Vuelve la Fiesta de la Pachamama y la Caña con Ruda

El domingo 27 de julio se realiza la octava edición de esta celebración popular en Santa Fe. Con entrada libre y gratuita, la cita es de 11 a 17 en calle República de Siria, entre Boulevard Gálvez y Castellanos. Habrá ritual de agradecimiento, feria de emprendimientos, caña con ruda, música en vivo y comida rica.

Desde hace ocho años, la Fiesta de la Pachamama y la Caña con Ruda viene ganando lugar en el corazón de la ciudad. Lo que empezó como una tradición familiar del interior profundo y un vasito de caña compartido en el mostrador, hoy se volvió un ritual urbano que convoca a vecinos, familias, feriantes y músicos a brindar por la vida y agradecerle a la Madre Tierra.

Organizada por Solcuer ETC, con el acompañamiento de la Municipalidad de Santa Fe y el Gobierno de la Provincia, esta octava edición se llevará a cabo el domingo 27 de julio entre las 11 y las 17, en calle República de Siria, entre Boulevard Gálvez y Castellanos. En la agenda hay de todo: ritual colectivo de agradecimiento, venta y degustación de caña con ruda, feria de emprendedores locales, propuestas gastronómicas y música en vivo de la mano de Gonzalo Villarino, Marcelo Acosta y Wake Mulle.

La caña con ruda, tomada tradicionalmente cada 1º de agosto, viene cargada de simbología. Se dice que ahuyenta las pestes de agosto y atrae salud y buena suerte. Pero más allá de la superstición popular, lo que propone esta fiesta es tomarse un momento de pausa en medio del año para agradecer, compartir y volver al centro. A eso apunta también la ceremonia que cierra la jornada, donde cada asistente puede escribir un agradecimiento o deseo, entregarlo al fuego, y dejar una ofrenda a la tierra en silencio. Un ritual que no necesita más explicación que la que deja el cuerpo después.

“Volver al centro”

Desde el corazón de la organización, Micaela Pascual nos cuenta cómo esta fiesta fue creciendo sin perder su esencia: la comunión con la tierra, la alegría compartida y el deseo de seguir construyendo un relato colectivo.

—Sabemos que la primera edición de esta fiesta fue en 2018, pero también que la idea se gestó mucho antes a partir de la cotidianeidad de Solcuer, recopilando tradiciones contadas por los propios clientes. ¿se acuerdan del momento preciso en el que se decidieron por concretar esta iniciativa de homenajear a la Pachamama, y qué recuerdos tienen de aquel primer encuentro con la comunidad?

—La iniciativa surgió como una tradición que teníamos de nuestros antepasados en el interior donde se tomaba un sorbito de caña con ruda los primeros de agosto. Era como una creencia popular: “Trae suerte para el año” y “salud para que las pestes de agosto no te lleven”. Esta tradición del interior del país, pero principalmente de los pueblos originarios, se celebra después del Año nuevo aborigen, el solsticio de invierno (21 de junio) y antes del resurgir de las flores y de las fertilizantes lluvias del equinoccio de primavera.

La tradición de la caña con ruda: La costumbre de tomar caña con ruda en Santa Fe, ¿sienten que se reforzó en alguna medida gracias a la Fiesta de la que ustedes son anfitriones?

—Nosotros visibilizamos en conjunto con otros espacios, como el Almacén Verona en Monte Vera, una tradición que ya estaba instalada o que sucedía en la intimidad de las familias. Entendemos que tomar caña con ruda tiene que ver con el agradecimiento a la Madre Tierra, y es parte de un ritual. Un ritual que incluye un momento de reflexión y, sobre todo, agradecimiento a la Pachamama. Nuestro objetivo es reivindicar una costumbre, con la fecha que dio origen a esta tradición y poner en valor en la región el homenaje como un compromiso de cuidado y respeto hacia la naturaleza, alentando el trabajo amoroso con la tierra.

—¿Qué emociones se repiten y cuáles se fueron creando durante ese momento final de agradecimiento de la jornada, tanto entre el público como en ustedes como organizadores?

