Netflix recupera la lucha del mejor tenista argentino por ser considerado Nº 1 del Ranking.

Netflix presentó el 27 de octubre un documental sobre la lucha de Guillermo Vilas para ser reconocido como N° 1 del mundo. El periodista especializado en tenis, Eduardo Puppo, tomó la iniciativa para derribar de una vez por todas una enorme injusticia de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales).

La llegada de esta obra audiovisual es un acto de justicia y tiene un sentido de homenaje a una de las cinco grandes figuras del deporte nacional en el siglo XX (Maradona, Fangio, De Vicenzo, Monzón y Vilas). El marplatense cambió el rumbo del tenis en nuestro país, es por eso que se lo considera el creador del tenis argentino. Logró sacarlo de los clubes de la aristocracia y lo transformó en un deporte popular.

Hoy, a poco más de cuarenta años de sus momentos de gloria, el documental “Serás lo que debas ser o no serás nada” llega para refrescar la memoria del deporte argentino, para que las nuevas generaciones vean en acción al “monumento” y para mostrar una parte del Vilas que casi nadie conoce. Guillermo, el que se guió por la pasión. Guillermo, el perseverante.Guillermo, el solitario. Guillermo, el hijo. Guillermo, el amigo. Guillermo, el que se dejó volar la cabeza por el rock. Guillermo, el eterno luchador.

Vilas, como nombre propio y eje del documental, también es un gran ejemplo para mostrar una faceta de lo que es capaz de hacer un periodista deportivo cuando se propone un objetivo importante. La tarea de Eduardo Puppo, que conoce como nadie al tenista, es una clase magistral de periodismo de investigación llevado al plano del deporte. Puppo sabe cuándo entrar y salir de sus roles de periodista, amigo y admirador del tenista.

“Vos sos un milagro en mi vida”, le dijo alguna vez Guillermo Vilas. A partir de allí forjaron una amistad que pasó de lo profesional a lo familiar. Emocionado, Puppo dijo en varias entrevistas: “dejé de verle la vincha y el pelo largo y lo vi como una persona igual a mí. Hoy es alguien muy querido por mi familia”. En diciembre de 2016, antes de irse a Mónaco, Vilas terminó dejándole en custodia su patrimonio deportivo.

La lucha

“La gente cree que la historia la escribe el que la escribe, pero la historia la escribe el tiempo. El tiempo te da todo”, refleja en el trailer la voz de Vilas, quien reclamó durante casi toda su carrera y solicitaba ver los registros de manera periódica porque sentía que estaba cerca de destronar al estadounidense Jimmy Connors.

El tiempo siempre pone las cosas en su lugar. En algún momento, más tarde o más temprano, se hará justicia con una deuda histórica que tiene el deporte con el tenis argentino. Guillermo Vilas lleva 45 años inmerso en una pelea por ser reconocido como número uno del mundo, nada menos. Y esa pelea contra la ATP, toda una corporación del planeta tenis, desde el 27 de octubre ya no sabe cómo devolver cada volea que se activa cuando un usuario pone “play” en el documental de Vilas.

El argentino debió haber sido número 1 del mundo del ranking de la ATP durante cinco semanas consecutivas de 1975 (entre el 22 de septiembre y el 27 de octubre), y dos de 1976 (entre el 5 y 12 de enero).

Puppo, periodista, historiador e investigador especializado en tenis (autor de la tetralogía Historia del tenis en Argentina), que cubrió hasta 2019 más de 50 torneos Grand Slam, dividió el proceso en dos etapas. Para comenzar debió juntar “la materia prima”: 22.545 resultados de 542 torneos entre el 23 de agosto de 1973 (fecha del primer ranking) hasta el 31 de diciembre de 1978. El proceso le llevó seis años dado que la ATP no tenía mucha de la estadística. Y desde 2013, gracias a su esposa María Luz Marín (protagonista en el documental), se contactaron con el programador y matemático rumano Marian Ciulpan, pieza fundamental para sacar los promedios de los rankings de aquella época y desenvolver semejante “ovillo estadístico”. Con documental al mundo y evidencias irrefutables, seguirá el reclamo legal para que la corporación ATP reconozca que Vilas fue número 1 del mundo.

El periodista especializado en tenis, Eduardo Puppo, junto al gran Guillermo Vilas.

“El trabajo periodístico y científico está terminado”, asegura Puppo. “No lo quieren reconocer, pero no pueden demostrar algo en contrario a lo documentado y auditado”. Se le pidió a la ATP el reconocimiento de una manera cordial, pero la institución continuó con estrategias dilatorias. Por eso se incluyó al abogado argentino Adrián Sautu de la Riestra, quien lleva adelante la parte legal de las mediaciones. No hay interés monetario de parte de Vilas y Puppo, por eso firmaron una documentación por el valor de 1 dólar como toda compensación económica.

