Una cerveza con Tabaré

Rock, murga, luna y charla con el artista uruguayo Tabaré Cardozo.
Por Gastón Chansard
Fotos: José David
El tipo esta ahí, sentado en la punta de una mesa donde hay
músicos, cantantes, un rector universitario y algún que otro colado con
permiso. En un lugar especial de un bar santafesino, el tipo de ojos pequeños y
mirada profunda termina de tragar un pedazo de carne, se sirve un poco más de
cerveza negra, se para, estira su mano derecha mientras con la izquierda
sostiene el vaso, y se presenta: “hola loco, Tabaré”.
El músico, el letrista, el murguero, el rockero, el
militante, el futbolero analítico, el hincha de Nacional y de Huracán Buceo, el
que llegó por primera vez a Santa Fe como solista para actuar en la explanada
de la Facultad
de Derecho de la UNL,
el uruguayo Tabaré Cardozo. El tipo se presta a compartir un rato de la
madrugada en el patio de ese bar. Cerveza en mano, bajo la mirada de una luna
que pedía fotos, una de las voces más importantes de la música oriental le
confiesa a Pausa, entre tantas cosas, que Pepe Mujica es el mejor presidente
que conoció, o que está “en una etapa de transición musical, pasando de la
murga canción a la murga rock”.
“Este 20 de octubre nos metemos a grabar el nuevo disco,
tendrá 15 temas y se va a llamar Malandra”, y con ese mismo nombre saldrá a dar
batalla el corte de difusión antes de fin de año: “El disco va a tener rock,
ska, punk rock, y murgas candombeadas algo distorsionadas, y un reggae”.
Explica que “no es nada muy lejano a lo que yo estoy haciendo, pero sí más
concentrado, porque tengo varias canciones rockeras repartidas en discos que
tienen muchas variantes, pero no tengo un disco donde habiten todas canciones
de rock”. Cardozo, con sus 42 años a cuestas, va y viene con la música, es
aquel botija que a los 9 años jugaba a ser murguista, el que en la adolescencia
escuchaba AC/DC y Maiden, y el que luego comenzó con las murgas, primero con
Falta y Resto en el 94, Contrafarsa, Eterna Madrugada, La Clarinada, tres años de
director de Curtidores de Hongos y uno de los cerebros de la murga joven
Agarrate Catalina, cuatro veces ganadora del Carnaval. Y como si fuese poco
llegó a grabar con el gran “Canario” Luna.
“Las canciones son un conjunto de estados de ánimo
recopiladas en un determinado tiempo”, así intenta expresar lo que viene. “Las
letras de este disco son muy introspectivas, de cambios, de romper esquemas. Hay
un tema que se llama ‘Hoy parece’, que en el estribillo dice tiene que haber en
mi azotea otra manera de pensar, estoy buscando y aunque no me vea, se que
estoy acá. Mi urgencia es meter el cerebro en la licuadora y empezar a pensar
diferente”.
Tabaré afirma que “su” murga es Agarrate Catalina, “la que
armó mi hermano (Yamandú) y yo me subí al carro. La Catalina fue una idea de
Yamandú y sus amigos, que casi todos eran utileros de distintas murgas”. De
todas tuvo un gran aprendizaje, “hasta de las que me fue peor en el concurso.
Con la Contrafarsa
fue la primera con la que gané, La
Falta y Resto era la murga de la que yo era hincha: sabés lo
que fue salir con el Flaco Castro y todos esos titanes, con la Eterna Madrugada
salimos penúltimos, pero salí con Roberto García, Tarzán. Con la Clarinata no ganamos
nada, pero salí con Canario Luna y gané con Curtidores como director”.
El griterío de la sobremesa después de un show se hace
sentir. El cantante le pide, con mucha suavidad, que bajen un poco “la tuba” porque
está dando una nota, y afirma: “Venir a la Argentina siempre está mortal, es el único lugar
en el mundo donde entienden nuestro lenguaje murguero, es como encontrar a un
hermano gemelo que no conocías y vive en otro lado; además acá no está la parte
mala del Uruguay, que es la competencia, la futbolización del asunto. Acá la
misma gente que va a ver a Asaltantes con Patentes va a ver a Los Curtidores, a
La Falta o a La Catalina”.
“Estoy ahí, ya sé que no pero yo estoy ahí, sí el tipo de la
radio me lo cuenta, remonto en cada gol una cometa, ya sé que no pero yo estoy
ahí”, dice una parte de la letra de “El tipo de la radio”, o “Barbosa”, la
canción que recuerda al arquero de Brasil en el Maracanazo uruguayo de 1950.
Con tantas huellas futboleras en algunas de sus canciones y más de un cuplé
escrito para las murgas sobre el tema, en algún momento la charla se traslada a
un campo de juego. Tabaré estira su torso hacia atrás, vacía el vaso de cerveza
y tira: “Es raro lo que me pasa con el fútbol, porque me interesa muchísimo, lo
