De Ponti: "El desarrollo de las políticas de género fue lo más productivo de la función legislativa en este año"

La diputada provincial hace un balance del año: gestionar en tiempos de pandemia, los desafíos 2021, la unidad del peronismo, la agenda de los feminismos en la Legislatura, la convivencia con los bloques más conservadores y su análisis de cara a la sesión de este martes por la legalización del aborto. 

Con 35 años, Lucila De Ponti es una de las dirigentes más activa y de firme trayectoria en el actual escenario político santafesino. De la mano de su militancia en el Movimiento Evita y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), llegó a la Legislatura provincial con la vuelta del peronismo a la Casa Gris, tras su paso por el Congreso de la Nación, donde fue diputada en el período 2015-2019. 

En esta extensa charla con Pausa, De Ponti hace el balance de un año atípico: cómo fue gestionar en tiempos de pandemia, los desafíos 2021, la unidad del peronismo, la agenda de los feminismos en la Legislatura, la convivencia con los bloques más conservadores y su análisis de cara a la sesión de este martes por la legalización del aborto. 

—¿Qué balance hacés de tu primer año como diputada provincial?

-Arranque este año con muchos desafíos, en un rol nuevo, pensando en alcanzar ciertos objetivos que me había planteado en el marco del laburo en la Legislatura y que tenían que ver con potenciar algunas agendas que por ahí no están tan presentes en la discusión legislativa en Santa Fe. Pero sucedió, por un lado, la pandemia, que nos presentó un escenario modificado en término de las prioridades de las políticas públicas y con una multiplicación de demandas que en realidad estaban mucho más dirigidas hacia el Poder Ejecutivo pero que nos impactan a todos los sectores de la política; y después un año políticamente difícil, con un gobierno nuevo a nivel nacional y en la provincia. También a mí me tocó por primera vez asumir una función desde un rol de oficialista, porque antes como diputada nacional fui opositora a la gestión de Mauricio Macri, entonces esto también me representaba un desafío. 

—¿Cómo evalúas el trabajo legislativo en este año tan particular?

-En Santa Fe hay un escenario político complejo; la Legislatura fue un ámbito donde se dieron muchas discusiones pero creo que en términos de evaluar los efectos concretos de lo que se pudo sancionar, fue un lugar muy trabado, tanto por la relación entre oficialismo y oposición, entre el peronismo y el Frente Progresista, pero también por la relación entre las dos Cámaras, que fue difícil. Creo que quedó un poco trabada la discusión legislativa, con muchas media sanciones de Diputados pero que no tenían ninguna posibilidad de prosperar en la Cámara de Senadores, sin poder coordinar una agenda más institucional, consensuada entre los distintos sectores políticos; fue un año complejo. Creo que en ese marco se puede rescatar la discusión de la agenda de las mujeres, de los feminismos, que sobretodo con la sanción de la paridad se pudo saldar una deuda que venía acumulada desde hacía muchos años; pero también se avanzó en muchas otras discusiones y hubo un compromiso por parte de la gestión provincial, encabezada por Omar Perotti, en términos del desarrollo de las políticas de género, de darle fuerza y de invertir recursos. Si tengo que rescatar algo respecto de dónde me pareció más productiva la función legislativa con las políticas públicas que después fueron efectivamente ejercidas, creo que fue en ese ámbito. Después hubo muchos debates importantes pero que quedaron circunscriptos al ámbito legislativo.

—¿Cuáles son esos temas y agendas que querías comenzar a trabajar desde la Legislatura?

