Última mirada

La calle, por José Luis Pagés
“Para el Coronel es un crimen más”, dice  el ayudante. Él agita el tanque de revelado.
Chapaleó en el barro y apartó ramas de espinillos con las manos duras de frío.
Cuando llegó a la escena, la primera actriz yacía muerta, con el cuello
retorcido. Los uniformes negros del grupo Monserrat cerraban un círculo, el
médico hacía anotaciones en un papel. Cumplió con su rutina, pero se agachó y la Nikon enfocó los ojos de la
difunta. Quizás el madrugón había valido la pena.
Ahora ajusta la ampliadora. El ayudante del Coronel se
acerca. “¿Quién es?”, “Una piba que buscaron en Santoto toda la semana. Vivía
cerca de las casas esas…, por calle San Martín, pero la tiraron en Corrientes y
Sarmiento”. “¿Propia tropa?”, “Violación y muerte, fotos para el juez”.
Pero ahora, él quiere saber si es cierto que los ojos de los
muertos guardan un último registro, como escuchó decir. “Me quedo con una
imagen”, dice. “Vamos”, urge el ayudante, se larga el Mundial. Pega la copia
mojada sobre los azulejos y enciende la luz amarilla, los ojos desorbitados lo
miran, pero no dicen nada. Decepcionado vuelve al ayudante: “Llevá todo”. El
otro asiente. “¿Pasamos la ronda?”. Toma un sobre y apunta: 01/06/78, Santo
Tomé.
Publicada en Pausa #132, miércoles 23 de abril de 2014

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