La cultura popular ganó la Mitre

Por 12 años más El Birri seguirá funcionndo en la vieja
Estación Mitre. El comodato firmado con la Municipalidad y su
relación con el intento de desalojo del 15 de febrero.
“La
Municipalidad cede gratuitamente a El Birri, y éste
formalmente acepta, el uso de las partes de la Ex Estación
Ferroviaria Mitre”. Así comienza la primera cláusula del contrato de comodato
que acordaron el Estado local y la Asociación Civil Centro Cultural y Social El
Birri, firmado el viernes 25 octubre, después de un extenso período de
audiencias que comenzó cerca de un mes después del intento de desalojo del que
participaron fuerzas policiales, la
Guardia de Seguridad Institucional y varios funcionarios del
municipio.
El diálogo fue llevado adelante por representantes del
plenario de El Birri (la organización toma sus decisiones a través de
instancias horizontales de discusión) y por funcionarios como la concejala
electa Adriana Molina y el secretario de Cultura Damián Rodríguez Kees, el
fiscal municipal, Esteban Gaggiamo y la subsecretaria de Legal y Técnica, María
Martín.
“Negociación no es la mejor palabra: demostramos que El
Birri se usa de manera exclusiva para la actividades de este lugar, que son
culturales, sociales, políticas. El proceso fue demostrar eso, y no sólo en una
oficina sino en la calle. En la oficina se devolvió un reconocimiento posible
desde el Estado. El Birri es un proyecto, lo enfatizamos desde el 15 de
febrero, por cien años de cultura popular”, apreció Manuel Venturini, uno de
los integrantes de El Birri.
Mediante sucesivas movilizaciones y con el apoyo de una
Multisectorial, el Centro Cultural hizo fuertes sus posiciones a través de la
recuperación inmediata del espacio, tras los hechos del 15 de febrero, y
reuniendo a los colectivos militantes de la ciudad, quienes hacen de la vieja
estación un lugar propio. “Los que estuvieron acá son todos los espacios en
lucha: estudiantiles, laburantes, de los barrios... Una gran construcción de
poder popular en la ciudad. Uno puede ser consciente de que se está
construyendo poder, pero hasta que no lo pone a prueba realmente no tiene la
certeza. Aprendimos que lo que estamos haciendo vale: esto fue una gran
reafirmación”, festejó Venturini.
Los detalles
El nuevo comodato supera lo que estaba estipulado en la
convenio anterior. Si antes el plazo de la cesión de la Mitre era de cinco años, hoy
es de 12: habrá Birri al menos hasta 2025. Además, todos los espacios de la
estación, planta baja y alta, serán gestionados por la Asociación en función
de sus actividades (antes, el hall central era de uso compartido). Se fijaron,
además, horarios para el funcionamiento nocturno: de domingos a jueves hasta
las 23.00, viernes hasta la 1.00 y sábados y vísperas de feriados hasta las
2.00. Hay una puerta abierta a la madrugada, a partir de la solicitud de
autorización ante la
Secretaría de Control.
Además, se establece la articulación de una Mesa de Gestión
Conjunta para el reacondicionamiento edilicio. Esta mesa estará compuesta por
equipos técnicos de El Birri y el municipio y tendrá autoridad sobre los
proyectos de refacción, los cuales quedarán a cargo presupuestario del
Estado.
La marcha del 21 de febrero a la Municipalidad convocó a más de tres cuadras de personas. Así comenzó el camino al nuevo comodato.
“Esta estación tiene más de 100 años y no se le ha hecho
nada en la cuestión estructural durante muchísimo tiempo. Hay muchos puntos por
donde arrancar”, explicó Ángel “Lalo” Liberatti, de El Birri. Venturini
continuó: “Nosotros conservamos los picaportes originales, los baños
originales, acá se ha cuidado todo. Lo que necesitamos ahora es ir
acondicionando lo que el edificio no resiste y que necesita muchos más
capitales que los que una organización social puede producir. El principio es
adentro, cuestiones relativas a un edificio que está desgastado. Mucho después
vienen las cuestiones estéticas, que también se tienen que dar desde los que lo
habitan, desde los vecinos del barrio y no desde un ‘artista’ o arquitecto que
viene de afuera a decir cómo se pinta el frente”.
—¿Cuál es el rol de los técnicos de El Birri en esa Mesa?
—La Mesa
fue una propuesta que vino desde El Birri, que con su historia dentro del
edificio lo conoce, lo viene trabajando desde hace mucho tiempo para sus
actividades. Las organizaciones tienen sus propios equipos técnicos, que son
igualmente capacitados que los estatales y que tienen la ventajas de conocer el
funcionamiento interno. La restauración que se le puede dar a un centro de
convenciones es entendible porque ocupa un lugar fundamental en la lógica y la
estructura del Estado; esta Estación hoy está llevada adelante por una
organización social, y esa es una lógica que el Estado no comprende. Planteamos
igual participación para nuestros equipos técnicos, porque todos queremos que
el edificio esté en mejores condiciones, pero siempre y cuando se respeten las
lógicas de la organización.
Para adelante
La estación tiene la temperatura refrigerada propia de los
sótanos, frente al solazo de la siesta de noviembre. La planta baja está vacía,
la hamaca de trapecio pende muerta y una gata blanca come de un platito. En la
planta alta, dentro de la habitación del Centro de Documentación Rojo y Negro,
Venturini y Liberatti analizan la naturaleza de las relaciones entre las
organizaciones horizontales y el Estado.
“Lo que hacemos es lo que hizo que un montón de gente salga
a defendernos, y lo que hacemos obliga al Estado a reconocer el trabajo que se
hace acá. La organización fue creciendo, demostramos que el Birri es
fundamental para la ciudad, que existe, que tiene mucho recorrido y que no se
puede parar. El del comodato fue un proceso duro porque el Estado no reconoce
este tipo de procesos organizativos. Sea cual sea el nivel de Estado, esto no
es particular del gobierno municipal. Todos los niveles del Estado pueden
querer quitarle a las organizaciones sociales su lugar de trabajo. Hoy, hemos
podido demostrar que el desalojo no es posible”, sentenció Venturini, mientras
que Liberatti apreció que “el proceso fue reforzar las cosas por las que nos
podemos quedar en el lugar. Reforzar y hacerlas visibles. Después, el comodato
es una herramienta. Lo más costoso del proceso en sí fue hacer visibles las
razones por las que queremos quedarnos en la Estación Mitre”.
Durante los últimos meses, el desgaste para la gente de El
Birri fue mayor. Sin embargo, ya se encuentran organizando el cierre anual de
los talleres de niños y adultos y trazando las líneas del próximo Carnaval.
Ahora es el tiempo de retomar la tarea y hacerla crecer, por los primeros 15
años de los futuros 100 de cultura popular.
Publicada en Pausa #125, miércoles 6 de noviembre de 2013

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