Mano a mano con Gabriela Sosa, candidata a diputada nacional del Frente Amplio por la Soberanía. Su trayectoria feminista en Mumalá, su función pública y los motivos por los que hoy integra el espacio que lidera Carlos Del Frade.
Santafesina por adopción desde hace 22 años, Gabriela Sosa está orgullosa de su infancia en un barrio obrero de Córdoba. Recuerda a los trabajadores de la Fiat y de Materfer, la planta de fabricaciones ferroviarias, yendo y viniendo con sus mamelucos, arriba de sus bicicletas. De su familia heredó la política. De su trayectoria, el feminismo y los pies en el territorio.
También, la “Negra” Sosa dice que está contenta con su “camino de coherencia”. Es militante de Libres del Sur, donde se formó políticamente, es coordinadora nacional de su expresión feminista, Mumalá, y actualmente es la segunda candidata para diputada nacional en la lista del Frente Amplio por la Soberanía, detrás de Carlos Del Frade. “Estoy por demás de satisfecha con las decisiones políticas que he tomado”, reitera.
Sosa hizo su camino como militante estudiantil y barrial. Fue coordinadora de la Juventud de la CTA durante el picante cambio de siglo. “Me tocó atravesar junto a los pibes y las pibas hasta el asesinato de Claudio Pocho Lepratti. En ese momento, me choqué con el feminismo popular y empecé a militar la cuestión de género”, recuerda. Desde esa experiencia fue convocada a su primer paso por la gestión pública, a escala nacional, durante la gestión de Néstor Kirchner. Luego, trabajó en la Dirección de Derechos Humanos en la intendencia rosarina de Mónica Fein y fue la subsecretaria de Políticas de Género del gobierno de Miguel Lifschitz.
“Si algo me tenía que suceder estando en la gestión es que, saliendo de la gestión, tuviera el mismo reconocimiento de mis compañeras militantes de otras organizaciones con la que articulamos desde siempre. Me guió siempre eso. Estoy satisfecha con esa definición de mi espacio político, orgullosa porque sea Carlos Del Frade quien lidera este espacio del Frente Amplio por la Soberanía. La gestión pública, para quienes militamos desde abajo, aparece y nos sorprende bastante. Yo venía del barrio, de la militancia barrial, y con esa impronta gestioné en Rosario y en la provincia de Santa Fe y creo que hay un reconocimiento de eso. Me parece muy valioso seguir teniendo ese reconocimiento y no tener este recorrido que está haciendo, la actual secretaria de Género, una gran dirigente feminista que ahora recibe mucha crítica por las organizaciones”, señala Sosa.
–Tu recorrido es similar al que han hecho otras figuras que hoy integran el Frente Amplio por la Soberanía, como Fabián Palo Oliver, Leonardo Caruana, Luciano Vigoni, Claudia Balagué…
–La incorporación a lo que era el Frente Progresista del PRO y, más adelante, de los fundamentalismos religiosos, hizo que nosotras y espacios como el de Leo o el de Palo, el socialismo de Bases, Pares que lidera Verónica Benas, el Si de Alicia Gutiérrez, no nos sintiéramos contenidos en ese viraje del progresismo a esta expresión política cercana en un montón de definiciones al gobierno nacional, ¿no? Estamos sumamente conformes y orgullosos y, además, con logros. Obtuvimos tres diputados provinciales, tenemos mucha presencia, mucha relevancia de nuestros dirigentes y ahora estamos en esta pelea para que Carlitos y yo estemos en el Congreso de la Nación.
Triple femicidio, narcotráfico y pobreza
–¿Cuál es tu perspectiva sobre el triple femicidio narco que ocurrió en Buenos Aires?
