Para fumar un faso sin culpas

El movimiento por la despenalización de la marihuana da sus
primeros pasos en la ciudad. Un ciclo de
charlas y una marcha se complementan con los proyectos legislativos nacionales.
Por Marcela Perticarari / Fotos: Olivia Gutiérrez
En 1940, estudios científicos demostraron que la marihuana
es menos peligrosa de lo que se sospechaba, por lo que en el imaginario
colectivo se la empezó a desvincular de actos de violencia, crímenes sexuales y
adicción. Años después, en varios condados de Estados Unidos se legalizó su uso
medicinal y 20 países permitieron su cultivo, mientras otros tantos trabajan en
proyectos de reforma. En la Argentina, 2012, se estima que dos millones de
personas fuman marihuana. Penalizar o no penalizar es la cuestión a discutir:
dejar de denominar a las drogas como “sustancias ilícitas”, mucho más que un
rótulo. Finalmente el debate se instaló en el Congreso Nacional.
En este sentido, hay varios proyectos legislativos que
plantean modificar la normativa vigente, basada en la prohibición del consumo,
la tenencia y la venta. Las iniciativas más destacadas fueron presentadas por
los diputados nacionales Victoria Donda (FAP), Aníbal Fernández (FPV) y Ricardo
Gil Lavedra (UCR).
“Buscamos priorizar los derechos humanos de segunda
generación: primero atender la salud de quien consume y después atacar el
narcotráfico”, declaró Fernández. Su iniciativa busca evitar la criminalización
de la persona que consume, quien “padece una enfermedad que tiene que ser
resuelta por el Estado”, consideró. Al fundamentar su proyecto, advirtió el
fracaso de la ley 23.737 sobre estupefacientes, porque lo único que consiguió
es “hacer un enorme daño”, incentivar “el hacinamiento carcelario” y “llenar
juzgados de causas que no tienen que ver con la seriedad”.
Victoria Donda recordó el fallo Arriola que dictó la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en 2009, que “pone de manifiesto el claro
fracaso de la doctrina y de la jurisprudencia que sostenía la penalización del
usuario de estupefacientes, con razones utilitaristas o pragmáticas donde se
permitiría combatir más fácilmente al tráfico de estupefacientes”. Entre las
modificaciones que propone, figura la derogación del artículo 14 de la ley
23.737, que penaliza al simple tenedor de estupefacientes para, luego, hacer la
salvedad de declarar no punibles a aquellos casos en los que inequívocamente
demuestren que dicha tenencia es para su consumo. “Ese artículo es la base
estructural mediante la cual la actual ley de drogas criminaliza
sistemáticamente a los usuarios, ya que los obliga a demostrar su inocencia una
vez sometidos al proceso penal. En los últimos 10 años, el 70% del total de
causas por drogas son por tenencia para consumo personal, entre el 20 y el 25%
son causas por tenencia simple y sólo el 5% del total de causas por drogas son
por su comercialización”, precisa el proyecto. Otra de las modificaciones
propuestas es la derogación de los artículos que regulan los tratamientos de
rehabilitación como parte del canje por la pena en las diversas instancias del
proceso penal, porque “la ley penal no puede regular tratamientos de salud y
menos aun utilizarlos como una pena encubierta”.
Debates animados
En nuestra ciudad, cuna de la Constitución que los
activistas quieren hacer respetar, el diálogo se va abriendo en diversos
ámbitos. A fines de abril, se llevó a cabo una charla sobre despenalización del
consumo de drogas en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL,
organizada por los estudiantes nucleados en Praxis. Uno de sus miembros,
Leandro Wolkovicz, comentó que “nuestra finalidad es proponer una nueva
relación entre universidad y sociedad, en primer lugar a partir de la
intervención territorial y, en segundo lugar, a partir del tratamiento de
temáticas políticas y sociales como la despenalización, que muchas veces quedan
afuera del debate académico. Además de estudiantes somos jóvenes y nos
atraviesan una serie de problemáticas. Somos los principales vulnerados por
esta política de drogas que persigue al último eslabón de la cadena del gran
problema que es el narcotráfico. Hay un tabú respecto a este tema: algunos
dicen que venimos a hacer apología, pero nosotros somos actores políticos capacitados
para aportar al debate”.
Por su parte, Ignacio Canabal, presidente de la Asociación
Rosarina de Estudios del Cannabis, contó que “desde hace seis años trabajamos
junto a otros ciudadanos sobre la política de drogas y el movimiento social que
implica la modificación de las leyes en Latinoamérica, porque las respuestas
que hemos escuchado de los gobiernos han sido diferentes. Es importante que la
sociedad civil se una y pidamos cambios regionales para modificar la situación
actual, porque ni la cocaína ni la marihuana prensada que consumimos están
producidas en Argentina”.
