Un bombardeo israelí contra una tienda de prensa frente al Hospital Al-Shifa en Gaza causó la muerte de cinco periodistas de Al Jazeera. La cadena y organismos internacionales denuncian un ataque deliberado contra la libertad de prensa.

El corresponsal de Al Jazeera Anas al-Sharif (28 años) y cuatro colegas —Mohammed Qreiqeh, Ibrahim Zaher, Moamen Aliwa y Mohammed Noufal— perdieron la vida en un ataque aéreo israelí dirigido a una tienda de campaña de prensa frente al referido hospital. Según testigos y medios locales, el lugar estaba claramente identificado como punto de trabajo de reporteros.

Israel, a través de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), confirmó que el ataque fue dirigido a al-Sharif, a quien acusó de encabezar una célula terrorista de Hamás que operaba bajo cobertura mediática. Las autoridades israelíes aseguraron también haber hallado documentos de inteligencia que lo vincularían con actividades armadas. En contrapartida, Al Jazeera rechazó categóricamente estas acusaciones, calificando el ataque de “asesinato selectivo” y “otro flagrante ataque a la libertad de prensa”.

Organismos internacionales como Reporteros Sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) condenaron el bombardeo y demandaron investigaciones independientes que lleven a la rendición de cuentas de los responsables. Ambas entidades recordaron que el derecho internacional protege a los periodistas y que las agresiones contra ellos pueden constituir crímenes de guerra.

El conflicto entre Israel y Gaza ha generado una de las crisis de seguridad más extremas para medios de comunicación en tiempos recientes. Según el CPJ, al menos 186 periodistas han muerto desde el inicio de la actual guerra, lo que convierte a este enfrentamiento en uno de los más letales para los profesionales de prensa. Anas al-Sharif era uno de los pocos periodistas que seguían informando desde dentro de Gaza, exponiendo las consecuencias directas del conflicto. En su último mensaje difundido en redes sociales, advirtió sobre la devastación que enfrentaba la ciudad y expresó con valentía que “nunca dudé ni un solo día en transmitir la verdad tal como es, sin distorsión ni falsificación”.