–Hace unos días atrás, la organización que estoy coordinando en el orden nacional, que son las Mumalá, elaboramos un informe sobre estos feminicidios en contextos de narcocriminalidad y delitos conexos. Si bien tomamos el caso Santa Fe, por obvias razones, por la dimensión de los homicidios en general, pero los feminicidios en particular, ya poníamos algunas pistas o algunas preocupaciones de qué podía pasar con este tipo de delitos en un contexto como el que tenemos en la Argentina. La primera valoración respecto al tema es que estamos en una situación de extrema vulnerabilidad las mujeres, por lo que viene haciendo este gobierno nacional en la cuestión de la inversión social; lo alimentario, la salud, los recursos vinculados específicamente a la cuestión de género y demás fueron eliminados, pero además algunas medidas económicas y de otro tipo, como son el lavado de activos o el facilitamiento para la portación de armas, por ejemplo, son algunos de los factores que generan algunas facilidades para la multiplicación de casos. Tenemos mucha preocupación porque lo vemos como una situación que puede que comience a multiplicarse en la Argentina. En Santa Fe, en los últimos cinco años, de 219 asesinatos de mujeres por distintas situaciones, 128 estuvieron vinculados a la narcocriminalidad. El escenario nos arroja a una tremenda vulnerabilidad, que nos deja expuestas a la captación de las bandas de narcotráfico y a la violencia machista que termina con nuestras vidas. Eso es lo central. Y luego, también, ubicar que no sólo la ausencia de una perspectiva de género influye sobre esto, sino medidas económicas, medidas de seguridad que están puestas más en la sanción punitiva o el espectáculo, que hace Patricia Bullrich, y no sobre la prevención social del delito y la violencia.
–Hace mucho tiempo que Mumalá divulga estadísticas sobre femicidios, en su momento era prácticamente la única referencia. ¿Cómo es el trabajo del Observatorio Mumalá?
–En el momento en que comenzamos a hacer el relevamiento no contábamos con estadísticas a nivel nacional de los organismos públicos. Luego, la Corte Suprema fue elaborando algún un informe anual. El Poder Ejecutivo nunca, en el orden nacional, tuvo datos de femicidios, ni siquiera de situaciones de violencia sistematizadas. A partir de esa falencia, nosotras, teniendo un desarrollo en más de 20 provincias, tuvimos esa definición de nuestro espacio político, de desarrollar este feminismo popular territorial y federal. De manera muy artesanal, pero con la presencia en los territorios, relevamos los medios de comunicación de nuestras provincias. En algunos casos, cuando no estamos en esa provincia, las compañeras que están más cerca relevan los datos. Es un trabajo sobre los medios locales, pero también que es la posibilidad que nos da el arraigo territorial, por ejemplo, sobre las publicaciones que se hacen en Facebook, de situaciones que se dan a conocer antes de que lleguen los medios de comunicación. Nosotras fuimos construyendo un método. No publicamos en la medida que nos encontramos con las situaciones, sino que las analizamos y a fin de cada mes publicamos todo ese proceso de recopilación de causas y el análisis. Estamos muy orgullosas. También, pocas veces lo contamos, somos parte de una red latinoamericana de registro de femicidios y ataques de odio.
–Hablabas de la inserción territorial de Mumalá… ¿Cómo cambia la cuestión de la violencia contra las mujeres su intersección con las clases sociales?
–Son capas de desigualdad: somos mujeres, pero además somos pobres o además estamos en situación de detención o tenemos pertenencia a una comunidad originaria o si tenemos alguna discapacidad o si tenemos más de 50 años... Cada una de esas particularidades nos sumerge en mayores vulnerabilidades. Eso se llama interseccionalidad y nosotras la marcamos permanentemente. Incluso hay características o tipologías de feminicidios o formas específicas que se dan justamente a partir de alguna de esas pertenencias, por ejemplo, en mujeres migrantes o en situación de pobreza. Ser pobres nos expone, por ejemplo, a los crímenes narco, ¿no? Entonces, hay ahí una mirada necesaria para poder pedirle al Estado que genere las políticas públicas adecuadas. En este caso, es hablarle a un muro, como es Milei, y por eso también nosotras interpelamos a los gobiernos provinciales y municipales para que reemplacen todo este desastre que ha generado el gobierno nacional
Mirada sobre la provincia
–¿Cómo observás la política provincial en relación con el género?
