Unión, un año en rojo

Por Gastón Chansard
Cuando comenzaba el año, la gran mayoría de los que componen
el extenso mundo del fútbol argentino preveían un futuro muy oscuro para Unión.
Las pésimas campañas de Kudelka y Pumpido en la segunda etapa del año 2012
habían dejado al equipo en terapia intensiva. El año que estamos despidiendo
comenzó con un nuevo director técnico: Facundo Sava, un entrenador con muy poca
experiencia que intentó darle una identidad de juego que se plasmó en algunos
pasajes de Primera División, pero que no fue lo suficientemente sólida como
para conseguir los resultados necesarios y así evitar el descenso.
La idea ofensiva que supo transmitir el Colorado ganó
rápidamente la aceptación del hincha y de muchos periodistas deportivos. Con la
cruz sobre la espalda (7 puntos y todo un torneo sin ganar), el DT se jugó al
todo o nada en el planteo táctico y estratégico, provocando de esa manera que
Unión sea un equipo absolutamente desequilibrado, con una enorme intención de
tratar bien la pelota y proponer en todas las canchas el ataque como única
condición de juego. Los números condenaron a Sava –al igual que a Kudelka y
Pumpido a lo largo de la temporada 2012-2013– con el último lugar en la tabla
de posiciones, la misma posición en la que terminó el 2012, con 17 goles a
favor y 31 en contra. El discurso de Sava alcanzaba para que Unión se fuera
despidiendo de la categoría casi con la misma naturalidad en que cada mañana
sale el sol. Desde las tribunas del 15 de Abril bajaban tibios aplausos y pocos
silbidos para un plantel que le regaló al pueblo tatengue la peor campaña en la
historia de Unión en Primera División: 24 puntos en 38 partidos, apenas el 21%
de las unidades que estuvieron en juego.
Desde el banco, Facundo Sava se fue al descenso y, en la B, no le encontró la vuelta.
La única alegría llegó la semana posterior al certificado de
descenso que llegó en la cancha de San Lorenzo, cuando a puertas cerradas Unión
se quedó con el clásico más triste de toda la historia. El 1 a 0 con el penal
de Lizio apenas sirvió para que el dolor fuese más leve y quizás, para que Sava
mantenga un relato equivocado en el que supo embarcar a la cúpula de la
dirigencia, a miles de hinchas y a muchos periodistas.
Los dirigentes confiaron en él para armar un nuevo plantel
con el objetivo de ascender de manera urgente. Nuevamente, el liderazgo de Luis
Spahn no estuvo a la altura de las circunstancias: el equipo jugó bien en muy
pocos partidos y Unión terminó el 2013 en la Nacional B con 9
partidos sin ganar, noveno y a 10 puntos de Independiente, el último equipo con
posibilidades de ascenso.
Con ese panorama la directiva tatengue decidió despedir a
Sava y, en menos de una semana, contratar a Leonardo Madelón.
Por donde se lo mire, el año de Unión fue muy malo. La
palabra descenso se repitió en la historia rojiblanca y en este receso quedó en
una posición incómoda para un club que debería ser uno de los principales
protagonistas en la máxima división de ascenso.
Publicada en Pausa #128, miércoles 18 de diciembre de 2013

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