Los médicos, al hospital

Una resolución del Ministerio de Salud obliga a exhibir los
horarios de atención de los médicos del sector público, generando suspicacias.
Inmediata reacción de AMRA.
Por Milagros Argenti
“Instrúyase a todos los hospitales, SAMCos y demás centros
asistenciales de salud que funcionan en el ámbito de este Ministerio, a exhibir
en forma clara, precisa y a la vista, la planilla horaria de atención de los
profesionales médicos que prestan servicios en el efector”, ordena la
resolución nº 954 de la cartera sanitaria provincial. La respuesta de la Asociación de Médicos
no se hizo esperar: “publicar los horarios predispone a una reacción violenta
del paciente en caso de no localizar a un profesional”, afirmó el gremio médico
en un comunicado. Pero para el secretario de Salud, Miguel González, “nadie va
a hacer problema si sabe que efectivamente los turnos fueron cubiertos. La
situación de violencia se puede generar por otras cosas, no por esto”.
Conversación de sordos
Las diferencias surgen, entre otras cuestiones, por falta de
diálogo. Los médicos tienen de 24 a 44 horas asignadas, que cumplen de diversas
formas: en consultorios externos, haciendo pase de sala, instruyendo
residentes, etc. AMRA cree que el Ministerio pretende publicar la carga horaria
completa de los profesionales. Si ese fuera el caso, cuando un médico no está
atendiendo, el paciente podría pensar que aquél no está respondiendo a sus
deberes, cuando en verdad se encuentra desempeñando otra de sus funciones.
Según González, esa realidad está contemplada y las
planillas exhibirán solamente las horas de consultorio. “La idea es que los
hospitales pongan la información a disposición de la gente, visibilizar qué
médicos prestan servicios y en qué horario”, informa, aunque aclara: “Eso no
quiere decir que el turno esté disponible. Como en cualquier clínica privada,
donde la secretaria te dice si ese día te pueden atender o no”.
“Nosotros no tenemos problema en que nuestro nombre aparezca
en un pizarrón donde se sacan los turnos”, asegura Néstor Rossi, secretario
adjunto de AMRA. “Lo que no queremos es enfrentarnos con la gente porque se
ponga toda la carga horaria, ya que muchas veces esas horas están asignadas a
otras cosas”. Están de acuerdo, pero por la confrontación propia entre empleado
y empleador, no lo saben.
Incumplimientos
“Nos están discriminando. En un hospital no hay un solo
gremio. Si vamos a estar en cartelera, perfecto, pero figuremos todos
entonces”, se queja Rossi. González es contundente: “En el resto del sector
público no hay que pedir un turno electivo. Las tareas son de otro tipo, la
población no necesita saber cómo organizarse en su vida como cuando va a pedir
un turno”.
En el acta firmada el 21 de marzo pasado, el Ministerio se
comprometió a pagar suplementos para diversas guardias, a efectivizar a los
contratados y a otorgar el cargo de jefes de Servicio a personas que desde hace
años merecen ese reconocimiento. “Entonces, me están exigiendo por este lado,
pero hay mucho de lo acordado que nunca apareció”, dice Rossi. Además, desde
AMRA sienten que su labor no es valorada justamente cuando más se ponen la
salud pública al hombro y cuando mayor imprevisión evidencia el gobierno: en la
típica epidemia anual de enfermedades respiratorias.
“Sabemos que en junio se nos despelota la historia. Pero
sobrecargan al personal que trabaja con 400 pacientes por día y recién después
ponen el refuerzo… ¡Empecemos al revés, si todos los años pasa lo mismo! Tengo
derecho al zapateo. No creo que sea el momento para esta resolución. Ahora
estamos todos abocados a cubrir la epidemia, tratando de ayudar. Es difícil.
Quién tiene la verdad, no lo sé”, añadió Rossi.
Disponibilidad o imprevisión
Para AMRA, la exigencia del cumplimiento horario está
viciada por la discusión en torno a las horas “en disponibilidad”: aquellas que
no se cumplen en los lugares de trabajo, pero en las cuales los médicos deben
estar a disposición, dondequiera que estén. Por cada hora no efectiva en los
nosocomios se computan tres fuera de ellos. Puede resultar que un médico cobre
sin trabajar (porque no fue llamado) o que le toque en suerte atender en todas
sus horas en disponibilidad.
