálogo con Pausa, explicó que las antenas de celulares en Argentina tienen permitido irradiar una potencia de hasta 965 microwatts por centímetro cuadrado (uW/cm²). “Esta potencia excede los límites de otros países que ya tomaron conciencia”, explicó. En Italia, Polonia y el Reino Unido, por ejemplo, el límite es de 10 uW/cm². En Suecia, 2,2; y en Austria, 0,1 uW/cm². Rossi señala que es difícil pensar que estos países tengan mala conectividad, por lo que afirma que estos valores demuestran que con límites mucho menores, es posible tener buena calidad de comunicación.

    Al mismo tiempo, aclara que el límite de casi 1000 microwatts por cm² en la Argentina no significa que las antenas irradien a esa potencia (según mediciones del Enacom, lo hacen a niveles mucho menores) pero sí que las empresas están habilitadas para hacerlo si lo quisieran. “Por eso es importante tener una legislación de presupuestos mínimos que proteja a la población”, advierte.

    Guillermo Defays, ingeniero a cargo del Instituto Profesional de Estudios e Investigación (IPEI) del Sindicato de los Profesionales de las Telecomunicaciones (CePETel) e intentrante de la CTA, explica que cualquier teléfono celular puede funcionar bien con densidades de potencia incluso menores a los umbrales precautorios recomendados en Europa (entre 0,1 y 0,01 uW/cm²).

    Durante un encuentro en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Defays explicó que, por un lado, se necesita adecuar la legislación para reducir los límites máximos y, por el otro lado, relocalizar antenas de radio, televisión y radares, y rediseñar las redes de acceso a celulares. En zonas con poca densidad de población, se recomienda alejar las antenas, como mínimo, 500 metros. En zonas de mayor densidad, distribuir las fuentes de emisión, quitar antenas y hacer distribución urbana con cables coaxiles irradiantes. Además, distribuir internet por cable en viviendas, escuelas y lugares de trabajo para evitar el wifi. A ello, agrega la necesidad de implementar un plan de mediciones y monitoreo continuo y la modificación de hábitos personales.

    Recomendaciones

    -Limitar del celular a llamadas esenciales y procurar que sean cortas.

    -Salvo en caso de emergencia, los niños no deberían usar teléfonos celulares

    -Usar un auricular con tubo de aire. El cable común funciona como antena y transmite la radiación. Si tiene cable común, es preferible el altavoz.

    -Evitar llevar el celular en contacto con el cuerpo.

    -En vehículos en movimiento, apagar el celular o ponerlo en modo avión. En movimiento, el dispositivo busca señal y eso hace que irradie más.

    -Evitar realizar llamadas si hay baja señal; el celular “debe trabajar más” para establecer la conexión.

    -Comprar teléfonos con baja tasa de absorción específica (SAR).

    -Utilizar mensajes de texto.

    -No dormir con el celular debajo de la almohada o cerca de la cabeza. Si lo deja en la habitación porque lo usa como despertador, ponerlo en modo avión.

    -Usar el teléfono de línea, pero evitar el teléfono inalámbrico.

    -Utilizar internet por cable, evitar el uso de wifi.

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