sufro y lo siento de una manera muy emocional, pero no me sale cargar a otro y
entrar en esa locura que veo hoy”. Acto seguido intenta encuadrar la idea en su
propia historia, “mi viejo es hincha de Nacional y cayó en cana en la época de
la dictadura como preso político. Yo no tenía camiseta ni nada, no se había
preocupado por hacerme hincha. Quedé en manos de mis abuelos, tanto el paterno
como el materno eran hinchas de Peñarol, pero ellos, unos capos, sabiendo que
mi viejo es de Nacional, y que en algún momento iba a salir en libertad, no le
iban a quitar esa oportunidad de llevar a su hijo a la cancha, entonces los
viejos me hicieron hincha de Huracán Buceo. Creo que desde ahí empecé a mirar
de otra manera al fútbol, más sanamente, como un juego en el que todos queremos
ganar, pero sin odiar al otro y toda esa gilada del aguante”. El padre salió en
libertad, el botija se hizo hincha de Nacional, pero tiene un profundo cariño
por el club del barrio (Buceo) que lo vio nacer.
Con su bombín y su banda, Tabaré Cardozo deliró a la multitud en el festejo por los 94 años de la UNL.
La música, luego de tomarse un respiro en la charla, vuelve
con otra declaración que sale del alma: “Las canciones que a mí más me gustan
no son las que más le gustan a la gente. Por ejemplo a mí me gusta “El padre de
la nena”, pero no encuentro el lugar indicado para cantarla porque sé que
embolaría a la gente. O ‘La escalinata de la vanidad’, que la revista Rolling
Stone la puso entre las cien mejores canciones de la historia de la música, y
otras que no canto y me gustan como ‘La calma del alma’ o ‘Biografía de mi
barrio’. Pero también quiero destacar que disfruto mucho de los hits porque es
un momento muy lindo del show”.
Tabaré vivió la dictadura con padres y tíos presos. Uno de
ellos llegó a estar desaparecido y luego apareció: “Yo agradezco que en mi
familia estén todos, que mis abuelos se hayan muerto viendo a sus hijos en
libertad y bien de la cabeza, después de todo el daño que a estos países del
cono sur nos hicieron los milicos”.
Y el momento de Pepe Mujica llega a la conversación, ya muy
relajado y sacando pecho, el montevideano eleva la voz para afirmar que “Pepe
nunca defraudó, es un fenómeno, es un crack, es el mejor presidente que
conozco”. En su momento, por envidia o por la misma competencia, en Uruguay se
la catalogó a Agarrate Catalina como la murga oficialista, apuntándole al
espíritu murguero, ese que sabe de crítica, reclamos y discursos plagados de
ironía, inteligencia y gran sentido del humor. “Si La Catalina es oficialista,
todas las otras murgas también, porque todos somos de izquierda, no hay murgas
de derecha, y todas apoyan al gobierno, y todas votaron al Pepe, pero como al
Pepe le gusta La Catalina,
tá, esta es la murga del gobierno dijeron”. Y va por más sin pelos en la
lengua, “si algún día el Pepe se equivoca lo vamos a criticar, el gobierno se
equivocó en algunas cosas y feo, por ejemplo lo de Derechos Humanos no está
bien resuelto, pero el Pepe no es el indicado para resolver ese tema, porque
estuvo preso 14 años y no puede ser juez y parte”. La inseguridad también le
preocupa a Tabaré y dice que “no es un tema de los de derecha, es algo real en
el Uruguay. Y en el tema ‘Malandra’ hablo de esto”. En La Catalina, Tabaré escribió
un cuplé donde se puso el traje de la marginalidad (“Soy parte de un negocio
que nadie puso y que todos usan, es la ruleta rusa y yo soy la bala que te
tocó”). Y sobre ese cuplé cuenta que hicieron una versión rockera con No Te Va
a Gustar, “La Violencia”.
La charla llega al final y las comparaciones entre Santa Fe,
Rosario y Montevideo están para que el letrista la agarre picando y la clave en
un ángulo: “Imaginate si en Rosario hubiera tantas murgas como hay en
Montevideo desde hace un siglo, el Negro Fontanarrosa hubiese sido libretista,
Fito compositor y el Negro Olmedo cupletero. Cuando leo a Fontanarrosa digo que
ese tipo tiene que ser uruguayo, porque nosotros escribimos exactamente lo
mismo, pero peor”. Y remata: “Me regalaron un libro del Negro que está recién
salido, y en uno de los primeros cuentos dice: al tipo que nunca le pegaron un
pelotazo en los huevos no sabe nada de fútbol, dijo el doctor. ¡Es un genio!,
la concha de su madre, ¿por qué se fue?”.
“¡Vamo arriba!” dice el cantor, hay un brindis con cerveza,
se cruzan abrazos, y esa noche también se fue.
Publicada en Pausa #124, miércoles 23 de octubre de 2013

 

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