Política de drogas, derechos humanos, políticas sociales y
consumo personal se definen como los ejes de la despenalización. “La
problemática de las drogas no es uniforme. No es lo mismo una persona tomando
psicofármacos en exceso que un chico consumiendo paco en la esquina o alguien
fumando un cigarrillo de marihuana plantada en su patio. Tenemos que encontrar
respuestas que nos sirvan a nosotros. Esta es una problemática de derechos a la
que nos tenemos que enfrentar, por relación a leyes, con el Estado. En este
caso, el Estado federal está prohibiendo una forma de vida, un consumo o una
experimentación. Y las políticas de drogas están encaradas hacia ciertos
sectores sociales: a la gente más pobre y a los jóvenes. En general no se
reprime a la persona que vive en el centro, pide cocaína con un delivery y la
consume en su casa o en fiestas, sino al que consume o porta una sustancia
ilegal en la vía pública. Algunos son detenidos simplemente por portación de
rostro y por el solo hecho de tener una sustancia prohibida son detenidos con
esa excusa. Acá estamos hablando políticas sociales y económicas. Incluso los
proyectos más avanzados siguen penando el consumo en la vía pública”, enfatizó
Canabal.
El periodista de Página/12 y de la revista canábica THC,
Emilio Ruchansky, estuvo de visita por Santa Fe para una conferencia en el
marco de un ciclo de charlas sobre despenalización, organizado por la Juventud
Socialista, el viernes 27 de abril. Y afirmó que “con los proyectos
legislativos casi que estamos tocando el cielo con las manos, pero no hay un
apoyo tan grande como se cree. El proyecto de Aníbal Fernández se queda corto
con el articulado, porque si bien no pena el autocultivo tampoco lo permite”.
En coincidencia con Canabal, el periodista cuestionó la afectación a terceros
que se menciona en el proyecto: “Si me gusta fumar en la calle, ¿a quién estoy
afectando? Hay vecinos que denuncian a alguien porque tiene una planta y ¿qué
te ofende la planta? Hay una tentación de prohibir por parte de médicos,
abogados y jueces, he visto muchos fallos condenatorios moralistas. La pelea de
fondo es esa y empieza en la mesa familiar. Si bien no se va a penar el
consumo, la ley va a quedar corta. Hay que tener cuidado con el discurso contra
el narcotráfico”, manifestó al enumerar los errores y abusos en los
procedimientos realizados por la policía.
“El aborto, la eutanasia, la diversidad sexual y la
despenalización del consumo de drogas son derechos que tienen que ver con
nuestro cuerpo, son luchas que tenemos que hermanar. Lo malo es no hablar de
estos temas. El mayor problema es que alguien dijo ‘las drogas son malas, si
las defendés sos un hijo de puta’. Si se exportan 200 toneladas a Europa es porque
el consumo está y alguien nos dice lo que tenemos que hacer con nuestro
cuerpo”, consideró Ruchansky.
El periodista concluyó afirmando que “cualquiera se sube al
debate, que es pobre porque hay poca información. No estamos en el mejor
momento para discutir la ley, pero es obvio que nadie es especialista en
drogas. Lo que hay que llevar a la discusión con los legisladores es la
ampliación de derechos: respetar las individualidades y permitir el cultivo o
los clubes para empezar a regular el uso del cannabis”.
En marcha
El sábado 5 de mayo, las actividades a favor de la
despenalización de la marihuana tuvieron su segundo y concurrido capítulo con
una movida realizada en el Parque del Sur. Ese día, en numerosos puntos del
planeta se realizó en simultáneo la Marcha Mundial de la Marihuana 2012. En
todo nuestro país, 60 mil personas se movilizaron en 22 ciudades(40 mil de
ellas en Buenos Aires).
La tarde de otoño, con rostros mirando hacia el espléndido
sol y buena música, invitó a cerca de 300 personas que llegaron de a poco y en
grupos para compartir la propuesta en el tradicional paseo verde.
“Buscamos reclamar públicamente que se respeten nuestros
derechos y libertades individuales, como lo expresa el artículo 19 de nuestra
Constitución. No debemos dejarnos enredar por charlas morales y buscar la
gravedad del delito en algo distinto de los daños que origina para la sociedad,
única y exclusivamente”, argumentaron los organizadores.
Cuter Club, un grupo de cultivadores de Santa Fe y la
región, estuvo presente en la organización de la jornada junto a los jóvenes
socialistas. Uno de sus miembros contó que “desde hace tiempo nos reunimos con
otras personas porque este tema ya está instalado en la sociedad. Se necesita
más información y gente que active porque las cosas no se están haciendo bien.
Empezamos a movernos porque queremos que se conozca la realidad. Es bueno que
se trate el tema y ojalá se apruebe algún proyecto”.
Publicada en Pausa #93, miércoles 9 de mayo de 2012

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