“Esto no es una guerra contra la ATP o alguno de los dirigentes de turno sino un tema histórico con la institución. Esto es aceptar que el tenis se jugó con reglas que no fueron aplicadas con el mismo criterio para todos. Esa falla operativa perjudicó a uno de sus socios fundadores de la entidad, hay que aceptarlo y corregirlas”, asegura el investigador en una nota de Infobae.

Nivel cielo

El documental expone la pelea de Vilas contra una corporación y contiene imágenes inéditas de sus inicios en Mar del Plata y el testimonio de varias leyendas. Entre ellas seis números uno: Rod Laver, Björn Borg, Mats Wilander, Boris Becker, Roger Federer y Rafael Nadal. Lo destacado es que todos ellos lo colocan a Vilas a su misma altura.

Yo te conozco

En la formidable carrera del marplatense, cuando ese adolescente del Club Náutico asomaba entre los mejores del país, en su camino se cruzaba un rival que le costaba un montón y habitualmente caía derrotado. Rafael González Bosch fue un gran amigo y compañero de Vilas en la primera etapa del gran tenista argentino. El “Rafa” no aparece en el documental dirigido por Matías Gueilburt para Netflix, pero es una de esas personas que forjó el carácter del marplatense. “Cuando le ganaba se largaba a llorar con todo, hasta los 14 años era superior, luego emparejó y después de los 15 me pasó por arriba”, declaraba a Pausa en 2009.

Y por qué aparece Rafael, porque es un vecino de Santa Fe, porque Pausa lo descubrió hace más de una década en lo que eran las canchas de Gimnasia y Esgrima -a metros de CILSA-, dando clases de tenis. En la edición 37 publicábamos: “Yo le ganaba a Vilas”. Hoy, con 227 publicaciones más en la calle, nos volvimos a encontrar. Eso de ganarle a Vilas fue cierto, pero destaca una y otra vez que “Guillermo es muy generoso y se encargó de decir que le ganaba siempre, pero no es así”. El 7 de agosto de 2007, Vilas en su cuenta oficial de Twitter publicaba: “Un recuerdo de hace muuuchos años: con Rafaelito González Bosch en el Náutico MDP. ¡Me ganaba siempre! Foto de 1964-65, creo”. González Bosch lo desmiente categóricamente y asegura que en algunas oportunidades le ganó, como si fuese poco ganarle a ese pibe que ya se perfilaba para gran campeón.

Más allá de la lucha por el reconocimiento para ser el N°1, el pibe que pasó su infancia y adolescencia en Mar del Plata subrayó en diálogo con Pausa que compartió “una amistad muy linda, un cariño muy grande y un compañerismo de muchísimos años”.

Futuro incierto

La mirada en proyección del enorme Guillermo Vilas no se veía cuando jugaban en el Náutico de Mar del Plata, “de chicos no pensábamos en ser profesionales, jugábamos al tenis para divertirnos, no nos entrenábamos, jugábamos al tenis, al básquet, nadábamos, hacíamos remo, y Guillermo era un dotado para el deporte, hacía todo bien”.

Vilas pone la palabra pasión en el documental como una de las bases de su carrera y su vida. “La pasión y la conducta por el tenis comenzó a tenerla a partir de los 15 años, desde ese momento se toma en serio el tenis y fue el que fue. Mientras nosotros hacíamos la misma vida él ya entrenaba”.

Entre tantos recuerdos y ya con una importante carga de emoción, asegura: “Si me preguntás cómo es Guillermo, te respondo ‘un tipazo’. Él y la familia. El ‘Cholo’ (papá de Guillermo) fue muy considerado conmigo, siempre se portó maravillosamente bien”.

Para dimensionar el carácter de quien revolucionaría el tenis argentino, Rafael contó una anécdota: “El gran salto que pega Guillermo fue en una final del torneo de Primera, de mayores, y él con 17 o 18 años. Le toca jugar con Tito Vázquez –el mejor en su momento. Guillermo vivía un momento muy feo, porque los padres estaban en plena separación. Yo estaba con el Cholo en la tribuna Bullrich del Buenos Aires Lawn Tenis, Guillermo camina hasta el tejido y le dice al padre: papi arréglense con mami porque si no este partido lo pierdo. Esa tarde salió campeón. Guillermo siempre tuvo esa capacidad de superar adversidades”.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí