DOS JOYAS DE LA DVDTECA DEL CINE CLUB SANTA FE: LA VIGENCIA Y LA ACTUALIZACIÓN DEL WESTERN

LOS COWBOYS DEL SIGLO XXI
Por Donnie Zerbatto
El western fue, alguna vez, uno de los géneros más prolíficos de la industria cinematográfica en general. Su influencia se extendió tanto en la producción (apareciendo así ese extraño vericueto de locaciones, costos laborales y capacidad técnica llamado spaghetti, el western italiano) como en el consumo: al decir “vaquero” ninguno de nosotros piensa en un mestizo o nativo en patas, con unas babuchas roídas, durmiendo en una tapera y cuidando hacienda ajena en un mar de tierra conocido como la Pampa; inmediatamente aparece el sombrero, el palillo en la boca, el gruñido presto a cualquier situación y el Colt apuntando al frente.
Sin embargo, con excepción de Los imperdonables de Clint Eastwood, este género poco ha dicho en los últimos 20 años. En cantidad, por ejemplo, las abiertamente imbéciles y deliciosas películas de estudiantinas yanquis ocupan un metraje muy superior. El desierto, los “indios”, el sheriff y los “forajidos” se encuentran hundidos en la arqueología del cine. La gramática del western, el lenguaje conque habla, el ordenamiento teatral que propone para sus personajes –su orden simbólico, bah– acaso también estén sean ruinas, si bien sus restos se puedan encontrar en múltiples otros géneros (basta ver cómo se repite la presencia del chico bueno, los chicos malos, el ambiente adverso y la ley). Quizás la mejor forma de volver a entablar un diálogo con las pelis de vaqueros sea la traducción. Por ejemplo, en 2005 se hizo una traducción del género desde una perspectiva de género: Ang Lee y Brokeback Mountain (retroactivamente, llenó de homoerotismo las míticas escenas del antiguo y salvaje Oeste, que bastante se abrían a ello).
Proponemos dos traducciones con otros criterios: el espacio (la cultura) y el tiempo (la historia).
Una oda al cine clase B, con muy buena acción y muy graciosa es Sukiyaki western: Django (el sukiyaki es un plato japonés que se basa en fideos). De 2007 y de Takashi Miike, cuenta con el sponsoreo (y una pequeña y absorbente actuación) de Quentin Tarantino. Sería la traducción en el espacio: la mirada orientalizada sobre el género. Miike apela a un completamente explícito bricolage: actores nipones hablando un inglés cruzado, en un escenario del Oeste (con techos de pagoda) y una trama narrativa típicamente oriental, mezclando el ya hegemónico estilo de las escenas de combate de las artes marciales con una retahíla de balazos humeantes. Ideal para una noche de calor, con cerveza, maní y ganas de reír y gritar un rato. Muy reloca.
Sukiyaki western: Django
La ópera prima de Tommy Lee Jones, Los tres entierros de Melquíades Estrada, de 2005, es lo más cercano a una traducción en el tiempo: una de vaqueros bien sórdida y naturalista, puro destino y verdad, absolutamente enclavada en el presente. Hay un cowboy honesto y bueno (por ello, capaz de llevar una promesa a término como un neurótico delirante), un “indio” encarnado en un mexicano-explotado-cruza-fronteras (que es hasta un “indio sabio”, inclusive) y un sheriff (en un patrulla policial texana típico de nuestro días: dos neuronas, una 90% poliéster y 10% Budweiser, la otra presta para gatillar por joder o porque se le presenta cualquier cosa que a su juicio sea un-american). Hay una chica también. Hermosa, pechugona basura blanca; una versión XXI de las trágicas viejas prostitutas del Saloon. TLJ hace un protagónico donde desarrolla al tope a ese personaje que parece compartir en muchas de sus pelis.
La fotografía, fantástica: el desierto en todos sus colores. El guión, del mismo autor de 21 gramos, Amores perros y Babel (juega con el orden temporal, pero la lógica del relato lo obliga, a partir de un cierto punto, a una extensa poética y asfixiante linealidad).
Los tres entierros de Melquíades Estrada
UNA RECOMENDACIÓN EFECTIVA. Desde atrás de la boletería del Cine América, o dentro del reducto donde se alojan los más de 500 títulos de la dvdteca, el querido Salvador suele quebrar su hermético silencio para sugerir la peli de TLJ. Varios (muchos) socios han seguido el consejo y no se han visto defraudados.
VARIACIONES. Un corto de Miike ya fue recomendado en esta columna: “Box”, que forma parte del tríptico Three extremes (2004). Bueno, nada que ver una cosa con la otra. Con “Box” uno puede prepararse para una noche poblada de horribles pesadillas; Sukiyaki western: Django es un shock macizo de entretenimiento.
LITERATURA. Internet cuenta que, para darle densidad a los personajes, TLJ le habría entregado una copia de El extranjero de Albert Camus a cada uno de sus performers. El dato es falso o indica un yerro del director. Dicho con énfasis: no hay mayor cercanía entre letras y cine que entre Los tres entierros... y las obras de Juan Rulfo, Pedro Páramo y El llano en llamas (hasta las marchas en el desierto ahogan igual).
Publicada en Pausa #48

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