El color de los sueños

Adelita fue tratada como una quinceañera antes de su fiesta:
belleza y fantasía viajera.
Por Pato Che
Hace unos años, cuando compartí con Daniel la idea de
recorrer el continente en una combi Volkswagen modelo 1977, mi amigo se
carcajeó de lo lindo. Pero su risa no escondía sarcasmo. Al contrario, contento
de participar de la locura, propuso algo que nunca se nos había ocurrido:
“cuando arranquen el viaje, pasan por Villahermosa y forramos a esa Adelita”.
Así que cuando el anhelo se hizo camino, me contacté con él
para ver si la propuesta seguía en pie. Como buen mexicano, Daniel mantuvo su
palabra, pero aún faltaba la aprobación de su mujer y socia, Lorena, quien
(como buena tabasqueña) es la que lleva los pantalones. Bueno, ambos los
llevan, pero digamos que mi amigo se siente más cómodo usando bermudas.
Por suerte, Lore no solo accedió, sino que su ojo publicista
lanzó una idea aun más loca: ¿por qué no vamos a la tele?
Imagen esférica
Dani y Lore se destacan del resto de los mortales por sus
superpoderes anfitriónicos, como lo pueden atestiguar las huestes de viajeros
que han invadido su casa, pero también porque pertenecen a una estirpe en
extinción: la creativus realis.
Y es que tras varios negocios fallidos, la pareja decidió
echarse un clavado en el tempestivo mar de la publicidad gráfica. Así que
armaron un par de computadoras en casa y combinaron los conocimientos
informáticos del hombre, con el buen ojo y los contactos de la mujer. Muy
pronto, el negocio empezó a crecer... y el espacio a apretar.
Adelita fue embellecida por Jaime y su hermano, dos artistas que hicieron realidad la promesa de hacer única la combi Volkswagen.
Pero no fue la cuestión espacial la que los obligó a buscar
una verdadera oficina, sino el ultimátum de la mamá de Daniel, doña Rosa, quien
agarró a una parejita de empleados con las manos en las masas.... corporales.
Lo cierto es que después de varios años –y empleados
cachondos–, el proyecto se convirtió en uno de los más grandes de la capital
del estado de Tabasco. Según mi opinión, su popularidad se debe a que tratan a
todos los clientes por igual, ya sea al gigante petrolero como al estudiante,
al artista o al curita de barrio, que se acercan a materializar ideas. Pero
para Daniel, la clave del éxito es mucho más simple: “cualquiera puede triunfar
en Villahermosa... ¡si se aguanta el calor!”.
Tierra caliente
Nuestro amigo no exagera. Cualquiera que haya visitado
Tabasco sabe que allá las estaciones son simples variantes del verano: cálido,
súper cálido y cálido con diluvio. Es tanto el bochorno, que para llegar
caminando a algún punto (si es que alguien se atreve al reto), hay que hacer
paradas obligadas en los cajeros automáticos, convenientemente climatizados.
Excepto por un zoológico deprimente, la capital de “los
chocos” ofrece muy poco para hacer. Por eso, uno de los pasatiempos más comunes
de los villahermosinos es ir de compras (o fingir el acto) en los incontables
centros comerciales.
Claro que hay algunos que llevan este hobby al extremo, como
el caso del ex gobernador Andrés Granier, quien reventó el dinero de los
contribuyentes en cientos de zapatos, miles de camisas y vinos de diez mil
dólares. Y para colmo, lo contó todo en una borrachera, que ya es todo un éxito
en YouTube.
Gracias a Tlaloc (Dios de la lluvia para los aztecas) los
días que nos tocaron en “Villa” fueron inusualmente frescos. Y si bien la
pileta, el aire acondicionado, la confortable cama y el internet inalámbrico
marcaron un fuerte contraste con nuestros días previos en el ejido, la sazón de
doña Rosa nos hizo sentir como en casa.
Hasta tuvimos el placer de practicar nuestro incipiente
ch’ol (variante de la lengua maya) con Sandrita, la ayudante de la familia,
quien es originaria de una pequeña comunidad chiapaneca. Hasta Chai, el miembro
canino del grupo, se hizo un lugar entre las mascotas del lugar.
Un toque de magia
Al ver que nuestros amigos diseñadores (mexicanos,
argentinos y europeos) nos fallaron con las propuestas para la nueva piel de
Adelita, el propio patrón de Esfera tuvo que sacar la varita mágica digital
para darle forma a los conceptos del rotulado. Tras dos noches de desvelo, el
diseño quedó listo para ser enviado a una mega impresora made in USA, pues en
estos menesteres, dice Daniel, la manufactura gringa supera a la de los chinos.
El resto lo hicieron Jaime y su hermano, dos verdaderos
artistas del wrapping, quienes poseen un talento que no solo les ayuda a
ganarse la vida, sino a encontrarle un sentido a ella. Puede que el altruismo
de Dani y Lore a la hora de contratar, lo paguen con creces las joyas que pulen
estos dos jóvenes virtuosos del papel.
Después de tres días de arduo trabajo que, por fortuna para
los brothers, se tuvo que hacer en la casa de los jefes (con tacos incluidos),
Adelita estrenó su nueva piel.
Fue entonces que el sueño, además de tomar forma, tomó
color. Y aun cuando el cazón mecánico de Adelita sigue siendo el mismo, la
frase “vamos de Alaska a la
Patagonia” suena menos descabellada.
Atrévase a soñar
“Mañana a las 7, salen en televisión”, soltó Lore, así sin
más. Horas más tarde, estábamos en camino hacia el noticiero estrella de la TV pública tabasqueña.
En el trayecto, los nervios se confundían con las risas. A
Robert, el susto recién se le bajó cuando “nuestro” asistente dio la noticia de
que podían entrar dos personas al estudio. “Solo hay dos sillas”, dijo.
No supimos si las demás sillas se las había llevado Granier,
pero resultó que tampoco había dos micrófonos inalámbricos. El único que había
fue colocado sobre la cintura de Emma, quien lucía radiante con una blusa
tsotsil (etnia indígena de Chiapas).
Una vez en el plató, empezaron las preguntas, las cuales
comenzamos a contestar sin saber que ¡aun no estábamos al aire! Quizás por eso,
el aggiornamiento fue más eficaz, ya que luego abundaron los chistes y las
risotadas.
Ya en el aire, en medio de señas fallidas para que miremos
hacia la cámara correcta, la pareja de conductores le dio la bienvenida a Polo
a Polo a la caja boba.
Los periodistas se mostraron entusiasmados con el proyecto y
enseguida largaron una serie de piropos hacia Adelita, pero luego las preguntas
giraron hacia el plano económico: “¿Y cómo se solventan?” (siempre es la
pregunta del millón). Entonces, convencidos más que nunca por lo que vivimos en
el primer tramo del viaje, comenzamos a hablar sobre el poder de los deseos.
Fue así que la palabra “sueño” salió flotando del estudio y
se coló contagiosa por las señales electromagnéticas, confirmando que este
sueño no es solo nuestro, sino de todos aquellos que creen en nosotros y a
quienes empujamos a hacer realidad los suyos.
Al final, Adelita se fue de Villahermosa no solo con una
imagen nueva, sino cargada de una misteriosa energía que le añade potencia a
nuestro motor onírico.
Publicada en Pausa #123, miércoles 9 de octubre de 2013

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