Comparamos los resultados de los censos de 2001 y 2010 en Santa Fe y Santo Tomé. La evolución demográfica regional abre a nuevas preguntas, contrastes y desafíos.
Por Juan Pascual
Infografía: Juan Curto para Barcelona Buró
Las variaciones intercensales muestran cómo fue el desarrollo demográfico en el territorio en donde se aplicaron los cuestionarios. Con los resultados del Censo 2010 en publicación, hemos procesado los datos de algunas variables que pudimos cotejar respecto de lo que arrojó el Censo 2001: acceso a cloacas, agua corriente y gas natural, posesión de piso de cerámico y de computadora en la vivienda, necesidades básicas insatisfechas y condición laboral. Los porcentajes fueron calculados sobre el total de habitantes al momento de cada censo.
Primero, preguntas: ¿se están yendo los santafesinos de su ciudad? ¿Cómo deberían diseñarse las políticas urbanas en coordinación con Santo Tomé (y la nueva ciudad, Rincón)? El crecimiento de la población en todo el país fue del 10,6%, mientras que en Santa Fe apenas orilló el 6%. Y, a la inversa, en Santo Tomé fue casi del 12%. Una gran estructura urbana, centralizada en la capital, se está conformando; la coordinación en materia de transporte y vías de tránsito se hace tendencialmente indispensable.
Segundo: la distancia que hay entre la mejora de las condiciones de vida individuales de los habitantes y el desarrollo de la infraestructura urbana (y cómo repercute en las vidas de los ciudadanos). Las coberturas de agua corriente y cloacas prácticamente no han variado en su alcance. De hecho, el aumento de población en nuestra ciudad superó al de la red cloacal y, por ello, si en 2001 el 53% de los habitantes de la capital provincial accedía al servicio sanitario, hoy sólo lo hace el 50%. A la inversa, se ha registrado un aumento destacable en la cobertura del gas, pero en ninguna de las dos ciudades se supera el 44%. En el caso del agua, el aumento en Santa Fe fue apenas del 2%; en Santo Tomé el crecimiento fue mayor, pero más del 20% todavía no accede a la red. El descenso en la cantidad de habitantes que viven en un hogar con NBI y la mejora en la estructura ocupacional corren en un sentido inverso respecto a este estancamiento demostrado en las otras variables.
En suma: crecimiento de expectativas individuales, por una mejora de las condiciones particulares, en contraste con un estancamiento en las condiciones de vida que han de ser sustentadas por la actividad pública, el Estado.
Publicada en Pausa #117, miércoles 17 de julio de 2013
Disponible en estos kioscos.