Con el apoyo de Festram, se presentará “Manzanazo”, una producción de libro, videos y repositorio web que recupera y busca hacer visible la historia de la mayor sublevación que hubo en la ciudad de Santa Fe, las de los municipales en junio de 1972.

La dictadura de Lanusse. Un mes de paro de los empleados Municipales, una Municipalidad que fabricaba ladrillos y tenía un frigorífico, un recital de apoyo de Piero y el Cuarteto Zupay, estudiantes universitarios donando la mitad de su ración de comedor para las ollas populares y rompiendo y revoleando bolsas de basura, actos relámpago, curas del Tercer Mundo que organizaban en Villa del Parque y daban misa en el Calvario, secundarios luchando por el medio boleto estudiantil, una masiva marcha de silencio de mujeres y niños de los barrios, una ciudad que tenía apenas 265 mil personas, barricadas encendidas fuego y la resistencia a la represión del Ejército a piedras y… miles de manzanas. A fines de junio de 1972, los municipales de Santa Fe protagonizaron una sublevación que cuya historia busca hacerse mucho más conocida.

En los años del Cordobazo, en Santa Fe ocurrió el Manzanazo, allí en el terraplén de Villa del Parque y en las inmediaciones del Parque Garay. Esa historia de lucha está siendo hoy recuperada con un libro, una serie de videos y un repositorio web, que cuentan con el apoyo de Festram y que serán presentados este 2 de septiembre a las 18:30 en la sede de la Federación, en Avenida Freyre 1635.

“Manzanazo” se denomina el proyecto, que cuenta con la producción de Cesar Ricciardino, Carlos Selva, Marta Moreira, Martin Orellano, Lucas Emiliano Herrera, Luis Larpín, Victoria Bordas y Miguel Ángel Rico.

El trabajo se basa en numerosos relatos orales, el recuerdo colectivo de quienes fueron protagonistas de los hechos. También se recabó información proveniente de trabajos académicos, como los de la historiadora Andrea Raina. El Archivo Provincial de la Memoria proveyó ediciones viejas de diarios impresos de la época y, una perla de la investigación, reportes de la Secretaría de Inteligencia del Estado.

“Los militares recién actúan el 30 de junio. Había acampado el 29 de junio en Parque Garay. Los enfrentamientos con la Policía de la provincia venían dándose desde 1971, en la huelga del Comedor Universitario o en la toma de la FIQ. Los municipales y los otros sindicatos hacían movilizaciones masivas que normalmente eran gaseadas. Hubo una asamblea muy importante de estudiantes secundarios por el medio boleto en ATSA, cuya manzana fue rodeada por la policía y no deja salir a nadie. Llaman a los padres para que los vayan a buscar, fue medio cómico. El enfrentamiento con el Ejército y la Policía fue el "Manzanazo". Fue el mismo en que la CGT llevaba adelante un paro general en la ciudad. El Ejército intentó avanzar sobre Villa del Parque. Sabíamos que iban a ingresar de noche. Ocurrió en el Terraplén atrás de la maestranza, más o menos a la altura de los piletones del Parque Garay. Ahí fue detenido el tren”, recuerda Miguel Rico, uno de los responsables del trabajo.

Los municipales pararon un tren de carga y empezaron a hacer barricadas para defenderse. Dentro del tren ocurrió un hallazgo: transportaba manzanas. Con esas manzanas defendieron su barrio. Santa Fe resistió la represión armada de los milicos: el Manzanazo.

El Manzanazo y el “Muni”

Rico es uno de los promotores del trabajo, que busca imprimir en la memoria colectiva esa gran lucha obrera santafesina. En diálogo con Pausa, recuerda la ciudad de hace medio siglo: “La Municipalidad era muy importante, la presencia del Estado era muy importante. Los Mercados eran municipales, las ferias francas por toda la ciudad para los quinteros, la recolección de basura, el alumbrado, los ataúdes para los más pobres se hacían en los talleres municipales, los vehículos municipales se arreglaban en los talleres propios, había una ladrillería municipal, mosaiquería, frigorífico municipal que abastecía casi a toda la ciudad. El grueso de los obreros municipales vivía en Barranquitas, Santa Rosa, Villa del Parque, también en lo que hoy es Loyola y en Yapeyú, alrededor del frigorífico. Y el sindicato de municipales era de los más fuertes”.

A Miguel Rico le dicen “El Muni” por municipal, pero durante el Manzanazo era un estudiante de la Facultad de Ingeniería Química, militante de Ateneo Universitario, una agrupación estudiantil peronista de la época. “La participación del estudiantado en todo lo que fue la huelga municipal fue muy grande y activa”, recuerda Muni. “Yo participé con mis compañeros de esas movilizaciones y esos actos de apoyo a la lucha de los municipales. Entre ellos estaban distintas campañas de propaganda… Nosotros, con los secundarios, rompíamos las bolsas de basura para darle un poco más de efectividad a las medidas de fuerza de los municipales. Teníamos muchísimo apoyo, tanto del Centro Comercial como de los otros sindicatos”.

“Nosotros nos enterábamos de las cosas en la Facultad o en el Comedor Universitario, donde había una asamblea por día. Cuando se empiezan a formas ollas populares en los barrios, principalmente Barranquitas, Villa del Parque y Santa Rosa, los estudiantes deciden donar media ración de su comida para que fuera a proveer esas ollas populares. Entonces, la gente de los barrios pasaba por el comedor para buscar la comida que donaban los estudiantes y vecinales”, relata Rico

Meses adeudados y salarios que perdían contra la inflación habían funcionado como combustible para que el sindicato de los municipales, Asoem, encarara cerca de un mes corrido de huelga, a mediados de 1972. La medida afectaba a toda la ciudad pero, sobre todo, volvió un hervidero los barrios de los municipales.

“El motivo central es la deuda que tenía el gobierno municipal, a cargo del interventor Conrado Puccio. Los municipales venían con problemas desde 1971 para cobrar su sueldo. Se van dando una serie de huelgas que se van levantando a medida que la Municipalidad iba pagando sueldos;. la Municipalidad pedía préstamos para pagar sueldos. En el medio del conflicto, cuando Puccio ya no puede resolverlo, la Municipalidad es intervenida por el gobernador, el General de División (Re) Guillermo Rubén Sánchez Almeyra, que manda al Coronel Francisco Sgabussi, subjefe de la policía de la provincia. Con él se desata el conflicto”, recapitula Rico.

Las luchas florecían y se articulaban en la ciudad. Con el liderazgo habitual de las escuelas más grandes, los secundarios reclamaban por el medio boleto estudiantil. Las vecinales peleaban por canilla pública, no había potable, y lo que hoy se llama regularización dominial. Hasta los artistas daban el presente: cinco días antes del Manzanazo, Piero y el Cuarteto Zupay dieron un recital de apoyo en Asoem.

Era una Santa Fe pequeña, donde jugaban los curas del Tercer Mundo: el Padre Catena estaba en Villa del Parque y era el capellán del Calvario. En Santa Rosa de Lima estaba el cura Osvaldo Silva, en Barranquitas estaba Luis Amézaga. Y el rol de Asoem era crucial: era uno de los gremios más importantes y ponía su galpón de calle Urquiza para las reuniones. Entre otras, allí funcionó la coordinadora de la “Carestía de la vida”, que nucleaba a todas las organizaciones.

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