Remontando oportunidades

Barriletes nació como una revista de calle y hoy, 12 años y
155 números después, es un espacio cultural, educativo y solidario consolidado,
con un creciente trabajo territorial.
Por Ileana Manucci
A principios de 2001 la crisis –que estallaría en diciembre–
comenzaba a profundizarse, vaciando los platos de comida y llenando la calle de
niños, adolescentes y adultos sin futuro a la vista. En ese contexto, en
Paraná, un grupo de amigos, varios de ellos vinculados al quehacer gráfico,
lograron vincular esa pasión por las revistas y la comunicación con la ayuda
solidaria.
“Nos motivaba el ver tantos chicos en la calle, pidiendo, a
toda hora y en todo lugar”, dice Juan Casís, uno de los fundadores de Barriletes.
“En ese momento, una compañera se encuentra en Córdoba con la revista La Luciérnaga y ahí
pensamos que podíamos hacer lo mismo acá en Paraná. La idea durmió un par de
meses y para el 11 de agosto ya teníamos el primer número”.
La Asociación Civil festejó con torta y velitas un trabajo que hizo de la comunicación una herramienta vital para los niños paranaenses.
Casís explica cómo funciona Barriletes: “Nosotros tomamos el
modelo de las llamadas revistas de calle. Básicamente, el vendedor compra la
revista a su precio de costo y la vende al precio de tapa, quedándose con esa
ganancia. Nuestro objetivo siempre fue que la revista sustituya a la limosna,
algo que la verdad no pudimos lograr porque la realidad, sobre todo de aquel
momento, nos sobrepasaba. Pero si pudimos constituirnos como una ayuda más, no
asistencialista porque nunca regalamos nada, para esas familias que salían cada
día a la calle a ver como se ganaban el pan”.
La publicación se convirtió así en un ingreso digno para
quienes atravesaban, y atraviesan, diferentes situaciones ligadas a la pobreza
(desocupación, vulnerabilidad social, cirujeo, changas, limosnas), y constituyéndose
como un medio de comunicación que aborda esas temáticas, se propone
sensibilizar la mirada de la opinión pública.
—¿De qué edades son los vendedores?
—Cuando arrancamos con la revista en 2001 no hacíamos
discriminación por edad, si venía un pibe de 5 años que estaba vendiendo
estampitas a las 3 de la mañana, nosotros lo aceptábamos, pero era el 2001. Hoy
tomamos un montón de cuidados y recaudos a la hora  de incorporar un vendedor, sobre todo por ese
tema de la edad, pero en aquel momento el objetivo era parar el incendio, hacer
algo. Entonces, a los chicos que querían vender los hacíamos venir con los
padres, tratábamos de que sean los padres o hermanos mayores los que hicieran
las ventas y además también teníamos todo un equipo de asistentes sociales,
educadores, que iban visitando las casas, charlando con las familias, siempre
para trabajar con la mayor seriedad y el menor riesgo posibles.
Barriletes sale de forma ininterrumpida desde hace 12 años,
de manera mensual y con 155 números en su haber. Con una tirada promedio de dos
mil ejemplares, hoy unas 50 familias venden la revista por toda la ciudad. Al
interior de sus páginas abundan los temas culturales y sociales del ámbito
local, así como secciones de humor, literatura y entrevistas, entre otras
cosas. “Es una revista chica, que nos gustaría que tenga más páginas o sea a
color, pero hoy esto es lo que podemos financiar y eso es lo importante, porque
más allá de la comunicación esta revista es una alternativa de trabajo”, dijo
Casís.
Una revista y mucho más
El crecimiento y la consolidación de la revista fue haciendo
propicio el terreno para avanzar en otros espacios y líneas de acción que
atendieran a la promoción integral de los jóvenes en lo social, educativo y
cultural.
En 2007, la asociación mudó su sede, la cual estaba a pocas
cuadras del centro de Paraná, a una zona un poco más alejada. Así como dicha
mudanza tuvo consecuencias en el vínculo con los vendedores del barrio
originario, abrió un nuevo panorama en cuanto a ese trabajo social, educativo y
cultural que Barriletes estaba intentando desarrollar.
—¿Cómo fue la recepción en el nuevo barrio?
—Cuando mudamos la sede nos pasó que los chicos del barrio
que está acá cerca, el Paraná V, que pasan todo el día en la calle, se fueron
acercando cuando vieron que había circo, batucada. Ahí vimos que era posible
expandir y profundizar esto de las actividades educativas. Después tuvimos
algunos inconvenientes también, algunos robos, amenazas, que nos llevaron a
parar un año con las actividades que hacíamos acá y desarrollarlas en otro
barrio cercano, Villa Mabel. Este año volvimos a reabrir los talleres y
espacios y ha sido muy fuerte el laburo con chicos y adolescentes, con más de
10 o 12 talleres funcionando. Y más allá de los objetivos que persiga cada
taller, el objetivo primordial siempre es que los chicos se expresen y jueguen,
que aprendan a convivir; creo que lo más valioso que podemos mostrarles y
darles es cariño y respeto, que es algo que no todos los días ellos tienen.
A lo largo de estos años, Barriletes ha ofrecido talleres de
cine, percusión, circo, cerámica, guitarra y huerta. En estos momentos, unos 50
chicos y chicas, de todas las edades, participan de los talleres de batucada,
radio, cerámica, herrería, dibujo, mediación de lectura para niños y títeres,
entre otros.
Barriletes al aire
Gonzalo Cornaló es vocal de la Comisión Directiva
y uno de los talleristas de Barriletes, además de uno de los impulsores de la Radio Comunitaria
FM Barriletes.
—¿Cómo nace la radio de Barriletes?
—La radio nace luego de que participamos del Primer
Encuentro de la Red
Nacional de Medios Alternativos, en Buenos Aires, donde el
desafío era que la organización tenga las herramientas teóricas y prácticas
para realizar su primer transmisor, súper casero y mínimo en potencia. Quedé
fascinado con ese concepto de comunicación y con la radio como una herramienta
para el bien común. Volví de ese encuentro y estábamos todos muy entusiasmados,
así que preparamos el lugar, pusimos la antena e hicimos la primera transmisión.
Por dos años estuvimos con ese transmisor casero y después pudimos conseguir un
mejor equipamiento.
“Todavía nos faltan muchas cosas y seguimos aprendiendo”,
reconoce Casís, “pero por lo menos la radio está funcionando y el barrio
comienza a apropiarse de ella. Desde la vecinal, cuando tienen que anunciar
algo, vienen acá y saben que tienen el micrófono abierto siempre, o ahora que
se va a hacer una marcha en el barrio por el tema del abuso de niños, acá
hacemos los spot y la difusión”.
 
El sueño de la casa propia
En el horizonte de los proyectos de la Asociación está el
volver al barrio de origen y en una casa propia, ya que el gobierno de la
provincia les cedió hace algunos meses un terreno sobre el que prevén edificar
la nueva sede.
“Hicimos un proyecto que incluye lo que es hoy Barriletes
pero también a lo que aspiramos que sea, un espacio para la cultura solidaria,
bien preparado, con una radio equipada. Ahora estamos buscando el
financiamiento para la construcción de la casa, tramitándolo con el gobierno
provincial, algunas empresas y más adelante también pediremos la colaboración
de la sociedad, que estamos seguros que una vez más apoyará este proyecto que a
lo largo de estos años a podido conseguir un amplio consenso, el cual nos habilita
a pensar que vamos a lograr la construcción de la casa con la ayuda de todos”,
concluyó Casís.
Publicada en Pausa #125, miércoles 6 de noviembre de 2013

Disponible en estos kioscos

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