La primera seguridad es un plato lleno

Ya con más de 15 años de edad, el núcleo duro de la pobreza neoliberal volvió al tapete.

La “Encuesta Nacional de Juventudes: visiones y desafíos en la Argentina de hoy”, mostró los apuros en los que viven los jóvenes argentinos de entre 18 y 29 años: “la mayoría de ellos no accede a derechos fundamentales como la educación, el trabajo digno, la decisión de tener hijos, o la posibilidad de participar en diferentes espacios de la vida pública y social”. Según el trabajo, en los grupos más empobrecidos el primer hijo llega a edades más tempranas que en los sectores más favorecidos. La proporción de mujeres que tuvieron hijos antes de los 18 años, es mucho mayor que la de los varones: 16% contra 3%. El 60% de los jóvenes forma parte de un hogar con nivel socioeconómico bajo. La desocupación en los niveles más bajos multiplica por 3 a los de niveles altos (12% a 4%)

Poco más de la tercera parte de los ingresos que tiene una familia santafesina son gastados en bebidas y alimentos. La salud es recién el cuarto ítem de gasto de los habitantes de esta provincia, después del transporte y las comunicaciones. La encuesta difundida por el IPEC dice que los jefes de hogar con mayor instrucción invierten una buena parte de su dinero en calzado, indumentaria, educación y mantenimiento del hogar. En los casos en que el jefe de hogar es menos instruido, los guarismos son muy inferiores a los anteriores.

Este año, el gobierno nacional reconoció el reclamo del hambre y anunció el pago de la asignación universal por hijo de $180 mensuales. En la provincia de Santa Fe alcanzará a 380 mil niños y adolescentes; en la ciudad a 50 mil. Ahí también está el grito del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo en su paso por Santa Fe, en noviembre: “Este es el reclamo que hacemos en todo el país. No hay estadísticas, pero sabemos que mueren 25 chicos por día de una forma evitable”.

El líder del movimiento, Alberto Morlachetti, agregó: “El país empezó a visibilizar el hambre a partir de nuestras marchas, antes ni siquiera se advertía, tal es así que denunciarlo era peligroso. Actualmente, en todas partes se reclama pero se hace muy poco para erradicar este flagelo que hiere nuestra dignidad y sobre todo la de los niños”. Sobre la asignación universal por hijo dijo: “es limitativa, pero reconoce el hambre de manera oficial, no erradica el problema pero es el comienzo para hacerlo”.

En Santa Fe hay en funcionamiento programas destinados a paliar la desnutrición: Nutrir Más (11.500 beneficiarios financiados por la Nación), un Plan Alimentario (con 177 mil beneficiarios).

“En Santa Fe la oferta alimentaria es amplia, no debería haber problemas de olla y de desnutrición, en cada lugar hay reparto de víveres. Algo difícil de superar es que, como la gente perdió la costumbre de comer en su hogar, asiste diariamente a los comedores comunitarios”, dijo Adrián Diserio, director de Asistencia Crítica del Ministerio de Desarrollo Social.

El concejal del Frente para la Victoria Luciano Leiva afirmó que: “un chico que en la primera infancia sufre desnutrición pierde toda oportunidad de desarrollo normal de sus capacidades físicas e intelectuales, tiene problemas de talla y de peso. El segundo puede ser recuperado con una buena alimentación pero la talla no se recupera ni se compensa. Aparecen las anemias ocultas que, también, se pueden convertir en crónicas”.

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