Mientras las nuevas reglas del empleo en Argentina se siguen discutiendo, la incertidumbre laboral y el contexto social y económico desfavorable afectan de lleno a la salud mental de los trabajadores, una cuestión fundamental que no parece ser tenida en cuenta hasta el momento.

Por Agustina Labath

Un reciente estudio puso sobre la mesa las malas condiciones en las que trabajan los argentinos: el 92% declaró sentirse “quemado” por su trabajo, dejando al país como líder en este fenómeno por cuarto año consecutivo.

En paralelo y luego del triunfo de la Libertad Avanza en las elecciones legislativas, se está discutiendo una reforma que busca redefinir las leyes laborales. ¿Esto viene a empeorar la salud mental de los trabajadores? Pausa habló con una psicóloga experta en el tema y con un representante gremial que comentaron sobre la situación que se está viviendo.

Trabajadores “quemados”: qué dice la psicología

 Fernanda Isequilla, licenciada en Psicología (MP 1837) formada en salud mental y laboral y en prevención del estrés crónico, habló con Pausa sobre las especificidades del síndrome de “burnout” y qué expectativas tiene sobre esta temática en la reforma laboral que propone el gobierno nacional.

“El burnout es un síndrome que está caracterizado por un agotamiento emocional, físico y mental que aparece como respuesta a un estrés laboral crónico que no fue gestionado adecuadamente. Muchas veces se habla de que es estar cansado, pero en realidad no es simplemente eso, sino que hay una desconexión profunda de quien lo padece, una sensación de estar quemado” destacó.

La diferencia clave entre el burnout y el estrés laboral común, según la especialista, tiene que ver con que el segundo suele ser temporal, por un determinado momento del trabajo en donde hay mucha demanda. En cambio, cuando se habla de burnout, implica que la persona estuvo expuesta de forma sostenida durante un período de tiempo a exigencias que superaron sus capacidades reales. “Sucede cuando el trabajo deja de ser una actividad y pasa a sentirse como una amenaza constante”, comentó.

“En Argentina se vive hace años en un contexto social y económico muy intenso, en donde hay una incertidumbre constante con factores como la inflación, la inestabilidad laboral y los cambios permanentes. Esto, a nivel social, genera un terreno fértil para que se produzcan situaciones de estrés crónico. Además, el entorno sociolaboral siempre está exigiendo más de lo que la persona puede dar”, sostuvo Isequilla.

Las primeras señales a prestar atención, según la especialista, son: agotamiento físico constante; marcado cambio de humor, irritabilidad o intolerancia a la frustración de pequeñas situaciones; despersonalización; gran caída en el rendimiento; dificultad para concentrarse y tomar decisiones. “Estas señales no deben normalizarse. Un paso muy importante es reconocer que el bienestar no es un lujo, sino que siempre tiene que ser una condición para poder trabajar de una manera sana”, afirmó.

Con respecto a los cambios que se proponen en la reforma laboral, Isequilla aseguró que pueden incrementar la situaciones de estrés crónico que tienen los trabajadores argentinos: “Se están flexibilizando condiciones laborales al punto de generar inseguridad e inestabilidad. En este contexto, el riesgo de burnout aumenta, porque la persona empieza a entrar en un estado de alerta, donde siente que no se puede relajar o nunca alcanza seguridad, paz o tranquilidad en cuestiones laborales”.

“La salud mental se deteriora cuando se vive en un estado de alerta permanente, con miedo a perder el trabajo, a no llegar a fin de mes, a no poder cumplir expectativas o metas personales. Se entra en un bucle en donde hay una sensación de incertidumbre y alerta constante que hace que, a nivel mental, no pueda relajarme nunca ni vivir tranquilo. La incertidumbre laboral es uno de los factores más fuertes del estrés crónico. A su vez, el miedo a perder el trabajo puede intensificar el burnout totalmente, ya que se activa un estado de hipervigilancia, en donde la persona siente que debe demostrar todo el tiempo lo que vale para la empresa. Eso convierte al trabajo en una amenaza y no en una fuente de realización”, añadió.

A partir de esto, consideró que no cree que la reforma laboral esté contemplando suficientemente el factor de la salud mental: “La discusión suele centrarse más en lo económico, jurídico o productivo. No se la escucha cuando tiene que ser una prioridad, porque es el recurso más valioso que tienen las personas. Sin trabajadores sanos no hay una productividad sostenible. Hablar de la reforma laboral sin incluir a la salud mental es hablar solamente de la mitad del problema”, concluyó.

¿Qué cambios laborales se están discutiendo?

Algunos de los cambios que estipula el proyecto del gobierno afectan estos puntos, directamente relacionados con la estabilidad mental de los trabajadores:

• redefinir quiénes están alcanzados por la Ley de Contrato de Trabajo;
• cambiar el sistema de indemnizaciones: en lugar del cálculo clásico por antigüedad, se plantea un fondo de cese laboral financiado por el empleador;
• las jornadas laborales y la organización del tiempo de trabajo se flexibilizan: se incorpora un “banco de horas”, y se abre la puerta a jornadas más largas y horas extra que puedan compensarse con descanso;
• en cuanto a salarios y convenios, la iniciativa propone “salarios dinámicos”, con negociaciones por empresa;
• flexibilización del régimen de vacaciones e indemnizaciones.

Estas modificaciones serán tratadas en las sesiones extraordinarias del Congreso de la Nación, en febrero.

La perspectiva gremial en la salud mental

Pausa dialogó con Claudio Girardi, Secretario General de la Asociación Bancaria Seccional Santa Fe y Secretario General de la CGT Regional Santa Fe, quien aseguró que si se aprueba la reforma laboral con los cambios que se están conociendo “podemos caer en una pandemia de salud mental”.

“El gobierno no está en lo principal y prioritario que es el trabajador, su familia, su salud mental, salario, dignidad y condición de vida. La perspectiva con la que quieren trabajar la reforma laboral es la de quitarnos más derechos”, destacó Girardi.

Agregó: “Es un combo sumamente peligroso y que, a los bocetos de las primeras ideas que se van a discutir en el Congreso, va a llevar a que siga aumentando el deterioro de la salud mental de los trabajadores. En este marco es que, desde el movimiento obrero, venimos alertando esta situación donde definitivamente la salud mental se ve afectada, porque la prioridad del trabajador es darle de comer a sus hijos, tener una vivienda, una vida digna y deja relegado su bienestar”.

Además, consideró que desde el ámbito gremial es muy difícil tratar cuestiones vinculadas a la salud mental: “porque no se suelen exteriorizar. Muchas veces queda en el núcleo familiar o de amistad, y el trabajador no se siente comprendido. Sumado a que a veces es muy difícil tener la posibilidad de una consulta con un profesional, ya sea porque no se tiene los recursos económicos o no se dispone del tiempo. Debido a esto estamos sumamente preocupados por lo que se viene”.

“A lo que se venía arrastrando, hay que agregarle las dificultades económicas del trabajador que no llega a fin de mes y cada vez está peor a nivel de endeudamiento. Sumado a todo esto está el miedo a perder el trabajo, porque en Argentina se perdieron más de 300.000 puestos de empleo registrados. Conseguir un trabajo en la actualidad es muy difícil. Esto tiene una carga emocional y psicológica de presiones permanentes para los trabajadores que le afectan tanto su salud mental como física”, expresó Girardi.

“El aval político que le dieron a Milei en las últimas elecciones va a hacer que acelere los procesos del anarcocapitalismo. Y eso no tiene como prioridad la felicidad del pueblo. Es muy difícil para las familias de hoy sobrevivir. Considero a este momento actual de la Argentina como extremadamente complejo y que definitivamente afectará la salud de los trabajadores”, concluyó.