La deuda más urgente

ESPECIAL 100 EDICIONES
El hambre, la pobreza y el trabajo obturan la posibilidad de
una infancia feliz.
En una provincia que produce alimentos a escala mundial, los
índices de pobreza y de indigencia pueden variar algunos puntos según la
coyuntura, lo cual tiende a naturalizar una situación que nada tiene de
natural: el hambre. Niños con hambre, en una provincia que produce lo
suficiente como para alimentar al triple de su población.
Confirmado: comer quita el hambre. Así tituló Pausa una tapa
de octubre de 2008. Es un tema central en nuestra agenda y debería serlo en la
de todos los medios.
Antes, en la segunda edición del periódico, en mayo de 2008,
habíamos dado cuenta de las propuestas de un grupo de entidades intermedias que
elaboraron proyectos de inclusión social y le exigieron al Estado mayor
participación. Una veintena de instituciones políticas, gremiales y sociales de
la ciudad, reunidas en la Mesa
de Infancia, acordaron en la necesidad de generar políticas públicas que ayuden
a terminar con el hambre, partiendo desde la certeza de que la raíz del
problema está en los desórdenes distributivos de la renta.
“Que en una provincia tan rica como Santa Fe haya hambre es
vergonzoso”, dijo Luciano Candioti, de la Asociación Juanito
Laguna. Era el año 2008; entonces, uno de los reclamos de la Mesa –dirigido al Ejecutivo
provincial– era la instauración de una asignación universal para que los chicos
coman, además de políticas integrales de salud, educación, vivienda y trabajo
para las familias en riesgo. (Un año más tarde la Nación decidiría atender un
viejo reclamo social, con la asignación universal por hijo).
La Mesa
de Infancia describió: “En nuestro país no faltan ni alimentos, ni madres, ni
médicos, ni maestros; falta en cambio la voluntad política, la imaginación
institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de
semejantes que asegure a nuestros hijos las oportunidades vitales para que
puedan crecer con dignidad. Estamos hablando de sujetos (los chicos) que están
construyendo su identidad. Los tiempos de la infancia no permiten la eterna
dilación”.
Todas las instituciones que participaron de la mesa son
fuente permanente de consulta: además de Juanito Laguna, la CCC, el MTL, Manzanas
Solidarias, la vecinal y el centro de salud de barrio Chalet, la revista La Búsqueda, los
trabajadores de El Refugio, el grupo Juan XXIII, la Revuelta, Acción
Educativa, la CTA,
el servicio de Salud Mental del Hospital Mira y López, las Madres de Plaza de
Mayo y docentes y directivos de escuelas de todo el cordón oeste de la ciudad.
La asignación universal por hijo ayudó a mejorar algunos
índices pero no resolvió el problema de fondo. En 2010 un conjunto de ONGs de
la ciudad cuestionaron el abordaje oficial de los temas vinculados a la
infancia: “De las actividades que desarrolla el municipio surge claramente la
ausencia de políticas integrales y abarcativas que tiendan a modificar la
situación existente y que generen una esperanza de cambio para los chicos”,
sostuvieron en un documento firmado por diferentes organizaciones, entre ellas
Caritas, la CGT, la CTA y la Federación de
Vecinales.
También en 2010, el Ministerio de Trabajo de la provincia
hizo un relevamiento cualitativo sobre el trabajo infantil, con la colaboración
de la UNL y de la Organización
Internacional del Trabajo. Se 
midió la magnitud del trabajo infantil, se analizaron las representaciones
sociales que distintos actores poseen con relación al mismo y se observaron las
estructuras que habilitan y constriñen la presencia de niños y niñas en el
trabajo.
Del relevamiento se desprendió que, en las ciudades, el
rubro en el que predomina la mano de obra infantil es el comercio, mientras que
en el norte de la provincia los niños son entregados a las actividades
agropecuarias.
Los diagnósticos se suceden año a año, pero las soluciones
se demoran. Con poco margen de acción y casi sin recursos, provincia y
municipio no terminan de abordar el tema y apenas atinan a acompañar los
programas sociales de la
Nación.
¿Falta de voluntad política o de imaginación? ¿Faltan ganas
o falta comprender el problema en toda su magnitud? La única forma de conocer
esas respuestas es seguir indagando.
Eso haremos.
DICEN LOS LECTORES
A los chicos les debemos tiempo libre solos, muchos árboles
y verde. Les debemos adultos con calma, más silenciosos y atentos, que les
cocinen y les cuenten historias para ir a dormir.
Vicu Torres
¿Qué les debemos a los niños? Seguramente desnutrición,
pobreza, explotación, violencia escolar y discriminación: no. Si hablamos de
esos temas es porque les debemos unas cuantas cosas, pero peor: si no los
hablamos, significa que les debemos todavía más.
Emilia Spahn

Publicada en Pausa #100, miércoles 29 de agosto de 2012

Un solo comentario

  1. Cómo puede ser que si son una ONG, (Organización No Gubernamental) el Gobierno-Estado, tenga que pagarles un alquiler mensual de 8.000$. Uno pasa por la sede y no hay ni un niño/a. Sería bueno que aclaren dónde y cómo están trabajando con y por los niños. ¿el estado debe pagar los alquileres de las ONG? Aclaren muchachos, aclaren por el bien de los chicos!!!

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