—Lo que más podría definir ese momento es Comunión. Las personas se acercan con sus agradecimientos en un papelito, lo tiran al fuego, le dan un alimento a la madre tierra. Es un ritual muy amoroso que se acompaña de un silencio espontáneo. En ese momento no solo se termina el ritual y una jornada donde muchos trabajadores, emprendedores y gastronómicos dejan sus cosas para poder participar, sino que también, es interpretado como un cierre de “año”. Para nosotros, este evento es muy importante ya que a partir de esa ceremonia volvemos al punto cero, al momento de encuentro y cambio de energías. Nos reencuentra con nuestro equipo de trabajo, pero sobre todo con nuestra familia y amigos: es un pilar fundamental y que llevamos como bandera.

—En ocho años, la Fiesta de la Pachamama y la Caña con Ruda pasó de ser una iniciativa pequeña a un evento popular al que acuden personas de toda la provincia. Esta octava edición refleja ese crecimiento: se han sumado vecinos, emprendedores y hasta el apoyo del municipio, ¿A qué atribuyen esta expansión y qué demuestra sobre la necesidad de reencontrarnos con nuestras raíces culturales incluso en la vida citadina?

—Creo que tiene que ver con ocupar los espacios públicos y trabajar estos eventos colectivamente. Nosotros autogestionamos todo, y llevamos este evento a distintas instituciones municipales y provinciales para que acompañen el proyecto y que sea de la ciudad e, incluso, de nuestro departamento. Fomentamos a que se realice en cada barrio, en cada pueblo, en cada casa. Siento que logramos transmitirlo y hay acompañamiento de la ciudadanía. Es un evento donde permanentemente nos escriben para participar. El ciudadano se siente parte y tiene ganas de venir a escuchar música en vivo, poder disfrutar con niños al aire libre y comer algún plato típico. Hay mucha curiosidad por cómo es el ritual y cómo es la caña con ruda. Esperamos poder continuar con esta escala de evento, y que con el tiempo se sumen más productos de caña como de otros destilados y, por supuesto, siempre estamos abiertos a escuchar cómo realiza cada ritual y qué historias tienen para sumar.

Fiesta de la Pachamama y la Caña con Ruda

La fiesta logra tender un puente entre prácticas ancestrales y la vida contemporánea santafesina. En Santa Fe, lejos de los Andes, ustedes han conseguido que se reflexione sobre nuestras raíces y se mantengan vivas tradiciones ancestrales, poniendo en valor el homenaje a la tierra incluso en plena ciudad moderna. ¿Por qué creen que rituales tan antiguos resuenan hoy con tanta fuerza en la comunidad urbana, y cómo se integran esas costumbres a la identidad cultural santafesina actual?

—Hay una permanente revisión de quiénes somos, cómo hacemos las cosas, de dónde venimos que resuena y que se repiensa. Esta tradición tiene mucho de volver al centro, de preservarse y preservarnos. Observamos en nuestro local que nos agradecen una buena atención, por intentar solucionar cualquier problema que surge, por tener una charla con el otro, e incluso por interesarnos en conocer a nuestros clientes quiénes son, qué hacen. Creo que en este evento se observa esta falta de encuentro con el otro, de conocerse con el vecino, a los funcionarios que participan y se acercan, de interactuar con personas nuevas, con emprendimientos que hace años que están y los nuevos que es su primera feria. Es un día donde el mismo ritual de la Pachamama te va a llevando a otros lugares y a otras personas.

—La organización de esta fiesta es en sí misma un gran trabajo colectivo: la familia de Solcuer, vecinos, músicos, emprendedores locales e incluso el municipio unen esfuerzos para que todo suceda. Ustedes mismos han hablado de “crear un relato colectivo” en torno a estas tradiciones. ¿Qué significa para ustedes esa construcción colectiva y qué sienten al ver cómo cada edición se levanta gracias al aporte y la energía de tanta gente?

—Es una enorme alegría crecer un poquito mas todos los años. Esta fiesta se hace por el esfuerzo de muchísima gente que confía en nosotros y en nuestro evento. Esperamos que este relato siga escalando, que se sumen nuevas experiencias y nuevos rituales e invitamos como siempre, a participar y experimentar este acontecimiento que se celebra el 1º de agosto de todos los años, pero como decimos siempre, nosotros lo adaptamos a la ciudad, y lo celebramos el último domingo del mes de Julio.

La Fiesta de la Pachamama y la Caña con Ruda en Santa Fe sigue sumando voluntades, relatos y sentidos. Este 27 de julio, una vez más, el ritual se hace urbano, comunitario y lleno de vida. Porque cada sorbo es también una memoria que se transmite y un deseo que se planta.

Un solo comentario

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí