La reforma que no fue

Constructoras y pooles continúan exentos de Ingresos Brutos.

“Cuando nosotros planteamos la reforma tributaria no es porque se nos ocurrió, no es porque sabíamos que seguro íbamos a ganar. Era lo más probable que el Senado votara en contra, pero nosotros no podíamos dejar de plantear una mayor justicia contributiva para que haya una mejor democracia. Eso lo decimos en el programa y lo sustentamos con nuestra propuesta, aún sabiendo que iba al fracaso”, dijo el gobernador Hermes Binner para explicar la génesis que tuvo la pretendida modificación impositiva que el PJ desechó.
La decisión del justicialismo de tratar sobre tablas la iniciativa, para luego rechazarla, se sustentó en la hipótesis de que volver a cobrar Ingresos Brutos a las industrias con facturación superior a los seis millones de pesos, y a las constructoras con facturación mayor al millón de pesos, iba a desencadenar una fuga masiva de empresas afincadas en Santa Fe hacia otros distritos. Es decir, que se hubiera perdido en competitividad frente a las ventajas fiscales que seguirían ofreciendo provincias vecinas.
Pero además, el peronismo tampoco tuvo en cuenta ninguno de los puntos de la reforma, ni siquiera el retoque en las alícuotas del impuesto Inmobiliario –hace más de 14 años no se tocan–, que hubiera significado duplicar la coparticipación a los municipios y comunas de Santa Fe. Sin esa herramienta impositiva aprobada, ni ninguna otra, las arcas públicas de las localidades están exhaustas y cierran al límite de sus posibilidades financieras, con un panorama aún más complicado para el 2009.
Así, el Frente Progresista, Cívico y Social planteó, desde el plano ideológico, la necesidad de tener una reforma tributaria –más paga quien más gana– mientras que el Frente para la Victoria sólo concibió una lectura económica del asunto. Incluso, las complicaciones que trajo la crisis internacional se convirtieron en un argumento más de la oposición para justificar el rechazo del proyecto fiscal de Binner, al señalar que el aumento de la carga hubiera significado que muchas empresas bajen sus persianas. Sin embargo, Córdoba y Buenos Aires elevaron Ingresos Brutos a sus industrias y no se produjo la apocalíptica fuga.
En definitiva, el PJ se cerró frente a cualquier posibilidad de cambio en la estructura impositiva. Fideicomisos financieros y pooles de siembra sojeros seguirán exentos de pagar Ingresos Brutos y multinacionales como Cargill, General Motors, o las aceiteras, no pagarán ningún impuesto, además de continuar con grandes descuentos en sus facturas de la EPE.
En el juego de las desconfianzas, el oficialismo y la oposición no pudieron avanzar en ningún proyecto relacionado a la distribución de fondos a municipios y comunas y, el año que viene, habrá que esperar la buena voluntad de la Nación para que se amplíe la coparticipación a la provincia y, en cascada, a las localidades, algo que resulta casi utópico si se analiza el comportamiento fiscal del kirchnerismo. Por último, es casi un hecho que el Presupuesto 2009 no se votará este año y se deberá reconducir el Presupuesto 2008, porque el Frente Progresista supone que el PJ hará valer su mayoría en el Senado para desmembrar el plan de gestión de Binner, que sólo se podría ejecutar con el Cálculo de Gastos y Recursos a la medida de las intenciones del dirigente socialista.

Publicado en Pausa #31, 12 de diciembre de 2008.
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