Una mirada diferente del oeste

Un grupo de jóvenes de los barrios Roma, San Lorenzo y El Arenal editó una revista que busca contar la realidad menos contada de esas calles, en la voz de sus protagonistas.

Por Ileana Manucci

“Yo ni leo los diarios de la ciudad, no me gusta, porque yo vivo en barrio San Lorenzo y todo lo que sale en los medios sobre el barrio es malo. Eso resulta chocante”, dice Virginia Gómez, una de las integrantes del grupo de jóvenes creadores de la revista el El Surco del Oeste.
La publicación, que salió a la venta a principios de marzo, se gestó en los rincones de El Birri, el centro cultural insignia de la zona oeste de la ciudad. Allí, un grupo de chicas y chicos de los barrios San Lorenzo, Chalet, El Arenal y Roma se juntaron para darle vida a este proyecto que, en primera instancia, busca ser un medio alternativo, un lugar en donde poder expresarse y contar al barrio desde el barrio mismo.
—¿Cómo llegan al Birri con este proyecto?
—La mayoría no veníamos al Birri antes, nos conocimos casi todos en la escuela San Lorenzo, donde además conocimos a las chicas que daban los talleres de comunicación. Ellas nos invitaron a hacer la revista, nos comentaron más o menos el proyecto, y luego se pidió permiso acá en el Birri para ver si podíamos trabajar en el lugar y enseguida nos abrieron las puertas, desde el primer día.
—¿Qué se plantearon mostrar en la revista?
—Desde un principio todos coincidimos en hablar solamente de lo bueno que tiene el barrio, de qué está pasando en el barrio, todas las actividades que tenemos. Acá no solamente hay hechos delictivos, también hay gente que trabaja, que estudia, que no anda en cosas malas, pero eso nunca lo dicen en los medios.

Aprender, producir
Desde el grupo remarcan que la revista fue una producción colectiva donde, más allá de dividir algunas tareas, todos estaban en todo. “Cada uno aprendió a hacer algo específico, como diseñar o redactar, pero no eran roles estancados”, explica Cecilia Rolandi, una de las comunicadoras sociales dentro del proyecto, junto a Emilia Schmuck. “Todos iban aportando e intercambiando tareas. Además, a lo largo de los meses, la composición del grupo fue variando, a veces éramos un montón, otros días tres o cuatro, pero el grupo siempre se fue rearmando y eso tiene que ver con los procesos de cada uno”.
Aprender a usar programas de edición, a realizar fotografías y entrevistas, a armar notas y redactar, fue parte de lo que los jóvenes del grupo estuvieron haciendo los últimos seis meses, hasta que el día más esperado, el de salir a la calle con la producción fresquita bajo el brazo, llegó finalmente.
“Para poder imprimir tuvimos que trabajar hasta los últimos días de diciembre, acá en el buffet del Birri”, cuenta Noelia Romero, “y la gente está muy contenta, ya nos piden el segundo número”.
—¿Qué decían en el barrio cuando les contaban de la revista?
—Cuando contábamos que estábamos haciendo una revista, algunos no nos creían –cuenta Virginia–. Pero cuando se llevamos ya lista estaban todos contentos, en mi zona la recibieron muy bien, está bueno porque nos dicen cosas lindas. A todas las personas que se la vendimos nos dijeron cosas positivas, que nos da ganas de seguir trabajando.
—¿Cómo se muestra al barrio en las notas?
—Una tarde decidimos salir a recorrer las calles para ver que estaban haciendo los pibes, la gente en general, y comprobar si realmente estaban todos drogándose o tomando en la esquina, que es como siempre nos pintan. Y ahí vimos que no estaban todos en cualquiera. A los que nos encontrábamos les preguntábamos qué hacían y algunos venían de la escuela, mucha gente adulta que se iba a la escuela nocturna, venía gente de trabajar y otros iban, había familias tomando mate en la vereda, chicos jugando a la pelota. Un montón de situaciones cotidianas que no salen reflejadas en los medios cuando hablan del barrio. También salimos a hacer entrevistas por todos lados: fuimos a la escuela de Santa Rosa, a Chalet a entrevistar a Martín Vaca, que tuvo una época medio fea en su vida pero pudo salir y ahora está trabajando en la radio y colabora mucho con los jóvenes de los barrios del oeste.
En una de las páginas de la revista se da cuenta de un robo y un tiroteo que habían sucedido en el barrio y que estaban en un medio de comunicación de la ciudad. Ante esto, Virginia aclara: “nosotros sabemos que esas cosas pasan acá, no lo vamos a negar, pero también pasan otras cosas que son buenas, positivas. Y por eso decidimos poner nuestra palabra en la revista, dar nuestro parecer sobre el tema. No somos todos igual, no quiere decir que porque alguien robe todos acá seamos ladrones”. Y Cecilia agrega: “nos dimos un espacio para reflexionar sobre todo eso. No vamos a ocultar que acá en el barrio pasan esas cosas porque no podemos ser irrealistas, pero también esta bueno ir un poco más allá y pensar qué se puede hacer con esos pibes, como se los podría incorporar a procesos como éste, como para que hagan otra cosa”.

El Birri, de todos
El centro cultural fue el lugar elegido como redacción y espacio de producción, con la intención de abrir el juego hacia otros sectores del barrio y a los grupos que ya funcionaban en ese espacio. En las obras de teatro comunitario que allí se desarrollan los viernes y domingos, El Birri le cedió a los jóvenes de la revista el buffet, para que con las ganancias puedan realizar la impresión del primer número.
El conflicto entre el centro cultural y la Municipalidad sucedió un día antes de que El Surco del Oeste fuera presentada en sociedad. “A nosotros, que hacía relativamente poco tiempo que estábamos acá, nos dolió ver la tristeza que tenía la gente que viene trabajando en el lugar desde hace años y que siempre nos dieron su apoyo. Por eso ese día salimos todos a juntar firmas por el barrio, como muestra de apoyo; y ahora seguimos acá, al pie del cañón”, dice Virginia.
El Birri se encuentra ahora en el ojo de la atención ciudadana y mediática, lo que puede traducirse en una buena oportunidad para mostrar todo aquello que sucede en la zona oeste y que no entra en la sección de policiales. “Queremos que la gente que lea la revista termine con la discriminación. Porque si uno se viste o habla de tal forma, ya te tildan, y si decís de qué barrio sos también. Salir del barrio con la revista creemos que ya es una forma de romper con esas cosas. Nosotros acá estudiamos, cuando se puede, y cuando hay, se trabaja. Nosotros que vivimos acá sabemos que los pibes quieren hacer otras cosas de sus vidas, pero si no está la posibilidad tampoco lo van a poder hacer solos. La invitación para sumarse a este proyecto está abierta para todos. Los jóvenes de acá y del resto de los barrios tienen muchas cosas para contar, y El Surco puede ser un buen medio para eso”.

Contactos

Para pedir El Surco del Oeste:
= Por Facebook: “Revista Surco del Oeste en El Birri”.
= En la librería “Del Otro Lado Libros”, 25 de Mayo 2889, Teléfono: 4565007.

Publicado en Pausa #110.

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