AMRA propuso este régimen para los médicos de localidades
pequeñas, que no son precisados con horarios fijos, sino que deben estar
accesibles para los vecinos los 365 días del año y a cualquier hora, porque son
los únicos en su zona de influencia.
Para el Ministerio, en cambio, esto debe aplicarse a la
totalidad de los profesionales. Según Rossi, en las ciudades con cobertura
hospitalaria, esto “es ridículo” y “busca cubrir la escasez de ambulancias y de
gente. No es así –critica–, poné más ambulancias o más médicos. No armemos el
viaje en vuelo. Seamos más prolijos. Lo de la hora en disponibilidad suena a
querer paliar un montón de otras cosas”.
Control social
El segundo considerando de la resolución 954 dice “que los
profesionales universitarios de la sanidad tienen los mismos derechos, deberes
y prohibiciones del personal de administración pública provincial; entre ellos
(...) cumplir íntegramente y en forma regular el horario de labor establecido”.
Así, el Ministerio de Salud termina admitiendo sus sospechas sobre los médicos
del sector público.
Sin embargo, esas sospechas son negadas oralmente: se habla
de derecho de acceso a la información y de control social. “Si la gente ve que
un profesional que tiene asignado un horario no dispone de él, va a pedir
cuentas”, argumenta González. Pero no es “la gente” sino el gobierno quien debe
pedir cuentas. Y si no confía en que los departamentos de Personal o Recursos
Humanos le van a dar la información necesaria, tiene que operar en
consecuencia, con toda firmeza. O deberá confrontar con los jefes médicos,
directores de hospitales o miembros de consejos de Administración. Sin embargo,
el Ministerio pone sus fichas en los pacientes.
—Plantear un control social, ¿no es reconocer que los
controles administrativos están fracasando?
—No, porque los controles normativos no son el único modo de
contralor –respondió González–. Cuando un maestro no cumple su tarea, hay
reuniones de padres que ponen en situación lo que al sistema no le es tan fácil
detectar.
—Pero por eso, si no es tan fácil detectarlo, ¿el ojo del
Ministerio no tendría que estar sobre los controles administrativos en lugar de
hacer foco en el control social?
—No se está poniendo el foco en el control social; se
dispone de mecanismos múltiples y uno de ellos puede ser perfectamente el
control social.
—Pasa que entre bueyes no hay cornadas y los incumplimientos
jamás se denuncian desde los consejos de administración. Al menos nunca se ha
visto un caso así.
—Y… es posible, pero no es tan simple. Son cosas que se
resuelven estrechando las posibilidades de ejercicio del control social. Y esto
se hace conociendo los derechos. La idea es poder visibilizar estas cosas. No
esconderlas.
Lo cierto es que es un secreto a voces entre el personal de
los efectores y entre los propios funcionarios de Salud que hay médicos que “se
hacen escapaditas” durante su horario en el sector público para atender
pacientes en sus clínicas privadas. Hasta el propio Rossi lo reconoce: “Todos
los hospitales saben quiénes son y conocen a cada uno de sus profesionales. Los
tenés extremadamente cumplidores y tenés los otros, que se te fugaron toda la
vida desde hace 30 años”.
—¿Pero quién le pone el cascabel al gato?
—El jefe de Servicio. Yo lo hago. Y es muy simple.
—Así es usted. Pero no todos sus colegas hacen eso.
—Bueno… no tengo idea –concluyó el dirigente gremial.
La pregunta, entonces, es quién tiene idea. Porque el
Ministerio no admite los verdaderos motivos de su resolución ni demuestra
coraje para ir contra los responsables y el gremio médico se mueve, como
siempre, corporativamente. En el medio quedan aquellos que hacen colas
interminables desde horas impensadas para conseguir un turno que obtendrán
mucho después de lo aceptable.
Publicada en Pausa #117, miércoles 17 de julio de 2013

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