En el marco de Sin Patrón, un proyecto periodístico de entrevistas a protagonistas del mundo de las cooperativas y mutuales, conocemos más de la Cooperativa Cerro Blanco de la ciudad de Monte Vera, dedicada a la elaboración de productos alimenticios como tomate triturado, dulce y mermelada de membrillo y frutas escurridas.
En el Año Internacional de las Cooperativas, se realizó en la ciudad de Santa Fe el Congreso Internacional “Las cooperativas construyen un mundo mejor”, que contó con 120 stands de cooperativas, mutuales, Agencias para el Desarrollo y universidades.
La finalidad del congreso fue visibilizar el rol que ocupan las cooperativas en la promoción del progreso económico y social, y de las formas en que el Estado puede apoyar el desarrollo cooperativo.
En el marco de Sin Patrón, un proyecto periodístico de entrevistas a protagonistas del mundo de las cooperativas y mutuales, llevado a cabo por Pausa, dialogamos con Griselda Noemí Gon, de la Cooperativa Cerro Blanco.
—La cooperativa es una empresa recuperada dedicada a la elaboración de productos alimenticios como tomate triturado, dulce, mermelada de membrillo. Nos gustaría que nos cuentes bien cómo y cuándo nació Cerro Blanco.
—Bueno, la cooperativa se formó en el año 2011. Ya transcurrieron casi 14, 15 años de su formación. Es una fábrica recuperada, es una empresa recuperada por la gente que estaba trabajando en esa industria. Bueno, en aquel momento la industria entró en un proceso de crisis y decidimos en conjunto transformarla en cooperativa. Arrancamos este camino ya hace 15 años y bueno, gracias a Dios, siempre la rueda se mantuvo en funcionamiento durante todo este tiempo.
—¿Qué producen? ¿Cómo sería un día en la cooperativa para ustedes?
—Bueno, nuestra fábrica produce alimentos. Los alimentos que producimos se comercializan en todo el país. Un día nuestra fábrica arranca a las 6 de la mañana. Trabajamos las 24 horas, o sea, turnos rotativos en gran parte del año. Trabajamos por temporadas productivas de acuerdo a los productos que se elaboran en cada una de esas temporadas.
—¿Cuáles son los productos estrella de la cooperativa?
—Bueno, el producto estrella que es el que nos banca la producción es la fruta escurrida. Me van a decir: ¿qué es la fruta escurrida? Exactamente. La fruta escurrida son los cubitos de colores que, cuando se compran los pan dulce navideños, tienen adentro. A nivel nación hay muy pocas industrias que se dedican a ese tipo de producción. En capacidad productiva somos la segunda a nivel nación.
—Cómo hablamos de este ciclo virtuoso de ustedes elegir transformarse en una cooperativa, quizás por necesidad también de recuperar la empresa. ¿Qué rol ocupó el Estado en todo eso? Se precisa a veces de un acompañamiento, hasta para la cuestión burocrática, de poder presentar papeles, cómo, dónde...
—Bueno, en aquel momento no sabíamos ni cómo funcionaba una cooperativa, qué era ser cooperativista. Todos aprenden en la marcha. El rol del Estado durante todos estos años fue acompañar el proceso de transformación, acompañar en capacitación, en formación, en la gestión de recursos. Durante este proceso —yo le digo proceso porque inició en el 2011— nosotros, por ejemplo, atravesamos una recuperación a través de una quiebra que recién en diciembre del 2024 se cerró. Durante todo este proceso, distintos organismos del Estado fueron acompañando: gobiernos de turno, municipal, provincial, nacional.
—Me imagino que también es estar atento a, por ejemplo, que salgan nuevas líneas o políticas públicas que también les puedan servir para mantenerse, para crecer también.
—Sí, a lo largo de estos años siempre hubo distintas políticas que fueron de acompañamiento, de seguimiento. Y bueno, ahora más que nada nosotros ya estamos atravesando una etapa de lo que refiere a sostenimiento, a la capacitación, a trabajar con el asociado más. Y bueno, la cuestión económica y financiera siempre ocupa un lugar clave también, porque si no, no podríamos asistir.
—¿Cuántos asociados tienen hoy en la cooperativa? ¿Cuánta gente está trabajando?
—Bueno, nosotros somos 23 asociados y, en realidad, trabajan más personas. Tenemos servicios profesionales, por ejemplo, tenemos acompañamiento de ingenieros en la parte de producción, en la parte de mantenimiento. Tenemos también todo un esquema de distribución con comisionistas que nos hacen la venta de productos en otras regiones, en otras zonas. Y nosotros, abocados al grupo de asociados, la parte de producción, comercialización y administración.
—¿Qué se imaginaban en ese momento o cuáles fueron algunas de las cosas con las que se fueron encontrando en el camino? ¿Cuáles son algunas de las cosas que los y las han sorprendido de este proceso?
—Bueno, cambiar ese chip de ser empleado a pasar a ser socio, asociado, dueño de esa industria. Creo que hasta el día de hoy hay un grupo que va adelante tirando del carro, y cuesta, y ha costado mucho tiempo, ¿no es cierto? Durante mucho tiempo, cambiar ese pensamiento de la persona, porque es otro tipo de compromiso el que ahora asume en este nuevo rol: dejar de ser un empleado que solamente tenía la obligación de cumplir el horario de trabajo, irse a la casa y ya está. Bueno, acá no. Acá se trabaja las 24 horas, siempre tenemos que estar atentos a cualquier cuestión que surja, y bueno, la responsabilidad no es la misma. Cien por ciento cambió.
— ¿Qué podés decirle a alguien que está queriendo organizarse bajo este tipo de modelo?
—Yo creo que, bueno, primero, que no le tengan miedo. Porque, digamos, en el camino se van a aprender un montón de cosas. A veces, a nosotros no nos quedó otra alternativa que quedarnos, agruparnos y tratar de pelearla juntos, porque bueno, era la única manera de sostener una fuente de trabajo. Que para la localidad de Monte Vera era muy importante porque fue la primera industria que se radicó en esa localidad. Entonces, yo como licenciada en alimentos siempre me motivó el hecho de la producción de alimentos. Entonces, no dejar que el grupo se disgregue, para mí era lo más importante: preservarlo. Hasta el día de hoy me emociona porque, bueno, fueron momentos difíciles. Pero bueno, yo creo que dentro de las condiciones económicas actuales es el formato de cooperativa una buena herramienta como para poder saltear distintas vicisitudes en esta economía que va cambiando. Es una buena alternativa esta forma de construcción colectiva.
—Hay algo que vos dijiste un poco al pasar, pero que me parece interesante para volver, que es la cuestión del arraigo: lo de sostener también esos puestos de trabajo en ese lugar, de mantenerlo, de sostenerlo, hasta de honrar cierta tradición probablemente histórica que la empresa tenía en ese lugar.
—Bueno, precisamente nosotros acá, Monte Vera está a 15 kilómetros de la ciudad capital. Tenemos otros ejemplos, como por ejemplo Galetti, que también produce alimentos, que atravesó un proceso de crisis similar, no igual. Siempre estuvo ese contacto, transmitir la experiencia de uno cuando les pasó a ellos, a los chicos de Naranpol. Bueno, yo creo que en las localidades todos nos conocemos, entonces por ahí la gente siempre te va a dar cierto apoyo. Pero más que nada, te vuelvo a repetir, siempre fue tratar de mantener la unión del grupo. Del grupo de trabajo, que no era un grupo muy grande, pero era un grupo que tenía ciertas características. Por ejemplo, personas grandes, de más de 50, 60 años, que si esa fuente laboral se cerraba, ¿dónde iban a ir a trabajar? Compañeros que no tenían estudios, que han desarrollado más de 20 años, 30 años de trabajo en ese lugar, única experiencia de trabajo ahí, que también, ¿a dónde se iban a ir a trabajar?
Entonces, todo ese contacto nos hizo decir: “Bueno, no, no podemos dejar que se caiga”.
—Estas instancias, como congresos y demás, me imagino que este tipo de iniciativas son importantes para ustedes también, ¿no? Primero para visibilizarse, pero después también para escuchar, para compartir...
—Creo que un lugar de encuentro acá... yo hoy empecé a caminar y me encontré con mucha gente del rubro, del sector de cooperativas, que siempre nos vinculamos por capacitaciones, por distintas actividades que se organizan durante todos estos años que nosotros venimos transcurriendo este proceso de ser cooperativistas, ¿no es cierto? Visibilizar también. Si bien nosotros, nuestros productos son insumos para la industria panaderil, no son productos que se comercializan al consumidor directamente, excepto el dulce de membrillo —que por ahí lo van a poder adquirir fraccionado, si quieren acercarse al puesto va a haber para degustar—, pero se comercializa fraccionado. Por ahí se compra y no se ve la marca. O el tomate triturado, que por ahí es lo que más se comercializa directamente al consumidor. Pero el resto de los productos son todos insumos para la industria panaderil. Entonces, por ahí visibilizar al ciudadano común que existimos, que estamos en Monte Vera, que producimos esos productos.
—¿Cuáles son un poco los planes, los proyectos a futuro, los sueños, quizás, de Cerro Blanco?
—Bueno, nosotros hasta diciembre nuestro sueño principal era adquirir la planta productiva, hacer el traspaso. Nosotros, en realidad, la compramos a la planta en el proceso de la quiebra. Se compró la planta y parte del equipamiento. Recién, como yo les decía, en diciembre terminamos de pagarla y ahora iniciamos el proceso de escrituración. Así que nuestro sueño es tener la escritura en manos y poder proyectarnos, porque bueno, ustedes saben que sin eso no podemos acceder al financiamiento. Entonces, si bien todos estos años pudimos sostenernos, la falta de capital de trabajo, la falta de inversión, digamos, es necesaria, y más en este rubro donde la sanidad... hay condiciones relacionadas con las buenas prácticas que se cumplían.
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