-Además de la agenda de los feminismos también me interesaba mucho poder expresar algunas discusiones que tengan que ver con los sectores populares de la provincia de Santa Fe, desde su condición económica y su inscripción material, lo que hace al hábitat, a las condiciones y calidad de vida. Yo vengo de un sector de organizaciones sociales, del Movimiento Evita y la CTEP, que desde hace muchos años vienen trabajando y consolidando el concepto y el proyecto de la economía popular. El planteo que se hace desde ahí tiene que ver con poder reconocer como trabajadores plenos de derechos a un conjunto de trabajadores y trabajadoras que están excluidos del mercado formal de trabajo, pero que todos los días con su esfuerzo desarrollan alguna tarea que les permite generar ingresos. Esa discusión es muy importante y quedó en el tintero este año. Yo creo que hay sectores de la Legislatura que siguen pensando a la economía social con un concepto más clásico, que tiene que ver con el cooperativismo. Ese es un sector que existe y que en Santa Fe está muy presente, pero me parece que no se termina de poder dar el debate con conocimiento, con elementos extraídos de la realidad de lo que sucede con al menos nueve millones de trabajadores -que fue algo que quedó expresado con el IFE- muchos de ellos trabajadores de la economía popular. En Santa Fe tenemos casi 700 mil personas que percibieron el IFE y que son trabajadores/as que quizás no forman parte del mundo cooperativo, que realizan sus trabajados en el territorio, en la economía comunitaria y me parece que hay que dar un paso adelante en cómo se genera normativa para esos trabajadores. En la Legislatura falta esa mirada. Yo vengo de una organización social, pero no abundan los diputados y senadores que provengan de esos sectores, de la militancia territorial. La mayoría está parado en otra institucionalidad y creo que hace falta abrir la cabeza para poder ver cómo el mundo del trabajo en la Argentina y en Santa Fe se ha ido transformando en los últimos 20 o 30 años y cómo las instituciones tienen que transformarse para poder garantizar derechos para esas personas. 

De Ponti: «Necesitamos que las y los trabajadores de la economía popular tengan derechos laborales”

—¿Y respecto de la situación habitacional?

-Eso también quedó en el tintero, y no solo lo que tiene que ver con el acceso a la vivienda sino con las condiciones de vida, sobretodo en los barrios populares. Tenemos enormes sectores de la población que no tienen acceso al agua potable, a derechos muy básicos, y eso tanto en las zonas más alejadas de las grandes ciudades como Rosario y Santa Fe, en el norte de la provincia, como en los barrios que quedan a 15 minutos del centro de esas grandes ciudades. Esa discusión también tiene que ganar en institucionalidad. Creo que si algo nos mostró la pandemia son las enormes desigualdades que existen en nuestra provincia y en nuestro país. No podemos discutir sólo cómo los actores formales de la economía van a recibir recursos para reactivar la producción, hay una reactivación económica tiene que darse por abajo también, que tiene que darse promoviendo que estas 700 mil personas que en Santa Fe recibieron el IFE puedan también encontrar espacios de trabajo que le vayan garantizando derechos, mejores condiciones laborales y mejores ingresos.

—¿Cuáles son los proyectos específicos para intentar dar respuesta a estas problemáticas?

-Estamos trabajando con algunos sectores del Poder Ejecutivo en dos proyectos: uno es una ley de economía popular, social y solidaria. Santa Fe no tiene esta ley porque tanto Bonfatti como Lifschitz la vetaron, lo hicieron propositivamente pero con tantas modificaciones que la Legislatura después no las volvió a refrendar; entonces hace falta una ley que tenga esta mirada, la de la economía popular, sino es una ley que se queda renga y con muchísima menos capacidad de incidencia. Y en cuanto a la habitacional, pensamos una ley que convoque a un espacio para elaborar, diseñar y ejecutar las políticas públicas que avancen en la urbanización de los más de 400 barrios populares que hay en la provincia de Santa Fe. Creo que el año próximo podemos darle un empuje importante a estas dos normativas. 

Feminismos y estrategias

El avance del movimiento de mujeres en el país en los últimos años ha sido vertiginoso. Desde 2015 con la primera marcha Ni Una Menos hasta 2018 con la marea verde por el aborto legal, la agenda de los derechos de mujeres y disidencias ya no pudo quedar fuera de la agenda electoral y política. 

La Cámara de Diputados de la provincia arrancó el 2020 con un 46% de representatividad de mujeres. Además -según un relevamiento realizado por el portal Periódicas- el 56% del total de las bancas femeninas son ocupadas por mujeres menores de 40 años y las menores de 35 representan el 22% del total de la Cámara. En ese contexto, las legisladoras de diversas fuerzas políticas aunaron esfuerzos para dar debates como la paridad, la Educación Sexual Integral y la ley Integral Trans, entre otros. 

“Yo a la mayoría de las compañeras diputadas no las conocía personalmente. Hicimos un grupo de WhatsApp que se llama Sororas Santa Fe donde vamos construyendo confianza e intentando ponernos de acuerdo en ciertas cuestiones y avanzar hacia objetivos en común”, cuenta De Ponti. El nombre del grupo de WhatsApp remite al que tenían diputadas y diputados nacionales en 2018, para armar la estrategia legislativa del debate por el aborto legal. 

“Claro que no entran todos los temas, ni siquiera todos los temas de los feminismos, pero sí podemos definir algunas prioridades y avanzar en ese sentido, eso pasó con la ley de paridad, con la ESI, hubo ahí un trabajo articulado”, comenta la diputada. “También en este mismo sentido hay que reconocer el rol clave de Alejandra Rodenas en la presidencia del Senado, porque eso nos permitió extender esta estrategia a la Cámara de Senadores y Senadora, que era algo que en años anteriores no estaba. Creo que ella se planteó su agenda de trabajo y sus objetivos, esto lo hablamos muchas veces con ella, teniendo en cuenta estas cuestiones. Creo que en las legislaturas anteriores había debates muy interesantes e importantes, pero que quedaban en Diputados y no se podía hacer ese puente con el Senado. Este año, con esa articulación que pudimos hacer las distintas legisladoras y con Alejandra, pudimos dar un paso más, y creo que con la ley de paridad se vio eso; fue realmente un trabajo articulado, de sentarse a discutir, de ver las cosas que generaban desacuerdo y cómo superarlas”. 

Respecto de la forma en que se construyen las leyes y los consensos necesarios para sancionarlas, De Ponti sienta su postura: “A mi me gustaría que los debates sean mucho más participativos, que se puedan incorporar los actores sociales; a mi me hubiera gustado que la paridad salga con las Mujeres por la Paridad también escribiendo efectivamente esa ley, eso me gusta a mi y a otras legisladoras, pero no estamos solas y creo que la Legislatura sigue siendo, en algunas cosas, un ámbito conservador, sobretodo conservador de ciertas formas, de ciertos vínculos, de relaciones y a veces es complejo poder ir interpelando o planteando ciertos interrogantes sobre eso, pero me parece que las mujeres encontramos una incipiente estrategia posible para avanzar en ese sentido”. 

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—No todas las diputadas son feministas o tienen en agenda los derechos de las mujeres ¿Cómo fue esa convivencia con el sector “celeste” de la Cámara?

-No es un solo sector, hoy son tres bloques y no tenemos la misma relación con cada uno de ellos. Incluso en el grupo de Sororas Santa Fe está Betina Fiorito, con quien durante este año hemos tenido una relación excelente; sabemos que tenemos un punto de desacuerdo importantísimo que tiene que ver con la posibilidad del derecho al aborto legal o no, pero no hay por parte de ella ni de su bloque una actitud de negación de nuestra posición, que es lo que pasa mucho con estos sectores “celestes”, que niegan en términos absolutos una disidencia con respecto a esto, y en ese planteo no existe la posibilidad de convivir. Pero con ella hemos trabajado en algunas leyes de adhesión a leyes nacionales con lo que tiene que ver con violencia hacia las mujeres y hay una voluntad de trabajar en esa agenda. Con el bloque mayoritario que quedó de ese sector hay otra relación, ellos tienen una postura más extrema y a veces violenta, sobre todo los varones. Ellos inclusive no apoyaron la ley de paridad; siempre que está la palabra género se oponen. Con Amalia también hemos podido tener algunos debates y acordar ciertas cosas.

Los peronismos

El peronismo, en una conjunción de todas las fracciones que el partido tiene en la provincia, volvió a gobernar Santa Fe después de 12 años. Respecto de cómo se mantiene la unidad en estos tiempos y de cara a las elecciones del próximo año, De Ponti señaló: “Me parece que una cosa que aprendimos los peronismos después de haber perdido con Cambiemos y después de 12 años de no estar en el gobierno en Santa Fe, es que nuestra mejor herramienta es la unidad. En la medida en que fortalezcamos la unidad y logremos consensuar y consolidar un espacio común que nos permita seguir proponiéndole a la sociedad el proyecto histórico pero a la vez tan actual del peronismo, que se basa en la justicia social y en la igualdad, en la medida en que podamos acordar eso somos muy fuertes. El pueblo argentino y santafesino sigue teniendo una identificación muy grande con los valores y con el proyecto de país que el peronismo le propuso, entonces me parece que ese aprendizaje tiene que ser un eje rector de toda nuestra práctica política. Por supuesto que cuando estamos en elecciones y somos oposición es un poco más sencillo encontrar los puntos en común, eso se complejiza cuando estamos en tareas de gestión y más aún en la gestión en el marco de una pandemia global, con una crisis económica acumulada, donde los problemas que ya eran muy grandes se profundizaron mucho más, ahí hay una complejidad mayor para sostener esta unidad. Pero hay un aprendizaje que sigue estando vigente".

Aborto legal ya

De Ponti fue una de las diputadas nacionales que más trabajó en esa articulación entre la calle y la Cámara de Diputados para que el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo obtuviera la media sanción en 2018. Con el debate nuevamente en el Congreso, la ahora legisladora provincial fue parte de las actividades que se realizaron fuera del Palacio legislativo el pasado 10 de diciembre, mostrando su compromiso siempre presente con la causa.

-Estamos cerca, nuevamente, de tener aborto voluntario legal en Argentina ¿Qué creés que dejó esa experiencia de 2018?

-Fue un punto de inflexión. Lo que sucedió en 2018 en el Congreso creo que excedió por mucho esa discusión específica; por un lado en cuanto al planteo de las mujeres y disidencias acerca de ganar en términos de nuestra autonomía y soberanía, en cuanto a nuestros proyectos de vida, ahí se discutía mucho más que la posibilidad de interrumpir un embarazo. Pero además, en términos institucionales, el debate del aborto fue algo totalmente inédito, que hacía muchísimo tiempo que no sucedía, donde hubo una articulación muy virtuosa entre el palacio y la calle. Todas sentíamos que estábamos escribiendo un pedazo de la historia y eso encontró un correlato parlamentario en lo que tuvo que ver con esta estrategia, con las Sororas, con todas las personas que fueron llevando el tema a las instituciones, los actores sociales relevantes involucrados, como las actrices, cantantes, escritoras, periodistas, que se sumaron a formar opinión en este sentido; personalidades del mundo de la ciencia, la tecnología, el derecho, todos contribuyeron a llevar este debate a la discusión, también, del sentido común, del debate más social, y eso llevó a que se hablara del tema en las casas, los trabajos, las escuelas, los grupos de amigos, los bares. Eso después quedó truncado en el Senado pero la sociedad argentina avanzó muchísimo en términos de poder comprender qué era lo que se estaba hablando efectivamente, creo que eso es una ganancia en términos de conciencia muy importante. 

-¿Qué diferencias ves con el debate de este año?

-Este año el debate se da en un contexto distinto y tiene un tono mucho más normalizado, no hay tantas intervenciones ridículas, diciendo cosas agresivas hacia mujeres y personas gestantes; creo que eso es porque hay un momento de la discusión que ya sucedió, esto es una continuidad y en todo caso sigue habiendo una negativa a avanzar en la consagración de este derecho por parte de sectores, de determinados poderes muy enquistados también en alguna institucionalidad, fundamentalmente en el Senado, donde es más difícil que la fuerza de la historia permee sobre la decisión de algunos individuos/as. Pero creo que se volvió a mostrar que es una demanda muy vigente, masiva. 

-¿Te parece posible que algunos senadores de la oposición cambien su voto y voten en contra para no sentir que le dan una victoria al gobierno? 

-Pueden pesar las cuestiones partidarias, pero espero que no lo hagan. En 2018, inicialmente, se quiso instalar que el hacedor de ese debate había sido Mauricio Macri, y nosotras hicimos un esfuerzo muy grande en decir que no era así, que la discusión llega por su propia fuerza y por la fuerza del movimiento de mujeres, que esto no le pertenece a ningún presidentes, no le pertenecía a Macri y no le va a pertenece a Alberto, más allá de que él como jefe del Poder Ejecutivo haya enviado el proyecto y apoyado la sanción, algo que es importantísimo para mostrar el apoyo, pero no es un proyecto de Alberto Fernández, es nuestro, de las mujeres, de las personas gestantes, de la Campaña, de todas las que militamos todos los días. Entonces me parece que sería de una ceguera muy grande que haya algunos legisladores que vean esto en ese marco, que definan su voto en términos de darle o no una ventaja al gobierno. Espero que esto no pase. Se que se está trabajando mucho y también esta vez tenemos como presidenta del Senado a una persona como Cristina, que es aliada, y no a una que se opone, como fue Gabriela Michetti. Hay que esperar y confiar en quienes están tratando de consolidar este resultado. Nosotras tenemos argumentos, la fuerza de la masividad, nos quedaremos con eso, y que el Senado vuelva a elegir: si va a estar a la altura de la historia o seguirá negándole a las mujeres argentinas un derecho tan básico. 

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