Aborto voluntario: a un paso de la ley

Foto: Victoria Campana

ANUARIO 2020 | Tras la media sanción en Diputados, es hora de que el Senado reconozca este derecho.

Fue una promesa de campaña de Alberto Fernández y uno de los anuncios más esperados en la apertura de sesiones del Congreso: el envío de un proyecto elaborado por el Poder Ejecutivo para legalizar el aborto. Ese anuncio se hizo; y después, la pandemia.

Los planes del presidente y de Vilma Ibarra, la secretaria Legal y Técnica a cargo de la redacción de la normativa, se vieron trastocados ante la emergencia sanitaria a causa del coronavirus. Parecía no haber lugar en la agenda legislativa, política y mediática para otra cosa. Pero el movimiento de mujeres nunca dejó de decirlo y exigirlo: el aborto legal es urgente, y aún más en pandemia. Las razones son obvias: las complicaciones derivadas de los abortos clandestinos presionan aún más un sistema de salud ya estresado a causa de la pandemia. En abril el Instituto Guttmacher, organización que trabaja a nivel mundial con la promoción de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, ya calculaba una caída del 10% en el uso de anticonceptivos y 15 millones de embarazos no deseados. El acceso a abortos seguros es más urgente que nunca.

Haciendo la historia: el aborto tuvo media sanción y va camino a ser ley

Los feminismos, que en 2018 y encolumnados tras la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito inundaron las calles de todo el país a puro pañuelazo, mantuvieron el reclamo durante todo el año en las redes sociales, respetando las restricciones de circulación impuestas.

Pero con el año llegando a su fin y un pronóstico para nada alentador de que el proyecto pudiera ser tratado en 2021 por ser año de elecciones, la necesidad de conseguir su presentación y aprobación en este 2020 se hizo imperiosa.

Finalmente, el 17 de noviembre, el presidente anunció el envío del proyecto al Congreso con un video que publicó en sus redes sociales: “Por convicción personal, estoy seguro que estamos dando respuesta a una realidad que afecta a la salud pública y que con ello estamos ampliando derechos en una sociedad que así lo demanda. Que sea Ley”.

El 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos y la Democracia, el proyecto de ley que legaliza la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) comenzó a ser tratado y, luego de casi 18 horas de debate, obtuvo la media sanción en la Cámara de Diputades de la Nación. A diferencia de 2018, la brecha entre votos verdes y celestes se amplió, y el debate dentro del recinto transcurrió con menos beligerancia. Casi ni se escucharon discursos comparando a las mujeres con perras ni se habló de cementerio de fetos. Un aprendizaje y un terreno ganado con la despenalización social del aborto que se logró a partir del debate de hace dos años; una discusión que Macri habilitó pero no apoyó y que hoy a más de un legislador celeste de Juntos por el Cambio le trae dolores de cabeza.

La calle que habitamos

Santa Fe tuvo este año una mejor representación en comparación con 2018: esta vez los diputades que votaron a favor fueron mayoría, 11 contra 8. En el Frente de Todos hubo más votos positivos (seis sobre siete), en Juntos por el Cambio primó el voto celeste (seis sobre diez) y los dos diputados del Frente Progresista dividieron voluntades.

Esa misma tarde, luego de la media sanción, la presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, giró el proyecto a tres comisiones: la Banca de la Mujer, Justicia y Asuntos Penales, y Salud.

El Senado es otro terreno, muy diferente al de Diputados. Los consensos que se habían logrado al comienzo de las reuniones informativas en la Cámara Baja para evitar agresiones y frases descalificantes, no existen en la Cámara alta.

Las y los senadores celestes intentaron desde el primer momento dilatar el tratamiento del proyecto -proponiendo una centena de expositores- buscando que el debate no llegue al recinto durante este año. Pero la fecha ya parece puesta: martes 29 de diciembre.

Los poroteos del Senado se comunican, o se guardan, con recelo. Los números son muy finos y, a priori, hay una leve ventaja por el rechazo. Pero, tal como ocurrió en 2010 con la Ley de Matrimonio Igualitario cuando Cristina mandó de viaje a algunos legisladores propios que iban a votar en contra, el movimiento de mujeres espera que el gobierno despliegue sus estrategias y mejores jugadores para que esta vez, y finalmente, sea ley.

El aborto en el mundo

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