–Estoy muy preocupada por la situación provincial. Yo fui subsecretaria de Políticas de Género en la provincia de Santa Fe, y aún con todo lo que siempre ha faltado, se fueron precarizando los recursos. La gestión anterior a la actual tenía un Ministerio, con recursos muy precarizados tanto en lo humano como en lo material, de acompañamiento a las mujeres, pero en esta gestión actual se combinan los dos elementos: la desjerarquización del ámbito que debe diseñar política pública y la mayor precarización de sus políticas. Hay muy poco acompañamiento. Nosotras nos fuimos de la gestión con 220 Áreas Mujer creadas en la provincia de Santa Fe, que tiene 365 localidades. Lo menciono porque me hago responsable también de lo que no pudimos hacer, no llegamos a la totalidad de las localidades. Pero hace unos meses, Defensoría del Pueblo informó en un trabajo sobre 40 Áreas Mujer en la provincia de Santa Fe en esta gestión...
–Puntualmente, ¿cómo observás la articulación que hay entre el gobierno provincial y algunas fuerzas claramente identificadas con las iglesias evangélicas, como la del pastor y diputado provincial Walter Ghione?
–Lamentablemente, no sólo incidieron sobre la letra de la nueva Constitución provincial, donde no se menciona en ningún lado la palabra “género” o “derechos de las mujeres y las diversidades sexuales”, aun teniéndola en la Constitución Nacional. Son las influencias de estos fundamentalismos religiosos. Pero, además, trabajando incorporados a una gestión de gobierno, tomaron temas muy sensibles como los vinculados a la prevención de los consumos problemáticos de sustancias o el abordaje de las unidades penitenciarias. Las soluciones no van a estar cerca o los abordajes van a ser muy recortados, muy lamentables si desde el fundamentalismo religioso se piensa en políticas para abordar problemáticas como los consumos, o que tienen una complejidad que es necesario abordar desde otros paradigmas, sin discriminación, sin cuestiones morales, ni vinculadas a ninguna cuestión religiosa, más en la política carcelaria, que es reproductora de los delitos o de brazos ejecutores de delitos.
Gabriela Sosa hacia el Congreso
–¿Cuáles son las principales propuestas que piensan llevar a la Cámara de Diputados de la Nación?
–Carlos seguramente va a estar impulsando sus propuestas en relación a su recorrido: sanear el Estado de la corrupción que posibilita, por ejemplo, el narcotráfico, va a ser parte de la agenda importante de Del Frade, así como las iniciativas que intentan recuperar soberanía de esta entrega que está haciendo el actual gobierno. La recuperación de soberanía, el cuidado de los recursos naturales, repensar un modelo productivo que también tenga en cuenta la salud y la vida, es la agenda de Carlos. En mi caso particular, yo vengo mencionando dos proyectos que son los que quiero impulsar prioritariamente. Apenas me siente ahí, esos son los que voy a impulsar y voy a intentar que tengan el acompañamiento de otros legisladores en el Congreso. Uno, tiene que ver con mi recorrido y con una continuidad de un proyecto que ya presentamos en dos oportunidades en el Congreso Nacional, que es la Declaración de la Emergencia en Violencia de Género. Con las Mumalá lo presentamos en el 2018, en el 2020 y ahora estamos con un encuentro donde vamos a afinar un poco la letra del proyecto para volver a presentarlo, por obvios motivos. Por otro lado, nos interesa dar un debate fuerte en relación a la auditoría de la deuda externa de la Argentina. Nosotras, ¿qué decimos? Que la deuda fue contraída de manera fraudulenta, que fue además convalidada en términos que someten al pueblo argentino, en particular a las mujeres. Voy a impulsar un proyecto que tenga que ver con la suspensión del pago de esa deuda, la auditoría de la misma, para identificar qué es lo que nos corresponde pagar y qué fue contraído de manera fraudulenta, y la sanción a quienes la contrajeron en esas condiciones. La deuda es con el pueblo, la deuda es con nosotras.
–Este año, los procesos electorales estuvieron marcados por el ausentismo
–Si queremos otro país, que esté atento a las necesidades de la gente, del pueblo, hay que votar, hay que confiar en que hay políticos y políticas que piensan hacer las cosas de otra manera, hay que seguir confiando en la participación democrática. Aunque estemos enojados, angustiados, dolidos por todas estas frustraciones que nos han traído los distintos espacios a los que les tocó gobernar en la Argentina, hay otra forma de hacer política, como la que encarna Carlitos del Frade. Hay que votar, hay que defender ese derecho conquistado, nosotras particularmente que tanto nos costó, y hay que votar diferente.









